Luis Lauro Carrillo.
CALDERON Y JUAN PABLO II
El Presidente Felipe Calderón no presidirá la conmemoración del día del trabajo del domingo primero de mayo, por asistir en calidad de jefe de estado a la ceremonia de beatificación de Juan Pablo II, en la ciudad del vaticano, por el papa Joseph Ratzinger.
Lo anterior no tendría nada de particular si no fuera porque el visitante invitado asistirá a Roma con el carácter de un jefe de estado laico a un acto litúrgico, eclesiástico, religioso, organizado por la Iglesia Católica, jefaturada por el papa Benedicto XVI, en franca violación a la constitución general de la republica y su lry reglamentaria..
En efecto el artículo 25 de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público establece sin lugar a dudas que las autoridades «no podrán asistir con carácter oficial a ningún acto religioso de culto público, ni a actividad que tenga motivos o propósitos similares».
En consecuencia la visita del presidente Calderón a la basílica de San Pedro en el Vaticano encuadra exactamente en la prohibición descrita en el citado ordenamiento legal. De ahí que la beatificación es un acto o ritual que no corresponda a las relaciones diplomáticas entre el Estado mexicano y la Santa Sede.
Cabe recordar que cuando Juan Pablo II vino a México en julio de 2002 a beatificar al indio Juan Diego, pero a la ceremonia no acudió el Presidente panista Vicente Fox, quien no obstante que también profesa la religión católica no se atrevió a violar la ley.
Uno de los males que más aquejan a la nación es la impunidad, el desconocimiento y el desprecio por la ley, de ahí que el gobierno federal ha instrumentado un curso de acción tendiente a impulsar la cultura de la legalidad. En esa tesitura el ejecutivo federal está obligado a predicar con el ejemplo del estricto apego a la normatividad, sin situarse por encima de la ley.
En cuanto a la beatificación de Juan Pablo II, esta al parecer se realizaría vía fas trak, de una figura que ha quedado marcada en la historia con enormes sombras de duda sobre su comportamiento institucional luego de su silencio respecto a prácticas de pederastia clerical y el conjunto de escándalos de la iglesia católica.
Lo que podría interpretarse como un pecado de omisión ante conductas como las de Marcial Maciel, con quien tuvo una estrecha relación. No obstante eso ahora va el Presidente mexicano a festejar una beatificación de la cual debería tomar por lo menos una prudente distancia.
Por otra parte el papa Karol Wojtyla no fue del todo benéfico para la Iglesia católica de México, se le reprocha la represión y persecución de sacerdotes de la teología de la liberación; y especialmente, la protección que brindó a Marcial Maciel y a los Legionarios de Cristo, en los casos de pederastia comprobada.
Por otro lado observadores consideran que el presidente Calderón busca congraciarse con los católicos mexicanos y su jerarquía eclesiástica de cara a las elecciones federales del 2012, quienes se han mostrado críticos y escépticos con el gobierno calderonista, teniendo el periplo presidencial como objryivo que el clero influya en las preferencias electorales a favor de los candidatos del PAN.
En otro orden de ideas de acuerdo al último censo de población existe un porcentaje importante de mexicanos que no son católicos, a los que habría de agraviar la ostentación religiosa del jefe de Estado mexicano, por la inequidad que representa respecto de los feligreses de otros credos y sus iglesias.
En definitiva el presidente Calderón al concurrir a Roma la ceremonia religiosa de beatificación de Juan Pablo II, viola la constitución y la ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, haciéndose acreedor a una sanción administrativa, y porque además conforme al principio de laicicidad está obligado a tratar a todas las asociaciones religiosas por igual, desde la perspectiva de la imparcialidad.
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