Cd. Victoria, Tamaulipas.- No se entiende por qué no hay medicamentos en las clínicas de salud de la entidad. En algunas no hay ni curitas.
Es más, ni siquiera tienen las llamadas “cartillas de la salud”, que es un papelito en que le anotan a usted la dosificación de ciertas vacunas.
Las denuncias van y vienen pero al responsable no parece interesarle cumplir con sus funciones. Anda de vacaciones por el país argumentando “convenciones médicas”.
En el Congreso del Estado, ya se presentó iniciativa de punto de acuerdo para pedirle “al hombre” que se ponga a cumplir con su chamba, que surta de medicinas a las clínicas.
Pero la mayoría tricolor aplastó el punto de acuerdo, señalando haber recibido oficios “del jefe” de que su negocio ya está en condiciones de aliviar cristianos.
Ya se presentó en el cabildo victorense la iniciativa de llamarle la atención al funcionario estatal, pero también topó con la oposición tricolor.
Total que este turista médico goza de protección de las instancias que están en condiciones de hacer algo por los jodidos, los que tenemos necesidad de ir a un centro de salud.
Allá estuvimos por el Centro de Salud No.1 (el más “grande” de 17 municipios de Tamaulipas), pero no conseguimos nada, ni siquiera la cartilla.
De los hospitales ni se diga. Si usted no deposita una lana por adela –por ejemplo en el Civil de Victoria-, no hay atención, no hay ingreso a hospitalización.
Y es absurdo el desprecio por quienes reciben atención a través de supuestos servicios gratuitos.
-Ya me voy, no lo puedo atender… Y menos si es del seguro Popular! –nos dijo una enfermera de radiología.
-Yo pagué, aquí está el recibo de caja! –fue la respuesta.
Si usted llega a un hospital de Salud con un servicio del Seguro Popular, tiene que hacer “cola” por lo menos tres meses.
Digamos que si usted la solicita ahora, lo van a atender allá por los primeros de octubre (si es que no fallece antes).
Pero el jefe anda de turista disfrutando su jubilación (claro que bien ganada –por sus años de servicios-, en el IMSS).
Le dimos una “checadita” a la lana que recibe la Secretaría de Salud en Tamaulipas y nos quedamos asombrados. Miles de millones de pesos en subsidios federales incluso para comprar jeringas y curitas.
Hay gato encerrado; quien sabe a donde se irá el recurso. No se duda que pudiera ser a las campañas políticas que vienen, y claro, del tricolor.
Es que la federación le transfiere la lana al estado para que la ejerza a través de un organismo público descentralizado llamado Servicios de Salud en Tamaulipas.
Se supone que este armatoste le rinde cuentas al Congreso del Estado, pero…
En los primeros seis meses del año, Salud de Tamaulipas recibió un total de 13 transferencias de recursos por parte de la federación por millones de pesos (aparte de las participaciones ordinarias).
El Diario Oficial de la Federación da a conocer que hay programas que casi automáticamente se modifican para que la lana siga fluyendo y, por tanto, la atención a la gente pobre.
Pero no, el hombre anda de turista.
Mire por ejemplo, el 20 de junio, la última afluencia de recursos, el DOF publica un convenio en que le manda a Salud de Tamaulipas la nada despreciable suma de 155 melones de pesillos, para el Fortalecimiento de Acciones de Salud.
La lana debe (debe ¿será cierto?) dedicarse a 31 programas, que van desde adicciones a diabetes y planificación familiar y salud sexual. Para todo.
Otros millones se autorizaron el 26 de mayo y más el 13 del mismo mes en lo que se llama Promoción y Prevención de la Salud, que incluye hasta condones para quienes le dan vuelo a la hilacha.
Siguen 200 melones de pesillos en Acción en Materia de Salud; 43 más por Desarrollo Humano Oportunidades y así sucesivamente mucha lana como el Seguro Médico para una Nueva Generación (lo inventó Felipe Calderón).
Hay melones (para el 2011) para edificios administrativos, para hospitales, clínicas, para todos los inmuebles del sector.
De vehículos, fue la primera convocatoria de compras que lanzó la administración estatal para adquirir vehículos último modelo.
Fluye lana para Caravanas por la Salud (se supone que la lana debe llegar); que 38 melones para edificios, que otros melones para el paquete básico, para vacunación de los adultos mayores.
La cartera de Salud es la más millonaria de las que operan en la entidad. Que 133 melones, que mil 500 melones de pesillos, pero ¿en qué se gastan?.
Y, mientras el jefe anda turisteando, su vocero oficial anda en la borrachera, mamado con sus amigotes diciendo que tiene controlada a la prensa ¿pruebas?.
Antes de irnos, mire que obligado es tratar el tema de la muerte del doctor Rodolfo Torre Cantú, asesinado precisamente hace un año.
Sin embargo ¿para qué tocarlo si ya los colegas desplegaron toneladas de tinta? ¿para qué si ya dijeron todo? Algunos hasta se dijeron ser compadres, admirarlo, adorarlo, y tiraron una lágrima por él.
Parece que ya de muerto le aparecieron las cualidades al galeno, como a Colosio, como a Ruiz Massieau ¿por qué mejor no recordarlo en lo íntimo, en lo privado? ¿por qué no analizar el caso desde el punto de vista político y no solo condenarlo?.
Mejor nos vamos y listo.
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