Reportero sobre todo, como él mismo se reconoce, pero buen reportero, Jorge Rodríguez Treviño hace comentarios, aporta puntos de vista, opiniones sobre la prensa y los periodistas, las empresas periodísticas, en ocasión de conmemorarse este cuatro de enero, una vez más, el Día del Periodismo.
-¿A quién consideramos periodista?
-Ah! caray, es buena pregunta. Creo que es uno de los grandes temas que se han dado en nuestro oficio. Fundamentalmente me he reconocido reportero en estos 35 años de navegar en el medio. Considero que el periodista va más allá de dar a conocer la nota, el hecho meramente informativo. Está preocupado por su entorno social.
No se trata del que se confronta permanentemente con el poder. No necesariamente tiene que estar confrontado, aun cuando sea crítico del poder. En la medida en que el periodista señala yerros, tiende a abrir espacios… Tengo muy presente una conferencia del maestro Pagés Llergo como padrino de egresados de periodismo de la Universidad de Veracruz.
El decía que el periodismo pasó de la bohemia a la caja registradora, que pasó del contenido a una fachada multicolor, así como hacía mucho tiempo que el vino no se hacía con uvas ni el café con cacao. Así pareciera también que los periódicos no se hacen con periodistas.
-¿El periodista genera opiniones y el reportero busca información?
-Básicamente. Sería una división muy elemental: El reportero es el que presenta la información, como aquella frase que tiene el New York Times: Publíquese como se escribió.
El periodista tiende a ir más allá, tiende a ir a la búsqueda de los problemas, al encuentro de la voz de la gente para llevarla a los medios; tiene que ir a la investigación de sus problemas, al análisis, tiene que ser una especie de conciencia de la sociedad.
-Que es el «Día del Periodista» ¿hay motivos para celebrarlo?
-Siempre habrá motivos para celebrar cuando se cumplió o se tiene el propósito de cumplir, pero recuerda que se atribuye, me parece que a Augusto Comte, en aquellos tiempos del positivismo, cuando se da un giro a la educación, cuando se empieza arrancar la educación de manos de la Iglesia, entonces nace una corriente en que se propone levantarle altares pero a la humanidad, ya no a los santos, a las vírgenes, a los milagros.
Ahora vamos a levantar la vista a la humanidad y levantarle altares, que son los que vemos en las plazas, monumentos a prohombres, promujeres. No creo que sea una labor que debiera ser reconocida con grandes actividades, pero bueno, dicen que el que no se alaba, de ruin se muere.
ENTRE OFICIO Y PROFESION
Rodríguez Treviño ha sido reportero, aunque también jefe de redacción, director de medios impresos y comentarista de radio. Es matamorense radicado en ciudad Victoria.
-¿Oficio o profesión?
-En el caso mío es oficio. Lo aprendí a golpes en el yunque. Fui formado en las salas de redacción, no pasé por una escuela de formación periodística. Alabo mucho a los que se han formado en la escuela, porque sin duda, si nosotros tardamos treinta y tantos años para aprender esto, ellos que egresan de las aulas, especializados, tardarán menos, serán más útiles.
No creo en la diferenciación de los autodidactas, como yo, los que somos de oficio, a los que son profesionales de la comunicación. Creo que debe ser un acoplamiento de ambas.
-¿Qué nivel de periodismo se hace en Tamaulipas?
-Creo que tenemos muy buen periodismo. Veo periódicos muy bien hechos no solo en el diseño, que es importante, sino en el contenido. El periodismo que se hace en radio, muy dinámico, muy activo, y el que se ve en televisión, muy profesional.
-¿Censuras o autocensuras?
-Hablar de que hay censura, yo no lo he vivido. Como muchos de los que nos formamos en las redacción, creo que hay más censura en la mesa de la redacción. Es más difícil librar la censura en la mesa que la que propiamente viene del poder.
Hay mucho más de autocensura, de autosilencio, pensando quizás en intereses de la empresa. No olvidemos que los periódicos, las difusoras, las televisoras y hasta los portales de Internet, son empresas. En gran medida muchas de las empresas han convertido la noticia en una mera mercancía.
-Es mercancía, y la labor social ¿ya se perdió?.
-No. No puede perderse. La función social está en que esa mercancía (si la llamamos así) contenga los elementos básicos de veracidad, de honestidad profesional, que no haya manipulación, que se manejen hechos como son y en lo editorial lo que es, más allá de los diferendos que a veces tenemos entre políticos y periodistas, o periodistas y periodistas, o políticos y políticos.
Los periódicos no deben ser arena de disputas entre periodistas y políticos.
-Se dice que en un medio nada es casual, todo lleva un fin ¿cierto?.
-Claro, cada periódico responde a los intereses que lo conforman. Esto es innegable, tampoco podemos ocultarlo. Cada periódico corresponde al nivel de sus compromisos. Con eso le dan la orientación editorial, y el reto del periodista, los empleados, es adecuar nuestro trabajo a cumplir con las normas básicas de la información, a no trastocarla, no manipularla.
A veces se nos quiere juzgar en la calle que somos los que manipulamos la información, cuando no somos más que los meros obreros de la obra, y los que diseñan la obra en general son los editores.
-¿La mala imagen queda para el que escribe?
-Recordemos que las publicaciones se firman. El trabajo del reportero, del periodista, o cartonista, todos le dan imagen y fuerza a la empresa, no es la empresa la que le da imagen y fuerza a su personal. Somos lo que con nuestro trabajo prestigiamos o desprestigiamos a una empresa editorial.
NUNCA PERDER EL SENTIDO CRITICO
Egresado del Tecnológico de Matamoros en el área de Relaciones Industriales, Jorge incursionó en los medios en aquella ciudad y, a lo largo de más de 35 años, ha logrado varios premios estatales de periodismo.
-Los medios ¿quitan o ponen gobernantes?
-Jamás. Es una de las grandes ficciones. Los medios son nada más un vehículo de información, una correa de transmisión. Los que ponen y deciden formalmente son los electores.
-Los gobiernos ¿tienen la prensa que quieren?
-No creo que a los gobernantes les guste la prensa. En el mejor de los casos la toleran. Creo que siempre estarán descontentos porque nunca la prensa, aun y cuando haya quienes tengan la condición natural de estar elogiando las cosas buenas que hace el gobierno, que sí hace sin duda, creo que el gobierno siempre querrá que haya, que haya como una orquesta: Que todos lleven la misma tonadita.
Pero no es así porque siempre hay quienes discrepan, y es el legítimo derecho que tenemos los reporteros, el discrepar, porque nunca debemos perder nuestro sentido crítico.
-Se decía que la prensa es un perro guardián de la sociedad ¿se ha perdido?
-Es una de las tesis muy interesantes que se han manejado, sobre todo en sudamérica. Debiera serlo y creo que en gran medida lo está haciendo, por lo menos en los casos que tenemos en Tamaulipas sí lo ha sido.
-Quienes escribimos, tenemos el estigma de la corrupción ¿cierto?
-La conlleva, porque lamentablemente hablar de algunas profesiones equivale a transa y a corruptelas.
Bueno, creo que en gran medida ha habido casos notables que se han distinguido por la corrupción, pero no solo en el periodismo, también en el poder judicial, en el legislativo. La corrupción no es privativa de un sector de la actividad humana.
Se usan estos comentarios para descalificar. Muchos señalan a la prensa como corrupta para descalificarla, por las críticas que hace al estado. Cuando a algún político no le gusta lo que se está publicando, siempre busca quién está detrás.
Recuerda que los reporteros y columnistas no tenemos mayoría de edad, podemos morirnos de viejos y honestos, pero siempre cuando uno escribe algo que no le gusta a alguien, siempre pregunta quién está detrás, quién lo estará pagando.
Y, cuando escribes muy bien de alguien se dice: Seguramente le dieron muy buena lana. No tenemos derecho a criticar ni a elogiar porque siempre alguien de la sociedad dice que detrás hay muy buen dinero.