Mire que transcurrieron algunos meses, pero se cumplió al pie de la letra la profecía del jerarca de la CNOP nacional, Marco Antonio Bernal, quien de plano debería poner un despacho de brujerías.
El ex Comisionado Para la Paz en Chiapas “pronosticó”, y tenemos que su gran amigo, Salomón Rosas Ramírez, ya es diputado federal.
Salomón, todavía delegado del tricolor, es el famoso “diputado 13” por Tamaulipas -todos del PRI-, con lo cual se confirma la partida de jefa que los revolucionarios le propinaron a los azules en los comicios de julio del 2009.
Pero mire que El Salo no es cualquier diputado, no señor, este es más fregón que bonito, todo un estuche de chingonerías: Entró en funciones como suplente de su mujer, Sara Montiel, quien ayer presentó licencia ante la Comisión Permanente de la Cámara Federal, y se le concedió con fundamento en Resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (31 de diciembre del 2009).
Doña Sara, quien el 29 de enero cumplirá apenas 43 años, ya se ganó el mote de “Juanita” (por aquello de la licencia que presentó ese personaje para dejar a Clara Brugada en la delegación del DF) que seguramente le perdurará mientras tenga vida.
Pero no crea que el señor Rosas, chilango avecindado en San Luis Potosí, ya empaquetó sus tiliches para irse de Tamaulipas.
No señor, no hay Ley que prohíba que el jovenazo tenga que dejar la delegación del PRI en nuestro terruño.
Además, por lo que se sabe, y por lo que dijo Bernal, Salomón ya vive en ciudad Victoria, donde presuntamente su mujer (según el currículum difundido por la Cámara de Diputados) es empleada del DIF.
Junto con Sara presentaron licencia otras tres “juanitas” y un “juanito”.
Pero mire que el caso de María Guadalupe Silerio Núñez, de Durango, es digno de toda una película (como debe ser el de Montiel si se conociera completo el guión).
Mire que Silerio fue la eterna secretaria de Marcos Carlos Cruz Martínez, cacique del PT en Durango, ex senador, ex diputado federal, ex alcalde.
Pero el año pasado, Cruz ser rompió las medias con los petistas y decidió irse con el PRD, cuyos dirigentes impusieron en el primer lugar plurinominal, nada menos que a su esposa Salma Guzmán de Cruz.
Al inconformarse los perredistas que tenían más derecho, colocaron como candidata a Silerio Núñez, llevando como suplente a Elma Eugenia Lascano.
Pero cuando ya estaban registradas ante el IFE propietaria y suplente, Eugenia decidió pedir licencia y entonces el jerarca Chucho Ortega nombró directamente en su lugar a Cruz Martínez.
Al llegar a la cámara, de inmediato, el dos de septiembre, María Guadalupe pidió licencia junto con otras mujeres, pero se armó un escándalo y la situación quedó en suspenso.
Es de suponerse que, en el juego inicial, Cruz iba de suplente de su esposa Salma, tal y como sucedió con Salomón Rosas.
Como vemos, todos estos asuntos son de película, y solo falta saber que la tricolor Angélica del Rosario Araujo Lara, de Yucatán, dejó en su lugar a su esposo Efraín Aguilar Góngora.
El hecho es que, al menos una docena de “juanitas” ya dejaron su posición en San Lázaro para que los varones, en su mayor parte sus maridos, tomen posesión de la nómina.
Ahora que, si la profecía de Bernal se cumplió, bueno sería que los políticos le pidan opinión sobre cómo el PRI resolverá la candidatura al gobierno de Tamaulipas. Tal vez él pudiera ayudarlos.
En otro tema, mire que este miércoles se reanudarán las actividades en Palacio de Gobierno, con los respectivos honores en los patios centrales del inmueble.
Se menciona que luego del evento, habrá una reunión del gabinete geñista en la casa de gobierno, y más tarde deberán pasar los alcaldes.
Se sospecha que con los alcaldes (otros dicen que será el jueves) habrá regaños o felicitaciones, dado que algunos han distraído más lana de la que deben, y otros de plano andan en precampaña a favor de sus amigos y compadres.
Parece que la gente que decide los asuntos electorales, ha comenzado a dar los primeros pasos para seleccionar a los candidatos tricolores.
Finalmente, mire que asistimos a la misa que con motivo del Día del Periodista ofreció monseñor David Martínez Reyna en la Santa Iglesia Catedral, frente a la Plaza Juárez.
Pero hay algo que no nos gustó mucho de este hombre que solo dice verdades, y es la advertencia –claro que es real- de que, quienes escribimos, andamos “en un peligro permanente” de nuestras vidas, como lo reafirmó.
Tampoco eso de que, si seguimos escribiendo con la verdad (como Cristo) y somos asesinados, nos vamos a convertir en mártires (y posiblemente en Santos), como el propio Jesús.
Preferimos seguir siendo simples mortales.
Mejor nos vamos.