Cd. Victoria, Tamaulipas.- Apareció la piedra grabada que fue sustraída ilegalmente del parque de Tamatán, en la cual se le rinde homenaje al entonces Gobernador Guadalupe Mainero, en el año de 1,900, cuando se efectuó la inauguración de la carretera (terracería) Victoria-Tula.
Se «apareció» en el Museo Regional de Historia del 22 Allende, pero rota, destrozada en la parte superior.
Aunque el robo se habría dado allá por diciembre del 2001, ningún historiador, artista o antropólogo se había atrevido a hacer la denuncia.
Esta vez, un amable lector interesado en el tema nos proporcionó información y una gráfica del estado en que se encuentra la pieza en las instalaciones del 22 Bravo y Allende de ciudad Victoria.
La versión dice que se le llama robo porque la pieza fue sacada en la clandestinidad, sin dar aviso oficial a las autoridades del parque (según lo comunica la administración), cuando en este comenzaba una rehabilitación que duró varios años.
Algunos trabajadores indicaron.
-Se la llevaron en una camioneta. La levantaron con una grúa, no dejaron que la tocáramos. Tampoco supimos para donde arrancaron.
La placa decía:
-Un recuerdo al C. Gobernador G. Mainero; Tnte. Larrazolo,
Era una pieza histórica de más de un siglo. Ahora luce desprendida y la pieza tirada en los jardines de la construcción del ex asilo Vicentino.
Consultamos a expertos y nos informan que «el tirito» se lo aventó el agrónomo Luis Carlos Torre Gómez, entonces Director de Patrimonio Histórico y Cultural del Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes.
Ahora es el titular del INAH Tamaulipas, desde donde recibe subsidios federales y estatales.
Presuntamente, la pieza sería llevada para «enriquecer» el naciente Museo Regional, el que empezó a funcionar partir del once de febrero del 2002.
Pero los expertos señalan que no se tomó ninguna precaución para manejar la pieza, como.
-Saber las técnicas de construcción
-Conocer los materiales de fijación
-Tomar fotografías y trazos
-Llevar una bitácora
-Elegir el sistema de traslado
-Depositarla en condiciones similares
«Seguramente quisieron ahorrarse recursos para quedarse con ellos», manifiesta el informante que prefiere quedar en el anonimato.
CASA DE HERRERO AZADON DE PALO
Y la fuente da las razones de los errores que llevaron a la destrucción de esa parte histórica que se guardaba en Tamatán.
En Tamaulipas, la antropología y la historia están en manos de un ingeniero agrónomo.
De acuerdo con la edición «Quién es Quién en Tamaulipas» (2003), Luís Carlos Torre Gómez, manifiesta haber estudiado ingeniero agrónomo en la UAT, y haber laborado como encargado de Seguro y Crédito de la SARH, Sanidad Vegetal y en el Departamento de Desarrollo Rural.
Pues bien, Torre Gómez ahora es el delegado del Instituto Nacional de Antropología e Historia en Tamaulipas.
Torre ha tenido tres cargos en el ITCA y el INAH que solo están reservados para los investigadores históricos, arqueólogos y licenciados en historia, dicen las fuentes, y no para los agrónomos.
Se menciona que Luís Torre comenta que fue designado directamente por el Presidente Fox –allá por el 2002- porque ambos «amamos el campo».
Pero en el fondo serían los permisos y autorizaciones que se entregaron para destrozar toda la zona arqueológica donde se ubica la llamada «Cuenca de Burgos», para explotarla con fines petroleros, lo cual no quiso conceder la anterior delegada, del INAH, Nora Ahumada Sánchez.
Como responsable directo de la fractura de la pieza histórica es mencionado Torre, quien dirigió el operativo desde un camión y grúa con empleados del ITCA, cuando él era el director de Patrimonio Histórico y Cultura, sin tener el perfil para desempeñarse y por tanto realizar una operación de esa naturaleza.
Lo raro es que el Instituto Nacional de Antropología e Historia avale como representante en Tamaulipas a Torre.
¿QUIEN FUE LARRAZOLO?
La piedra (obelisco) habría sido colocada en lo que ahora se denomina ejido La Unión (era campamento de prisioneros), municipio de Jaumave, cuando fue inaugurado el camino de terracería Victoria-Jaumave, el 30 de abril de 1900.
Inicialmente, el teniente Larrazolo figuró como director del penal estatal de esta capital, pero luego se le comisionó para dirigir la obra realizada con prisioneros, obligados por la fuerza de las armas (lo cual es otra historia).