Cd. Victoria, Tamaulipas.- De acuerdo con los eruditos, la historia del General Pedro José Méndez todavía no está escrita.
Aquellos que hablan de él se han dedicado a los panegíricos sin hacer un análisis profundo de los acontecimientos que vivió.
Este 23 se enero se cumplen años de su fallecimiento. Murió en la batalla de Tantoyuquita, entonces un puerto pluvial entre los límites de Tamaulipas y San Luís Potosí.
Su fallecimiento se dio en horas de la noche cuando, junto con alrededor de 200 hombres, asaltaban un depósito de mercancías de los franceses apoyados por conservadores, las que tenían un valor aproximado a los 200 mil pesos de entonces.
Así lo indican los historiadores Octavio Herrera y Juan Fidel Zorrilla en la obra «Pedro J. Méndez, Album Familiar», donde también contaron con la colaboración de José Luís Pariente Fregoso.
Méndez se había especializado en realizar ataques por sorpresa a mercancías y pertenencias del enemigo. Llegó a romper el corredor de tránsito de productos entre Tampico y San Luís.
Al morir, Pedro no llegaba todavía a los 30 años y tenía una hija pequeña pues había casado dos años antes.
PERTENECIA A LA ELITE RANCHERA DE TAMAULIPAS
Méndez Ortiz nació el 22 de noviembre de 1836 en la hacienda de San Agustín, municipio de Hidalgo, «en el seno de una familia perteneciente a la elite ranchera del centro de Tamaulipas».
Pero además, eran dueños de otros ranchos: Peñuelas, San Vicente, Palo Alto y El Desengaño, todos del municipio de Hidalgo, los que comenzó a administrar Pedro cuando su padre falleció, muy joven.
La historia política y militar del héroe de Tantoyuquita fue efímera: Si acaso diez años.
«Fue hombre de familia, vinculado a su esposa y a su madre», señala la obra del Instituto de Investigaciones Históricas de Tamaulipas.
En la toma de ciudad Victoria habría sido herido a balazos cuando detonaba una carga de dinamita, pero su madre, Agapita Ortiz, lo sanó, según lo manifestaron romanceros guanajuatenses, como lo indica J. C. Verástegui.
Pero en Tantoyuquita no escapó a las balas del enemigo que le dieron en el pecho.
Ocho días después fue sepultado -también en horas de la noche- en la iglesia de la cabecera municipal de Hidalgo.
Antes de llegar, fue velado en las calles del Nueve y Morelos de ciudad Victoria, en un inmueble propiedad de la sucesión de Don Toribio de la Torre y su esposa Isidora Martínez Zamorano, como lo indica el cronista de esta capital, Antonio Maldonado Guzmán.
-Fue un conmovedor peregrinaje que terminaría en la tierra bendita que lo vio nacer, dice el cronista.
SON PANEGIRICOS: OCTAVIO HERRERA
En la misma obra (Album de Pedro J. Méndez), el historiador Octavio Herrera dice que la biografía histórica de Méndez no se ha escrita, sino que son puros panegíricos los que se han elaborado.
-A más de cien años del valiente sacrificio de tan notable tamaulipeco, se puede afirmar que su biografía aun resta por hacer, es decir, ubicar la dimensión histórica de esta persona, en un contexto que analice el turbulento acontecer político del Tamaulipas que le tocó vivir.
Y agrega más todavía.
-Hasta ahora la mínima literatura relativa a Méndez, escrita por autores motivados por la celebración oficial del centenario de su muerte, o bien empeñados en hacer una apología de su vida, se reduce a una sucinta cronología de hechos sin mayor vertebración interpretativa, matizados por el anecdotario, por el dato aislado, por la trascripción sin análisis de documentos históricos y por los adjetivos de «una historia de bronce».
Remata Octavio Herrera.
-De ninguna manera se trata de soslayar los méritos de Pedro J. Méndez, solo hay que intentar desvanecer la neblina del discurso panegírico que rodea su figura y que imposibilita ver la actuación del hombre de carne y hueso.
Y efectivamente así ha sido, desde que en 1869 fue declarado Benemérito de Tamaulipas por el congreso del estado, Méndez solo ha recibido alabanzas sin mucho fundamento.
EL ALBUM DE FOTOGRAFIAS
En el Instituto de Investigaciones Históricas de Tamaulipas existe un álbum que perteneció a la familia de Méndez, o más bien, a los familiares de su esposa Jesusita (Chuy) Moncayo, quien era originaria de San Luís Potosí (su sobrina, de paso), con quien casó en 1864.
Según la versión, el documento fue comprado por el victorense Emilio Villarreal Guerra y donado al Instituto para impedir que fuera a parar a manos de personas de Texas.
Son 20 fotos colocadas en el álbum de 22.8 por 16.3 centímetros.
Perteneció a Dalila de Alba Moncayo, sobrina política del general.
Allí aparecen varias fotografías de Dalila y algunas amigas.
Las fotografías van desde 1880, pero también hay algunas que le fueron tomadas a Méndez antes de su fallecimiento en 1866.
Hay una de la abuela de Dalila, Doña Luisa Saucedo de Moncayo, dedicada a su yerno Aurelio de Alba, así como otra de su madre, Margarita, hermana de Jesusa.
Méndez se había casado con Jesusa el 24 de febrero de 1864, o sea poco más de dos años antes de su muerte.
De la unión nació la niña María Diana Méndez Moncayo.
Jesusa pertenecía a una familia de San Luís Potosí, a donde se fue a radicar después de la muerte del tamaulipeco.
Del álbum, dicen los autores de la obra, la inscripción más antigua data de 1872 y corresponde a Jesusita, María de Jesús o Jesús Moncayo.
Las fotos sin embargo cubren desde antes de 1866 hasta finales del siglo, o sea un espacio de 30 años.
Aunque es el máximo héroe que tiene Tamaulipas, ha sido olvidado por las autoridades.
En 1966, en el primer centenario de su sacrificio, se instituyó la medalla «Pedro J. Méndez» a las personas más distinguidas en el arte y las ciencias, pero a la fecha no se otorga por razones desconocidas.
Es un gran héroe,olvidado y sin reconocer
Junto AVILA sus archivos han sido robados
Para que no sepan los mexicanos de ellos,
Defendió la soberanía mendez,mas que otros
Pero hoy vive en el olvido.y994
a quein se le ocurre decir que fue un bandido no se necesita ser muy inteligente con un poco de sentido comun podemos decir que fue un heroe, un gran patriota, un valiente, un lider que de la nada organizo a sus hombres para detener al invasor frances lastima que murio joven y no dejo mas hijos de esos genes son los que le faltan a mexico ahora al igual que los de villa, zapata, y carrera torres, como mexicanos necesitamos tener heroes a quien admirar por favor no destruyan a nuestros heros un pais sin heroes es un pais sin rumbo no habris de quien sentirnos orgullosos saludos maestro Hector Guerrero