Solo uno de sus discípulos y compañeros del micrófono, Héctor Pinson, fue a darle el último adiós. A los demás se los tragó la tierra.
Víctima de una vieja enfermedad, falleció Don Isidoro Salazar Delgado, creador del programa de radio “El Tío Nacho y su Sobrino Nicho”, que hizo historia por sus críticas al gobierno y sus funcionarios.
Su cuerpo fue sepultado este sábado en una cripta familiar del panteón del Cero Morelos.
Afectado por la diabetes mellitus, en los últimos años Salazar estuvo recluido en su hogar.
Desde su retiro solía decir:
-Estoy solo, nadie me visita. Aquí platico con el viento, con los árboles y con Dios… Así me siento feliz.
Le entristecía que incluso varios a los que consideraba sus amigos dijeran que había muerto:
-Dicen que “Nicho” (Francisco González Doria) dijo que yo ya morí… Muchos dicen que ya morí; otros dicen que no.
Pero siempre la reflexión:
-Pero si nadie se acuerda de mi, que no me olvide Dios, y me deje estar con mi familia.
Y esa condición de abandono del medio de la locución hasta su muerte; solo su familia fue a despedirlo. Se olvidaron de él las asociaciones de locutores, las empresas para las que laboró y sus muchos amigos.
Solo Pinson, siempre fiel, recuerda las palabras del también fallecido Carlos Adrián Aviles.
-A los locutores, cuando nos necesitan, nos llevan hasta en helicóptero, pero una vez que prestamos el servicio se olvidan de nosotros.
Identificado él como “Nacho”, en su programa de radio hacía mancuerna con el su sobrino “Nicho”, el también locutor González Doria.
Los dos con voz de trueno y “sin pelos en la lengua”, fueron el azote de los políticos y ocuparon los más altos ratings de la radio estatal.
Isidoro trabajó en casi todo Tamaulipas, Tampico, Mante, Victoria, Matamoros, San Fernando, Reynosa, pero el personaje que le dio fama, El Tío Nacho, es matamorense.
-Yo veía muchas injusticias, muchos problemas de la gente, y veía como los humillaban y dije: Voy a sacar un programa… Estaba trabajando en la XEAM de Matamoros, con la familia Salinas Gracia. Ahí fue donde nació el Tío Nacho.
-¿Todavía no estaba Nicho?
-No, Nicho aquí lo hice yo, en Victoria, aquí nació. Nicho es un personaje que nació del Tío Nacho, nació por mí.
-¿Por qué el Tío Nacho?
-Andaba muy en boga el jabón de Nacho y de ahí nació.
DE ALMA GENEROSA, VIVIO EN LA HUMILDAD
Los funcionarios y políticos, de los que también fue amigo y se sirvieron de él, desaparecieron en los últimos años y hasta su muerte.
Ni una corona, ni un ramo de flores de sus colegas de micrófono, o de sus discípulos a los que quiso como hijos y enseñó los secretos del manejo de la voz.
Descendiente de una tradicional familia victorense, Salazar Delgado siempre se dedicó a la locución.
Vivió los años dorados de la radio, en la XEHP y en la BJ, con Alfonso Flores López y Don Fernando Elizalde.
Al lado de otros elementos como David Núñez Villasana, perteneció a la generación de los grandes.
Solía decir:
-La radio es bonita, es como la mujer: Si uno le ve el lado bonito, es bonita, si ve el lado peligroso, o malo, cuidado porque es duro, muy duro.
Solo Pinson en el sepelio de su amigo y maestro:
-Aquí estoy presente, aunque avisado apenas hace unos instantes. Llegué de Reynosa donde presto mis servicios.
Reitera del profesionalismo de Isidoro Salazar:
-Quiero rendir tributo a quien fuera uno de los mejores locutores de Tamaulipas. Quienes lo conocimos supimos de la humildad con que vivía y la bondad que de él emanaba. Supimos de su alma generosa que estuvo presta a dar ayuda a quien se lo pedía.
En los últimos años, El Tío Nacho sobrevivió con una mísera pensión del IMSS.
Solo Héctor lo visitaba en su retiro:
-Me hablaba de repente de los sinsabores de la vida, pero también me hablaba de las cosas positivas.
Sobre aquel programa:
-Fuimos testigos de la cantidad de auditorio cuando encarnó al Tío Nacho. Si la gente se hubiera enterado de su fallecimiento, aquí estuviera… Las empresas se olvidan, pero no los públicos.
Y como su maestro, también reflexiona:
-Pero en las cosas negativas no nos vamos a fijar.
La despedida para Salazar Delgado:
-Mi gratitud para él, en lo personal aprendí de él. Recuerdo cuando me decía: Héctor, ven para acá, este programa lo vamos a hacer de esta manera para que tenga resplandor…
El maestro de locutores descansa ya en paz en el Cero Morelos.
Con la picardía que también le caracterizó, si un día pudiera levantarse, seguramente preguntaría quien es su vecino de tumba:
-Aquí descansa el giromixteado cuerpo de Felipe E. Cantu, 25 de septiembre 1922, 20 de marzo 2005.