Miquihuana.- En ese valle trabajan decenas de hombres que aprovechan la bendición del cielo, la copiosa lluvia que acaba de caer.
Pero ellos tienen todas las desventajas en su contra. La primera es que laboran como lo hacían los agricultores de hace tres mil años: Con tracción animal, sin arneses y con arado de madera.
Tampoco tienen poyos, pues los que manda el gobierno federal, como el Progresa y Crédito a la Palabra, van a dar a los ricos como el ex alcalde Evodio Bulnes y sus amigos.
-Se los entregan a gente de dinero, gente que no necesita, nos dice un agricultor del valle.
Y no lo dice por decir pues menciona nombres, como Erasmo Pineda, Juan Mejía, Amalio Lumbreras, Carmelo Segura, que no lo necesitan.
En cambio, dice la misma fuente, hay una mujer de 70 años, viuda, a la que se le niegan los apoyos para salir adelante.
Son las desventajas que tiene el sector productivo, los que sí trabajan y cultivan alrededor de tres mil hectáreas en la parte baja. Siembran maíz como lo hicieron sus antepasados hace 200 años.
El primer factor en contra es el cielo incierto, con apenas 500 y hasta 200 milímetros de lluvia al año.
SIEMBRAN ESPERANZAS QUE NACEN MUERTAS
Esos hombres dan vueltas todo el día; abren el surco y depositan la semilla con una esperanza: Que germine, que dé fruto.
Unos utilizan caballos, mulas y otros burros. Alguien no encontró más y unció un penco y un borrico; como quiera se entendieron.
En lugar de arneses utilizan una cincha que amarran al cuelo y una silleta de madera. En lugar de cadenas, mecates. No hay balancines, apenas unos pedazos de madera.
Para jalar también mecates y madera, así como hace más de tres mil años.
Por esos campos no se ve ningún tractor.
Productores de la colonia La Peña decidieron comprar un tractor porque les dijeron en la Presidencia Municipal que se adelantaría el Procampo tres años y habría recursos.
Se reunieron 25 personas y aportaron dos mil pesos cada una para sacar el tractor en Victoria. Se los dieron pero no pudieron seguir pagando las letras; lo perdieron
De los programas oficiales también les han prometido marranos y borregas, «pero son puras promesas, pláticas».
Esa gente ya está harta de los funcionarios del gobierno.
-Aquí no hay apoyos amigo. Todo son golpes al lado del corazón! (claveles), dice un vecino.
APOYO, SOLO LLEGA EN PLATICAS
Miquihuana tiene dos regiones, la alta y el plan.
En total son alrededor de tres mil 600 hectáreas las que se siembran.
La región alta se encuentra a dos mil 500 metros sobre el nivel del mar, por Peña Nevada y La Marcela, donde el cacique es el propio ex alcalde Evodio Bulnes. Es el que tiene los tractores y las trilladoras y los vehículos para sacar las cosechas.
Allí se siembran como mil hectáreas de maíz, haba, chícharo, papa. Llueve más, hasta 600 milímetros por año.
El 90 por ciento de la tierra se siembra de cebada, la que también comercializan los caciques.
La región baja está a 600 metros sobre el nivel del mar y son suelos arenosos. Aquí se siembran tres mil 400 hectáreas con tracción animal.
Aparte del gran valle, están los ejidos Estanque de los Eguía, San José del Llano, La Perdida, Estanque de los Uvalle, Servando Canales, La Peña.
Pero, en lugar de ampliar los terrenos de cultivo, los productores cada vez siembran menos.
Y es que, en diez años por ejemplo, de 1990 al 2000 (censo INEGI), en el municipio apenas aumentó la población en 54 personas.
Este municipio no cuenta con ningún sistema de riego y ninguna parcela se fertiliza.
Trabajan apenas en pequeños lotes y siembran cuando el cielo lo permite.
Los productos los venden en ciudad Victoria o en Tula.
Este municipio apenas tiene un trilladora y es propiedad de Bules; también él tiene dos tractores, dos arados y dos cultivadoras, así como una desgranadora.
Aquí se vive una pobreza que cala muy profundo.
Pero más cala saber que el alcalde Javier Reyna Jaramillo aterriza los programas oficiales para él y su familia