Cd. Victoria, Tamaulipas.- Si Doña Amalia González Caballero viviera, seguramente les diría: “No, gracias, ya no”.
Y es que esta mujer, aún después de muerta, ha tenido muchos “sufrimientos” y las autoridades la han traído de “paseo” entre el Distrito Federal y Tamaulipas.
Este miércoles, en un evento luctuoso que presidirá el Gobernador Egidio Torre Cantú, los restos de Amalia serán despedidos de Tamaulipas para ser inhumados en la Rotonda de las Personas Ilustres de la ciudad de México, o Panteón de la Patria, como se le conoce.
Ojalá, ahora sí, sus huesos descansen para siempre allá.
Veamos por qué.
Amalia falleció el tres de junio de 1986 en la gran capital donde fue inhumada inicialmente.
En la administración del Gobernador Eugenio Hernández Flores, sus huesos fueron desenterrados y trasladados a ciudad Victoria para rendirle homenaje perenne en la Rotonda de los Tamaulipecos Ilustres que se había creado en 1998.
El traslado se hizo el 22 de noviembre del 2006 en un avión comercial; por la tarde se le rindió homenaje en el Palacio de Gobierno y el Centro Cultural Tamaulipas, y se le dio alojo en la Rotonda un día después.
Los oradores dijeron que, ahora sí, la diplomática y primera subsecretaria en el gobierno mexicano descansaría en paz y para siempre, bajo la llama perenne que a sus hijos más preclaros mantiene el pueblo de Tamaulipas.
Pero no fue así.
En julio de ese mismo año, después del 20 aniversario de su fallecimiento, su hija Beatriz solicitó a la Secretaría de Gobernación y al Presidente Vicente Fox que los restos de la profesora fueran radicados en la Rotonda de las Personas Ilustres por los grandes servicios prestados al desarrollo de nuestra patria.
Por aquello de la equidad de género, Fox acababa de cambiarle el nombre (febrero del 2003) al cementerio. Se llamaba Rotonda de los Hombres Ilustres.
A partir de ahí comenzaron a “entrar” mujeres, y a la fecha van seis, y siete serán con Doña Amalita.
Pues bien, el Consejo Consultivo de la Rotonda tomó la decisión el 21 de enero del 2010 de otorgar a la profesora Amalia y al pintor Edmundo O´gorman, “un sepulcro de honor en el más alto panteón de la Patria” (ingresan de par en par, hombre y mujer).
La propuesta fue enviada al Presidente Felipe Calderón, quien firmó el respectivo acuerdo el 31 de enero del 2011.
De todas maneras, el Diario Oficial de la Federación lo publicó hasta el cuatro de febrero del 2011.
Los huesos de O´gorman si fueron enviados a la Rotonda, ubicada en el Panteón Dolores (delegación Cuauhtémoc), mas no así los de Amalia ¿por qué?.
Nunca se dio explicación, aunque notas periodísticas del Distrito Federal señalaban que fue por falta de presupuesto: La Secretaría de Gobernación no quería gastar un millón 400 mil pesos que costaba la construcción de instalaciones y el traslado de los huesos de la maestra tamaulipeca.
Pues bien, casi tres años después del acuerdo del respectivo consejo –Francisco Blake Mora, secretario de Gobernación; Guillermo Galván Galván, Defensa; Francisco Saynes Mendoza, Marina; Alonso José Ricardo Lujambio, de Educación- parece que el gobierno federal ha dispuesto los recursos para que los restos de la insigne tamaulipeca sean devueltos al Distrito Federal.
Ojalá y ahora sí descanse para siempre.
Si más tardan en cumplir el acuerdo, Doña Amalia no encuentra “lugar” en la Rotonda, puesto que ya existen los huesos de 111 personas (seis mujeres; para este año debe entrar María Izquierdo) y aquello está por saturarse.
El dato histórico dice que dicha sección del panteón fue creada desde el año de 1872 y en los últimos sexenios ha visto incrementada su “clientela” con el ingreso de mucha gente, sobre todo políticos y artistas de cine.
Bueno ¿Amalia es la única tamaulipeca? Claro que no.
Otra referencia dice que ya está por ahí el general Juan José de la Garza, quien fue militar y ocho veces Gobernador de Tamaulipas, fallecido en 1893.
Mas tarde fue honrado en el Panteón de la Patria Don Manuel González Flores, ex presidente y militar, mujeriego y bebedor, de quien se ha sugerido montarle el primer gran altar de la corrupción en México.
Solo resta agregar que, ahora sí, Doña Amalita descanse para siempre.
Si viviera seguramente ya estaría otra vez muerta al saber que el gobierno de Calderón no quería poner el casi millón y medio de pesillos par regresarla al DF. Sus huesos apenas “vivieron” seis años entre los tamaulipecos y en particular los victorenses.
En otros temas, mire que el desfile revolucionario efectuado este martes en ciudad Victoria fue el más espectacular, el más vistoso y concurrido de los últimos tiempos.
Tuvo una duración de cinco horas, desde las nueve a las 14:00 horas en que el Gobernador Egidio Torre Cantú, colaboradores de su administración y representantes de los poderes Legislativo y Judicial, estuvieron atentos al desarrollo del evento.
Hubo desfiles y eventos en los 43 municipios y el reporte fue de “sin novedad”. Todo transcurrió como estaba previsto, en paz y tranquilidad.
Y este miércoles tiene actividad el Congreso del Estado desde las nueve de la mañana con reunión de la Comisión de Asuntos Municipales; a las diez, la de Finanzas, Planeación, Presupuesto y Cuenta Pública; a las once la sesión plenaria; a la una, la reunión de la comisión de Patrimonio Estatal y al mismo tiempo de Medalla al Mérito “Luis García de Arellano”.
Por error se omite que el autor de La terca Memoria es Julio Scherer García. Disculpas a los lectores por el «lapsus pendejus»
Torrido y largo romance vivió Amalia González Caballero con Rodrigo de Llano, director de Excelsior, veamos como lo explica con sorna y jiribilla en su libro La Terca Memoria, Grijalbo, 2007 «….don Rodrigo de Lano, el Skipper, bebía hasta el limite de la embriaguez. Su piel era blanca, casi rosada y con los huisquis (sic) la encendian hasta el rojo…..Se acompañaba de doña Amalia Castillo Ledón. Aveces acudía la señora por don Rodrigo al Ambassadeurs, el restaurant bar de la casa Excélsior o pasaba a su oficina, en el tercer piso. Nos sonreía y si había oportunidad, nos extendía la mano y platicaba sin prisas. Era casi tan alta como el Skipper. . Nos gustaba. la queríamos…..»
Ahora hay que explicar que don Rodrigo de Llano, nació en Monterrey en 1890, se inició en el periodismo en su ciudad natal en un periódico dedicado a la colonia de habla inglesa, de ahín se fué a Nueva York en 1917 en donde trabajo en varios periódicos, se le nombró corresponsal de Excélsior, regreso a la Ciudad de México como director de ese diario a partir de 1924 hasta su fallecimiento en 1963.
Por su parte doña Amalia González Caballero nació en 1898 en Santander de Jiménez, se casó en 1927 a los 29 años de edad con Luis Castillo Ledón, nayarita, historiador, literato de 48 años de edad, la diferencia en edades era de 19 años. Fué efímero gobernador de Nayarit en 1930, sólo duró un año, lo derrocó un militar. Murió en 1944, dejó a la viuda de 46 años de edad, todavía de muy buen ver, no se volvió a casar, pero sí tuvo una muy larga relación amorosa con Rodrigo de Llano que intervino, con la influencia de Excélsior, en el inicio de la carrera diplomática que se inició en 1953 y concluye en 1970, fué embajadora de México en Suecia, Suiza, Finlandia, Austria, y Naciones Unidas. Se dio la gran vida esta guapa norteña de ojos verdes que entendió como nadie cómo se hace «la grilla» en México, supoutilizar todos sus encantos y atributos. Hoy se le honra con máximo honor reservado a muy pocos mexicanos.