Es el único escultor de Tamaulipas, el de mayor fama, y sus obras hablan por él. Lo mismo maneja barro que bronce, desde un busto hasta una figura de dos metros y medio (Miguel Hidalgo, en Hidalgo, Tx.).
Por eso el escultor victorense Salvador Castillo de la Lastra no se espanta cuando le preguntamos.
-¿Usted puede elaborar el monumento a Rodolfo Torre Cantú?.
-¡Claro que sí! Aquí tenemos la capacidad técnica.
Dice que al menos cuatro personas, rerpresentantes de organismos e instituciones, lo han visitado para preguntarle si estaría en condiciones de elaborar una obra que perpetúe la figura del malogrado político.
Pero hay algo que Castillo establece con énfasis.
-El doctor no merece un busto, merece una figura de cuerpo entero.
Dice que uno de los interesados le dijo que no hay suficientes recursos para tamaña obra, a lo que De la Lastra le reiteró:
-Les aseguro que si no hay recursos, la gente, cuando sepa, va a aportar.
Para la conmemoración del Día de Muertos, este dos de noviembre, se pensó que el Partido Revolucionario Institucional estaría en condiciones de develar cuando menos un busto de la figura del médico, pero no fue así.
Otras instituciones se han interesado, aunque no hay nada firme.
Sobre el prosible proyecto, el escultor manifiesta:
-Tendría que buscar un soldador profesional y ayudantes, si no los hay aquí, traerlos de donde sea. Se trataría de algo profesional en que no podemos fallar.
-¿Y el bronce?
-Se consigue en el mercado, no es problema, si no aquí en Monterrey, o bien lo vende en lingotes el Banco de México. Pero creo que para una figura entera conseguimos en la región de ciudad Victoria.
Castillo de la Lastra está por cumplir 78 años. A lo largo de su vida ha producido al menos dos mil esculturas.
Pero las que considera más importantes son dos.
Una del Padre de la Patria, Miguel Hidalgo, que donó el gobierno de México a la ciudad de Hidalgo, Tex. instalada en una de sus calles. Es una figura de bronce de 2.5 metros de altura.
La otra está en el Salón de la Fama, de Monterrey. Es una representación del juego de beisbol en que participan tres niños.
De ahí, son cientos de obras en bronce con destino para todos lados.
Es el único experto, el más afamado de Tamaulipas en el manejo del metal.
La mayoría en bronce, van del tamaño de los 20 centímetros a dos y tres metros.
Por ejemplo, fabricó el busto de otro priísta, Simón Torres de la Garza, que permanece en el CDE del PRI; busto al profesor Eleazar Cervantes y el de la educadora Estefanía Castañeda.
Y hay más: Esculturas de Guadalupe Mainero, Bernardo Turrubiates (ejido La Misión); Pedro J. Méndez, Zeferino Fajardo. De todos los héroes tamaulipecos podría decirse, pasando por Carrera Torres.
-Toda la obra la hemos hecho mi esposa Olivia y yo.
DESDE TREVIÑO ZAPATA NO SE APOYA LA CULTURA
Salvador es el más modesto de los artistas.
Una vida apacible, sin lujos, dedicada en cuerpo y alma a su trabajo, las escasas obras que le encargan y la escuela de arte para niños y adolescentes.
El mismo define su trabajo.
-Soy un artesano.
Y recuerda las palabras de Alfredo Zalce, el más renombrado de los escultores mexicanos, ya fallecido, cuando el Presidente López Mateos le dijo en la apertura de uno de sus trabajos: Esta obra es de un genio.
Y aquel le contestó: Solo soy un artesano.
Salvador Castillo de la Lastra es victorense. Nació el mismo día que Jesucristo, pero de 1933.
Mantiene junto con su esposa Olivia Malibrán el taller de pintura y escultura al que concurren alrededor de 30 niños.
Pero Salvador acota: “Es necesario que el gobierno apoye la cultura, que está olvidada. Desde los tiempos del Gobernador Treviño Zapata se olvidaron los apoyos.
-Apoyos ¿en todas las manifestaciones del arte?
-El apoyo que observo es elitista.
-Significa ¿a unos cuantos?.
-A los que tienen poder, dinero e influencias.
Comenta que muchas obras de arte se mandan elaborar a contratistas y no a los auténticos artistas, a quienes se les paga cualquier cosa por su trabajo.
Recuerda que, junto con su esposa Olivia Malibrán, se entrevistaron con el entonces candidato a la gubernatura, Rodolfo Torre Cantú, aquien le pidieron trabajo, y él les dijo que lo tendrían.
-No lo conocíamos, lo encontramos y platicamos como cualquier persona. Olivia le dijo: Nos han olvidado, cuando llegue queremos que no nos olvide.
Y el médico les dijo que en su gobiernbo estaría atento a los artistas.
Dice Castillo: “Era muy amable con todo mundo, incluso desde antes de ser candidato ¿por qué le cortaron su camino? ¿por qué no lo dejaron llegar? Nosotros solo le pedíamos trabajo para el taller.
-¿Cómo sería el monumento de Rodolfo?.
-Es lo que hay que estudiar, la parte humana de la persona. Los que andaban con él sintieron su muerte, pero para hacer una obra de esas hay que analizarlo más. Se trata de ver lo espiritual.
Salvador es hijo de los primeros alfareros de ciudad Victoria, los únicos, podría decirse.
Allí mismo donde su padre comenzó a trabajar en 1910, allí sigue él.
Su padre potosino, su madre de Xicoténcatl.
Hacían cazuelas, macetas, jarras, tejas para casas, todo de barro.
La escuela primaria estaba en la esquina de su casa, por la calle Aldama y 20. Terminaba y seguía en el taller, «en lo mismo».
Fue maestro iniciador de la escuela de artes en el Instituto de Tamaulipeco de Bellas Artes en los tiempos de Treviño Zapata.
Luego se fue a estudiar a Morelia con el maestro Zalce, escultor, pintor, maestro de todas las artes.
Conoció entonces y fue compañero del maestro Rogelio Naranjo, el caricaturista.
Participó con el gobierno en un proyecto de servicio social; además con la Universidad.
CUANDO MUERA ME… HACES UN MONUMENTO
En tiempos de Manuel A. Ravizé, Salvador fue el director de un proyecto en que participaron 14 tamaulipecos, para donar al Estado de Oaxaca una figura de Pedro J. Méndez.
Y le tocaron los momentos más difíciles de su carrera, cuando tuvo qué elaborar una escultura del maestro García Zurita, su amigo, y quien lo invitó a impatir en la Casa del Arte.
Cuando se lo pidió, Salvador iba y venía a Morelia para aprender con Zalce.
-Vio que estábamos trabajando la escultura de bronce, y me dijo: A lo mejor me muero y quiero que me hagas algo en bronce…Si crees que lo merezco, me lo pones por ahí.
Yel maestro García Zurita se murió y él, Salvador, lo hizo, cumplió la promesa con el maestro, aunque en la instalación la Policía Judicial estuvo a punto de aprehenderlo, en un incidente en Palacio de Gobierno.
Allí está el busto elaborado por Salvador, junto con la placa, en las obras de pintura de Zurita en Palacio de Gobierno.
Como taller de artistas, la casa es un enjambre de todo.
Hay regados moldes, brochas, pinturas, esculturas, fotografías, libros, barro aquí, allá, arte en general.
Es la vida romántica de los hombres y mujeres del arte; su pasión por el trabajo. La sencillez y el «olvido» en que permanecen del resto de la sociedad