Padilla.- A lo largo de sus 45 años como ejidatario en El Tablero, Joaquín Mejorado Barrón había formado un patrimonio familiar interesante: Más de 80 chivas (caprinos de vientre).
Pero ese trabajo de toda su vida lo perdió de la noche a la mañana a consecuencia de las lluvias que trajo el huracán “Alex”: Sus animales se ahogaron por el desbordamiento del río Purificación.
El y su familia pudieron salvarse porque corrieron para el bordo de la carretera Barretal-Padilla, tal y como lo hicieron todos los habitantes del poblado la noche del jueves uno de julio.
En las casas de adobe, blocks y palos, el nivel del agua subió a casi los dos metros y echó a perder todo tipo de bienes, cuando no arrastrarlos hacia el poniente.
En horas de la noche, y sin luz, Joaquín no pudo salvar sus animales.
-Todo fue tan de repente. Las autoridades ni siquiera nos avisaron.
Sus vaquitas, esas no murieron, ahí están comiendo en el potrero. Lo más probable es que aprendieron a nadar.
-¿Por qué las chivas?
-Dicen que son más pendejas!.
De alrededor de 80 cabras, unas fueron arrastradas por la corriente y otras murieron ahogadas en las cercas de los solares del poblado. Apenas le quedaron vivas un hato de poco más de 20.
Luego vino otro problema: Los malos olores y la contaminación de los cadáveres regados por todos lados comenzaron a causar estragos.
Por eso, aun con sus 77 años a cuestas, Mejorado y sus hijos procedieron a la incineración de los cuerpos, “hasta que se nos acabó el carrizo” para hacer el fuego.
Le metieron lumbre a un promedio de 30, pero el problema seguía con los malos olores.
Fue así como alguna dependencia del gobierno les envió un traxcavo para hacer un pozo y seguir desapareciendo los cadáveres de lo que fue su ganado menor.
Pero vino un inconveniente más: La máquina se atascó en el lodo antes de cubrir el pozo con tierra.
Mandaron otra máquina para rescatar la primera, pero también sucumbió ante el lodazal y, al final, las chivas muertas solo recibieron una ración de cal para reprimir los malos olores.
No son todos los cadáveres. Allá hay más entre las cercas del pueblo, y la fetidez va y viene conforme la dirección de los vientos.
Joaquín fue el que más animales perdió, pero otros de sus vecinos también sufrieron bajas, y hay cadáveres que provienen de ejidos ubicados más arriba, más al poniente, arrastrados por las corrientes.
Solo es una de tantas tragedias que se viven aquí en Padilla, un municipio afectado por el huracán Alex y el desbordamiento del río Purificación, y donde la ayuda oficial no llega.
Comenta Mejorado Barrón que solo vinieron unos técnicos de Conagua a medir el bordo del Purificación.
Pero eso no soluciona nada. Desde hace seis años el ejido pidió la construcción de un bordo, pero nadie les hizo caso.
Del alcalde Manuel Treviño González no se sabe nada pese que es originario de aquí de Conrado Castillo, apenas unos kilómetros adelante, y de la ayuda que se necesita, menos.
Tampoco algún funcionario ha ido con Joaquín para alentarlo o resarcirle en algo su patrimonio perdido perdido y que calcula en al menos cien mil pesos.
-¿Quién le va a pagar?
-Se me hace que nadie.
Dicen que pasaron de la Presidencia Municipal para ofrecerle algunos blocks de concreto, pero ¿blocks para qué? No los necesita.
Las comunidades a orillas del Purificación huelen mal. El lodo que se metió a las casas apesta, lo mismo que los enseres del hogar que yacen en los patios en espera de que se sequen.
Cada vivienda, cada solar es un tendedero gigantesco donde también abundan los colchones mojados, salas y enseres domésticos en general.
EL FIN DE CURSOS QUE NO LLEGO
El hedor a cieno es por todos lados: En El Tablero, Conrado Castillo, Marte R. Gómez, Corpus Christi o las Conchas.
Hay indignación entre los residentes; sienten que las autoridades los han olvidado a su suerte, que no les ponen atención.
Y no sienten temor a decir la verdad, como es el caso concreto de Porfirio Escobar Cruz, residente de Las Colchas.
-El presidente municipal nos ha olvidado por completo, y no hubo labores de prevención. Aquí falta atención de parte de las autoridades.
En Las Conchas viven 70 familias con 243 habitantes y todas sus casas se inundaron y lo perdieron todo.
Agrega Escobar:
-Yo no estoy en contra del gobierno pero que pongan atención. Yo tengo tortilla y chile para comer, pero hay otros más jodidos.
Y claro que no se hace para atrás:
-Estamos desamparados por parte de las autoridades, y póngele ahí, y ponga mi nombre pues qué chinga´os.
Fue ahí, en Las Conchas, donde se dio la primera “salida” del Purificación e inundó el poblado y siguió hacia abajo arrasando con objetos y animales domésticos como marranos, gallinas, chivas y hasta ganado mayor.
Ya pidieron también el bordo de protección pero la autoridad no escuchó.
Cada hogar o institución es una tragedia, como la que viven los profesores de la telesecundaria “Magdaleno Aguilar Castillo” del ejido Conrado Castillo, misma que se ubica a bordo de la carretera que va de Barretal a Padilla.
El director, Pedro Alfredo Vázquez Sánchez, y los maestros Ismael Cárdenas Hernández y Marcos Grimaldo Salinas, barren lodo mientras hacen evaluaciones de los daños.
Pero ahí no hay nada que evaluar: Los daños son totales; se perdió hasta la máquina cortadora del pasto.
Lo más lamentable es que se echaron a perder los documentos, las constancias de estudios que estaban listas para ser entregadas a los muchachos este miércoles, en la ceremonia de fin de cursos.
No habrá graduación ni entrega de papeles para los 36 alumnos. En el patio se quedaron las sillas, bien acomodadas, de lo que sería el presidium y las de los estudiantes y espectadores o padres de familia.
-Ya pedimos la reposición de boletas a la Secretaría y nos las van a mandar, establece el director.
La telesecundaria fue construida en 1994 pero no se había registrado una contingencia de tal naturaleza.
El agua subió en promedio un metro con 70 centímetros y acabó con las computadoras, equipo de sonido, televisores, mesabancos, escritorios, archiveros, libros y enciclopedias que les acababan de mandar.
-¿Ya vinieron las autoridades? Preguntamos al director.
-Casi todos, menos el presidente municipal ni el supervisor, David Rivas Guajardo, al que le hablé para informarlo pero estaba dormido y no lo quisieron despertar.
Los del CAPFCE fueron a evaluar las pérdidas con el fin de incluir la reposición en los apoyos federales del Fonden (desastres naturales).
El alcalde Manuel Treviño González es originario del ejido Conrado Castillo, pero ni por eso se ha parado a llevar aliento a la gente que perdió sus bienes.
Y los afectados viven con el Jesús¡ en la boca por temor de que, en los siguientes días, vuelva a crecer el río Purificación y a salirse de su cauce.
Una tragedia más, ya no la podrían soportar.