Cd. Victoria, Tamaulipas.- De 1824 a la fecha, en Tamaulipas no han variado mucho las reglas para votar y ser votado: Tener dinero suficiente.
Desde entonces existían los delitos electorales como la incitación al sufragio y la “compra” del voto, pero también tribunales que aplicaban castigos como la privación permanente de los derechos políticos.
Así lo establece el libro “Retrospectiva Electoral de Tamaulipas” escrito por el abogado Tomás Reséndez González, editado por el Instituto Electoral de Tamaulipas en el marco del 16 aniversario de su creación.
Una de las pocas diferencias a la época, es que los diputados y alcaldes “no tenían emolumentos”, dice el autor.
El avance sustancial de los procesos eleccionarios está en que, al comienzo del Tamaulipas independiente, la elección de los funcionarios se hacía en un proceso de tres fases, “tres grados”: Los compromisarios votaban por los electores de parroquia; estos a su vez elegían a los electores de partido, y finalmente ellos al gobernador y los alcaldes.
Dice El autor:
-El tramo entre pueblo y elección del gobernante era muy largo. Hoy el voto es directo, la distancia se ha compactado.
Este jueves, el IETAM hizo la presentación del trabajo de investigación de Reséndez González, la primera edición en Tamaulipas sobre la historia de los procesos electorales.
Pero también se rompió el tradicional esquema de los presentadores y la intervención del autor.
El formato consistió en un diálogo con diez interrogantes de la catedrática de la carrera de historia (UAT) Clara García Sáenz, y las respuestas del escritor.
-¿Cuál es la motivación para escribir este libro?
-Mi tema fue Don Francisco Vital Fernández, un hombre muy polémico del siglo 19, pero me llamó la atención la manera en que se contaban los votos en 1838, las actas de escrutinino que se elaboraban.
González se fue a los archivos de varios municipios como Miquihuana y Jiménez y consultó otras fuentes primarias hasta elaborar lo que es la Retrospectiva Electoral.
LOS POBRES NO VOTABAN, Y MENOS LAS MUJERES
Uno de los puntos interesantes que encontró el historiador, es que en el siglo 19, a partir de la vida independiente de Tamaulipas, los pobres no tenían acceso al sufragio: No podían votar ni ser votados.
Así lo establecían las reglas generales para la nominación de los diputados provinciales, gobernador y alcaldes.
Para las primarias o municipales, no podían votar: Los sentenciados a penas aflictivas o infamantes no rehabilitados, los que tuvieran incapacidad física o moral, los fraudulentos, los deudores del fisco, quienes no tuviesen domicilio, empleo u oficio o modo de vivir.
Tampoco podían votar: Los sirvientes domésticos, los jornaleros, arrieros, pastores, vaqueros.
A las mujeres ni siquiera se les volteaba a ver, no tenían ningún derecho.
Para resolver la coacción del voto, o “compra” de votos, había una mesa o tribunal rudimentario que resolvía las denuncias inmediatamente. Esto era antes de votar.
-Desde su inicio se cercioraban que nadie portara armas ni que estuviere apostado algún guardia, y en seguida se aseguraban sobre la posible existencia de ejemplos de soborno electoral y, en su caso, se recibían las pruebas que, de resultar ciertas, ahí mismo le suspendían los derechos activos y pasivos a los responsables.
Cuando había empates para elegir al alcalde o regidores, se decidía en un “volado”.
Las reglas electorales de 1830 señalaban que no tenían derecho a votar:
-Los que cometisen delitos patrimoniales o fuesen deudores a los caudales públicos; los jornaleros, a no ser que fuesen maestros de oficios; los sirvientes con sueldos anuales inferiores a cien pesos, los artesano sin taller propio, los ebrios y los tahures.
Para quienes buscaban los puestos de elección, el requisito principal era que debían tener un ingreso anual no inferior a los 300 pesos.
En 1884 los requisitos para votar habían cambiado un poco:
-No podían hacerlo los menores de 18 años, los sirvientes domésticos, los presos condenados, los que hicieren quiebra fraudulenta y los vagos y mal entretenidos.
Por esa misma época, las condiciones para ser diputado:
-Tener capital fijo fiscal o físico, giro o industria que produjera al menos mil quinientos pesos anuales, prefiriéndose a señores casados, viudos o cabezas de familia.
Desde las primeras legislaciones electorales se castigaba a los malos funcionarios de las casillas y órganos de computo.
-Si los funcionarios electorales incurrían faltas deliberadas, suplantando uno por otro en las votaciones, perderían para siempre sus derechos ciudadanos.
Por aquellos años de la incipiente democracia las actas electorales se elaboraban a mano, con pluma, y cada voto se contaba con una rayita vertical y al final la suma en favor de los candidatos.
A la presentación asistieron el presidente del Instituto Electoral, Jorge Luis Navarro Cantú y la presidenta del Tribunal Electoral, Marcia Pérez Cantú.