CELEBRAN SU DIA EL 12 DE NOVIEMBRE, PERO NADIE LOS FESTEJA
El 12 de noviembre se celebra en México el Día del Cartero.
La iniciativa fue de un ingeniero llamado Luis G. Franco, según los contenidos de la edición «El Cartero», elaborada por el Servicio Postal Mexicano.
Dice la historia que Franco, en el año de 1922, fue testigo de un acontecimiento que le llegó al alma y lo conmovió: La explosión por dinamita de un tren militar que llevaba 50 millones de pesos en oro y correspondencia oficial y privada.
Eran tiempos en que el país todavía no se pacificaba del todo después del movimiento armado.
Franco también fue testigo de cómo los empleados del servicio postal, Correos entonces, recogieron con sumo cuidado la correspondencia que no fue destruida, también el valor en oro, y lo entregaron intacto a las autoridades.
Y nueve años más tarde, fue testigo de otro hecho que lo siguió conmoviendo.
Por una de las ventanas de su casa, en la ciudad de México, vio que comenzaba a llover y, un cartero, cumplía en esos momentos con su trabajo de distribuir correspondencia.
Presenció cuando el empleado postal se quitaba su gorra y su chamarra para proteger de la lluvia la correspondencia, sin importarle él empaparse.
Luís recordó la escena de 1922 y se quedó más emocionado todavía.
No perdió tiempo y, a los siguientes días, se dirigió a su compadre y amigo Pascual Ortiz Rubio, Presidente de la República, a quien pidió que un día del año se dedicara a rendirle reconocimiento a los carteros.
La primera vez que se celebró el Día del Cartero, en México, fue el 12 de noviembre de 1931, indica el administrador local del Servicio Postal Mexicano.
Pese al avance de las comunicaciones, los carteros no pierden vigencia y seguirán presentes en la vida de las comunidades del mundo.
En primer lugar, comenta, por los bajos costos de sus servicios en comparación con empresas alternas (particulares).
Los bancos utilizan todavía el servicio de correos y hasta Teléfonos de México, además de que el gobierno del estado también demanda el servicio, aunque ya tiene notificadores en la mayor parte de sus dependencias.
ENAMORARSE A TRAVES DE UNA CARTA
Es una tradición de enviar cartas y postales que simplemente se ha ido, o casi.
Ni cuenta nos dimos cuándo, hasta que la perdimos.
¿Quién de nuestros antepasados no se llegó a enamorar a través de una carta?.
Y, cuando la relación sentimental se rompía, esas cartitas llenas de ilusiones regresaban a su remitente o culminaban en la chimenea, recuerda Ramón Pérez Reyes, con largos años en el oficio.
Expresa que hace 30 años, cuando él era cartero, las tarjetas navideñas «nos llegaban por valijas de todos lados».
Un buen deseo, un parabién a través de la letra impresa que perduraba por los años. Al familiar, al amigo, al compadre, a todos los que convivíamos durante el año.
La estampilla ciertamente andaba en 20 centavos, era más barata que ahora.
Las tarjetas entonces costaban hasta un peso.
-Entrábamos a las cinco de la mañana a repartir tarjetas y salíamos hasta las siete de la noche.
Es el servicio de comunicación en México, y en Victoria, que no se ha renovado. No puede renovarse. Y se acabará, seguramente, cuando haya desaparecido la letra escrita, impresa.
El Servicio Postal Mexicano trata hoy de regresar a esos tiempos idos, quiere recuperarlos, inducir a las nuevas generaciones a enviar un presente, un saludo a través del correo.
El correo es el mismo que hace 40 años. Las que cambiaron fueron las mentalidades, hay problemas económicos, y también avances tecnológicos en otros medios de comunicación.
Los carteros son los mismos, en bicicleta por esas calles de Dios, así llueva o haga frío. Hoy algunos en motocicleta, pero nada más.
El cartero significó mucho para nuestros antepasados, la buena o la mala noticia. Clásico era su silbato en las medias mañanas.
Ahora, el uso del correo ha bajado en un 80 por ciento.
Y aquí en Victoria, como en todo México, el correo mantiene un programa de inducción a esos tiempos.
Visitan las escuelas primarias y le piden a los niños que se manden una carta, un mensaje a sus respectivas direcciones.
RECIBEN MORDIDAS, PERO DE PERRO
Por su parte el ex dirigente del sindicato del servicio postal en Victoria, Omar Escobedo Vanoye, manifiesta que en otros años les hacían mejores festejos, por ejemplo uno organizado por el ayuntamiento victorense.
En fechas recientes les dicen que no hay presupuesto, por lo cual los propios empleados tienen que hacer su festejo.
A la vez, antes eran más constantes los regalos que los comerciantes hacían a los carteros.
De todas maneras, nunca se han quedado sin recibir un homenaje de la comunidad a la que sirven en toda época del año, llueva, haga frío o calor.
Aunque bueno, las inclemencias del tiempo no son de las principales dificultades que enfrentan los distribuidores de correspondencia, sino las mordidas de perro tanto en colonias populares como en residenciales.
-Es común que los perros no dejen entregar la correspondencia en las casas, comenta el administrador.
También es constante que los carteros sean heridos por canes.
Y es que los servidores andan en bici o motocicleta para poder entrar a todo tipo de terreno.
Los empleados del servicio indican que a veces se hacen realidad las historias de «la carta perdida» o que dura meses o años para llegar a su destino.
Muchas veces no se encuentra la dirección del destinatario y las piezas no traen remitente.
Cuando se trata del servicio ordinario, sin registro, a los tres o cuatro meses esas cartas son destruidas. Generalmente se trata de asuntos comerciales o de «enlaces».
Dice el personal que en la administración toda la correspondencia sale, o se reparte. Ninguna pieza puede extraviarse, aunque a veces hay reclamos.
Pero en la correspondencia registrada se tienen que hacer las investigaciones para determinar en dónde quedó alguna pieza o paquete.
Son las historias de todos los días.