La Reforma, Jaumave.- Una sequía que dura un año y el abandono de las autoridades estatales y municipales, mata lentamente los habitantes de esta comunidad.
Los mata físicamente, de hambre, y en lo moral; promesas que no se cumplen, ni en tiempo de elecciones ni fuera de ellas.
Aquí no queda ni la esperanza, todo ha muerto: Las dos presas se secaron hace meses, las nopaleras se disecaron, los ganados mueren por inanición y hasta las lagartijas se insolaron.
El último aguacero llegó con la muerte del candidato del PRI al gobierno de Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú, el 28 de junio del 2010. Desde entonces no ha caído una sola gota del vital líquido.
La última promesa de gobierno fue la del Secretario de Desarrollo Rural, Jorge Reyes Moreno, quien mandó gente “para vacunarnos las vaquitas”.
Lo establece el Comisariado Ejidal, Alfredo Medina Martínez:
-Los compañeros juntaron los animalitos, pero los señores jamás llegaron, no se presentaron. Ahora ya no les creemos.
Tampoco ha llegado una sola paca de alimento subsidiado, ni apoyos de la SEDESOL, SAGARPA o del DIF, del municipio.
Dice Medina:
-Desde hace más de seis meses que las despensas no nos llegan. Tampoco hay Adultos Mayores.
-¿A cuántos les daban?.
-A todo el ejido. Eran 80 despensas!.
Y allá por la presa que no tiene ni gota, Alfredo expresa la única fe que mantienen los residentes de ese pueblo:
-Solo Dios no nos deja morir.
QUE AHORA VENDERAN LAS DESPENSAS
Pudiera pensarse que este ejido expulsa fuerte cantidad de braseros, pero no. Apenas una docena se hallan en el lado americano. El resto torean el hambre con lo que sea.
Hombres y mujeres recogen las últimas pencas de lechuguila que quedan vivas a consecuencia de la intensa sequía.
Así, Emilio Medina García y Juan Mireles Zúñiga están bajo un árbol de huizache tallando la fibra para sacar dos o tres kilos que la Conasupo les paga a 15 pesos.
Se soban la espalda todo el día en este que es el trabajo más pesado de las zonas áridas, y el cual realizan desde los ocho años. La pobreza y marginación ha sido su vida, lo ha sido por tiempos ancestrales… Y lo seguirá siendo.
No tienen futuro, como lo señalan:
-Las despensas no llegan. Nos dijeron que nos iban a mandar pero no, este año no ha llegado nada.
Y si un día llegaran, como dice el Comisariado, ya les comentaron que no serán de a gratis, que ahora se las venderán porque en Sedesol y el DIF necesitan recuperar gastos.
En otros tiempos los talladores recibían un subsidio de dos pesos por kilogramo de fibra por parte del gobierno del Estado. Ese beneficio se acabó y, en lugar de apoyarlos a ellos, el recurso fue a dar a la empresa privada Santa Catarina (con sede en Monterrey), cuyos dueños la mandaron a quiebra.
Esta comunidad apenas tiene una calle, y es el camino centenario de los hacendados de La Reforma, Los Zorrilla-Montemayor, que vinieron a generalizar la explotación del ixtle en la época porfiriana.
En este poblado apenas hay agua dos veces a la semana porque es lo único que pueden pagar de recibo de luz en el sistema de bombeo que está ahí abajito, rumbo al norte.
Cada dos meses les llega una cuenta de entre cuatro y cinco mil pesos que no pueden cubrir entre los usuraos, y por eso suspenden el bombeo. Para el resto de la semana “guardan” líquido en cubetas.
Para pagar a la CFE le pidieron un apoyo al alcalde Epigmenio Villarreal, pero no les llega, no les manda nada. Parecieran apestados ante la autoridad municipal, de la cual no han probado ni un kilogramo de frijol.
En otros tiempos no tenían agua, sufrían de sed. Ahora la hay gracias al alcalde Ricardo Quintanilla que perforó a 180 metros de profundidad y encontraron suficiente líquido. Pero ahora el problema es que no hay paga pagar la luz.
Alfredo Medina Martínez se encamina hacia una presa en que bebían los escasos animales que no han muerto. Tiene meses seca. Va mostrando las nopaleras que también se secaron, y los cactus y árboles espinosos. La bendita lluvia no les ha caído.
Tan lejos de Dios y tan cerca de ciudad Victoria, sienten el abandono de las autoridades:
-No ha habido un presidente municipal o un gobernador que hable de la lechuguilla, dicen.
Y antes de llegar a la comunidad (antigua carretera a ciudad Victoria) ahí está el panteón, también centenario como la misma hacienda.
En el ultimo año, su “población” parece haber crecido con los niños y adultos desnutridos que son los primeros que sucumben ante la situación de miseria a que han sido condenados por las autoridades.