Decíamos que a su regreso de vacaciones los tricolores evaluarían estrictamente los resultados electorales de julio para tomar sus providencias.
Parece que ya lo están haciendo.
Lo principal, mire usted, no deja de ser la actuación que tuvo el moreno dirigente del Revolucionario, Ricardo Gamundi, como para seguir hasta el 2013 como él mismo lo dijo ante los comunicadores.
En ese contexto, hay que señalar que tiene sus aciertos pero también sus debilidades.
¿Cuáles los primeros? Es indudable que acabó con algunos cacicazgos, el principal el de Juan Genaro de la Portilla en Altamira, y un pez “peque” con Arsenio Rodríguez en Padilla.
Portilla no volverá a levantarse políticamente, de eso tenga usted la seguridad. Quedó demostrado que la gente que fue suya no lo siguió, ya no fue el perseguido en México y los Estados Unidos ni la víctima en el penal de Andonegui.
Con fecha 12 de agosto, el Tribunal Electoral del Estado falló en contra El Gordo y le ratificó una sanción por la suma de 163 mil 410 pesos por “actos anticipados de campaña”.
Pero no solo eso, sino que el TRIFE (regional Monterrey) había ratificado una sentencia del propio estatal de Tamaulipas en que se le aplicaron otros 81 mil pesillos.
En total, tiene “infracciones” por alrededor de 600 mil pesos, y después del primer fallo en su contra, no ha presentado apelación ante el Tribunal Federal, y lo más probable es que ni lo haga.
Son asuntos que tiene que resolver personalmente. Ya no está Tomás Yarrington para sacarlo del penal y hacerlo diputado, como sucedió allá por 1999.
Bueno, si no fue toda participación suya, de seguro Gamundi sí tuvo algo que ver y así terminar el cacicazgo de casi 24 años del ex dirigente cetemista, “ahijado” de Don Fidel Velázquez y declarado en su tiempo como “el mejor alcalde de México”.
Y bien, la otra fue la derrota de Arsenio Rodríguez Castillo en Padilla. Tres veces alcalde ya no sería conveniente para el partido tricolor.
Se sabe que la operación fue dirigida desde el edificio del partidazo ahí por el boulevard Balboa, y dio resultados. Desde ahí se pusieron en activo a los grupos municipales que al final decidieron la elección.
Pero mire usted, si terminaron algunos cacicazgos, se espera que resurjan otros como es el caso concreto de Amira Gómez Tueme en Reynosa.
A su hijo Carlos Solís Gómez, de ser un imberbe regidor, se le hizo diputado local. Y tenga usted la seguridad que, dentro de tres años, reclamará para sí la alcaldía.
Y claro, cuando ella deje el Senado, pues también buscará otra posición, cuando no sea la de imponer gente en aquel fronterizo, incluso a los diputados y regidores.
Decía el periodista J. Guadalupe Díaz que el sistema hace cacicazgo, crea monstruos, pero también debe destruirlos porque “se lo comerán” (al gobierno).
Y recordaba los cacicazgos de Pérez Ibarra, de Agapito González y por supuesto de “La Quina” en el sur de la entidad.
Pues bien, el moreno la hizo bien, sacó adelante todas las diputaciones locales y casi todos los ayuntamientos, y habría que felicitarlo.
Pero por el otro, aunque a lo mejon no fueron sus compromisos, está dando pié para un nuevo cacicazgo que ya está a la vuelta de la esquina. Y a lo mejor hasta otros.
Por cuento a las diputaciones plurinominales, ha solo falta que el Tribunal Estatal Electoral decida –antes del 20 de agosto- para que el IETAM emita su resolución sobre cuántas le tocan a los tricolores.
Claro que puede haber apelación –habrá- ante el mismo TEE y el TRIFE, pero el golpe en las de mayoría está dado.
Mejor nos vamos por ahora.