Cd. Victoria.- Se supone que en esa comunidad todos son propiegarios, o en comunidad. Los títulos se los concedió el Virrey de la Nueva España en 1716, mucho antes de que se hablara siquiera de la independencia.
Se llama Santa Ana de Nahola y es el último pueblo indio que queda en Tamaulipas, o el más puro, el de raza más autóctona. Se encuentra en el municipio de Tula, pegado a San Luis Potosí.
Pero a este pueblo ya se dicen “Pila de Agua Bendita” porque todo mundo mete la mano. Los últimos que metieron la mano fueron los españoles que vinieron a sembrar olivo y a quienes el jefe de Desarrollo Agropecuario, Víctor de León Orti, les ha llamado los benefactores de Tamaulipas.
Aparte de que rentaron algunas tierras, los peninsulares se vinieron a “carrancear” tierras que le pertenecen a la gente de Nahola y que les entregó la corona con el respectivo título firmado por el Virrey.
Los españoles en esta época se establecieron en las tierras de los indígenas y se irán hasta dentro de 25 años, por lo cual no hay visos de solución del asunto agrario de Santa Ana.
Es (¿era?) tan grande la propiedad –según el título-que abarca parte de los estados de San Luis Potosí, Tamualipas y Nuevo León.
Suman en total 248 mil hectáreas que van desde el Pico Los Amoles, en Guadalcázar, hasta Matehuala, en San Luis Potosí, y del Cerro Del Pilón, en Mainero, hasta el cerro El Bernal, en Tamaulipas, y por el norponiente hasta Doctor Arroyo, Galeana y Mier y Noriega, en la entidad fundada por Don Diego de Montemayor.
Los indígenas vivieron muy tranquilos hasta que en 1929 se dieron cuenta que los vivillos les habían “carrenceado” la mayor parte de las tierras que cubrían su título.
Fue entonces que pidieron dotación por la vía ejidal, pero en el entonces Departamento Agrario les dijeron que no se preocuparan, que no necesitaban documentos, que su propiedad era comunal y así podrían permanecer por los siglos de los siglos.
Para entonces les dijeron que no eran 248 mil las hectáreas suyas sino 29 mil 039 que cubrían ya solo parte de Tamaulipas.
Siguieron los despojos y la comunidad volvió a quejarse en 1942, y el Agrario les volvió a decir que no se preocuparan, que eran dueños de 24 mil hectáreas (ya les habían quitado cinco mil más).
En las tierras indígenas se han establecido entre otros ejidos: Joya del Berrendo, La Tapona, Morelos, Tanque Blanco, parte de Terrones Benítez, San Juan y Celso Huerta, que es donde “chambean” los españoles y hoy comenzaron a producir aceite de oliva.
De la superficie que oficialmente les reconoció la autoridad agraria, los propietarios tienen invadidas cinco mil por el sector ejidal y mil 200 por particulares, como la familia Barrón Bautista, y ahora los españoles.
La comunidad, que no ejido, está demandando la restitución de sus tierras o bien la indemnización correspondiente. Pero nadie les ha hecho caso.
Los dirigentes –en la tercera generación- tienen 81 años en una gestión que no termina. Esa tierra se las dio la corona porque los grupos indígenas ya habían sido desplazados de otras poblaciones y enviados hacia la sierra.
La historia es dramática porque cada vez Nahola tiene menos tierras. Nadie les respeta sus linderos. Aniceto y Secundino Gaytán Sáenz, los dirigentes en turno, conservan los documentos originales de propiedad.
La papelería ha ido pasando de mano en mano a través de casi 300 años. Ojalá y alguna autoridad se lleve el orgullo de restituirles a estas familias lo que la corona española les entregó a sus ancestros.
Ahora, el pleito está en el Tribunal Agrario, que es un cero a la izquierda y donde siempre se le da la razón a los que tienen dinero y son poderosos políticamente.
Al parecer en el estado de Sonora hay un antecedente de indemnización a grupos indígenas depojados por vivales o hasta el mismo gobierno “revolucionario”.
Se les pagó a los indígenas el valor de 48 mil hectáreas de las que habían sido despojados en el curso de los años.
Y ahora, tambien en tema agrario, le vamos a dar otro adelanto al asunto de los Hervert Bautista, los vivales de Aldama que “aterrizan” programas oficiales a nombre del PAN, para supuestos grupos de productores.
El dato dice que Estanislao Hervert está “fichado” en la Reforma Agraria y suspendido por tres años para hacer las veces de “técnico” por las transas que se le descubrieron.
Pero siguen chambeando con tarjeta verde como “gestores” el futuro alcalde electo, Ismael, y su hermana Angélica María Hervert.
No crea usted que Estanislao le hace caso a la dependencia, no, el señor sigue “gestionando” y obteniendo recursos.
De esta forma, los hermanitos se “carrancearon” los recursos que estaban destinados a los grupos “Padillenses”, de Padilla, Esfuerzo Ganadero de La Libertad, de Victoria, y Santa fe del Campesino del Cerro, de San Carlos.
Por cada grupo los Hervert se “chuparon” 530 mil pesos, que debieron haber ido a parar a la campaña del PAN.
Luego abundaremos. Nos vamos.
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