QUIREN QUEDARSE CON LA RESERVA «EL CIELO»
El Encino.- «Quieren quedarse con lo mejor de la biosfera de El Cielo», indica el comisariado Lorenzo Morales Montes, del ejido «Lázaro Cárdenas», en referencia a las 882 hectáreas que la familia Díez Gutiérrez quiere arrebatarle a la gente.
Desde hace año y medio la comunidad ejidal ha sufrido los embates de los poderosos talamontes, que cuentan con la aparente complicidad de todos los funcionarios del sector agrario, estatales y federales, como el magistrado Rafael Rodríguez Lujambio.
Las acciones sucias de los Díez Gutiérrez:
-Reclaman tierras en los municipios de Llera y Jaumave, cuando el ejido está en Gómez Farías.
-El ejido fue dotado en 1970, y hasta 36 años después los Díez Gutiérrez vienen a reclamar tierras, que no son suyas.
-El gringo Richard Meyer murió hace más de 25 años y es hasta 1992 cuando el viejo Carlos Coleman sale con que el muerto le dio poder general para vender.
-Carlos, el viejo manifiesta que le vendió a su esposa y a sus hijos.
La dotación ejidal viene de 1970, pero en 1992 el notario Pedro Etienne Lafón, de ciudad Victoria, compadre de Carlos Coleman, habría elaborado escrituras falsas a nombre de la familia Díez.
“El reclama en Jaumave, donde nosotros no tenemos tierras y, si hay alguna parte, sería en La Perra, pero no más», señala el comisariado, quien tiene años de habitar en lo alto de la sierra.
Señala que es evidente que los Diez quieren explotar los recursos maderables de El Cielo, donde nadie los para pues cuentan con la complicidad de funcionarios de la Procuraduría Agraria y también de la SEMARNAT.
Y es que el ejido ya cuenta con: Resolución presidencial, ejecución de la misma, plano proyecto, plano de ejecución, cartografía topográfica y hasta replanteo de linderos, como para que nadie los pudiera molestarlos nunca, pues además tienen en sus manos los documentos de titulación del PROCEDE.
Pero es el dinero de la familia Díez lo que los está molestando y no los mantiene quietos y por lo cual han gasto muchísimo dinero, como indica el comisariado Morales Montes.
De acuerdo con la información de los lugareños, a familia del talabosques sigue sacando madera de la reserva, pese a que está prohibido por decreto el congreso del estado.
En cambio, a los ejidatarios no los dejan ni cortar un árbol para repuntar sus casas en mal estado.
LA PUNTA DE LA CORRUPCION
El expediente que se sigue en el tribunal agrario es el No. 112/2006, pero las autoridades del mismo no resuelven y todo indica que van «jalando» por el lado de los talabosques y sus abogados, lo mismo que la Conafor.
Por ejemplo, la delegación de la CONAFOR, le acaba de entregar a la familia de los Díez la suma de 773 mil pesos (programa 2007) que por restitución de bosques, pero por los terrenos que pertenecen a Lázaro Cárdenas, lo cual es una vil mentira, pues las tierras son ocupadas por los ejidatarios.
De paso, los Díez no hacen nada en la región, ningún mejoramiento, pese a que reciben millones de pesos de la Conafor del gobierno federal.
«Reciben dinero por algo que nos pertenece», indica el comisariado.
También estarían «en el ajo» en favor de Díez Gutiérrez las autoridades del Inegi, que se encargan de elaborar los planos territoriales, el Registro Agrario Nacional y el Tribunal Agrario al darles garrotazo a los ejidatarios.
Y es que a todas luces las escrituras elaboradas por Etienne Lafón son falsas y, además, se supone que cuenten con el apoyo de funcionarios corruptos del Registro Público de la Propiedad en ciudad Victoria.
Ellos habrían registrado en el RPP una escritura falsa a nombre de los malosos con fecha 23 de diciembre de 1992 en la sección 1; No. 53,637, legajo 1073, o sea 22 años después de que se entregó la tierra al ejido.
Los Díez insisten en extender sus tentáculos a la reserva ecológica de El Cielo, aprovechando que no es reserva federal sino estatal y se sigue explotando madera ilegalmente.
El gringo murió hace años y, de la noche a la mañana, Carlos apareció como el apoderado general de la sucesión, y lo primero que hizo fue venderle a su esposa y a sus hijos, Carlos, Arturo, Sergio, entre otros.
Esto, cuando se suponía que el mismo gringo había vendido a José Garza y Garza, quien siguió con la explotación de madera, cuando en ese tiempo Carlos y Jorge, los hermanos potosinos, apenas eran unos peones.
También le habría vendida al gobierno del estado cerca de siete mil hectáreas para la radicación completa de la reserva ecológica, que se decretó en 1984 siendo gobernador Emilio Martínez Manautou por un total de 138 mil hectáreas.
EJIDO BIEN CONSTITUIDO
Los antecedentes del ejido no son nuevos, pues en 1962 solicitaron al gobierno la afectación del gran latifundio del gringo y, así debió haber quedado asentado en el Registro Público de la Propiedad.
La resolución y dotación tardó ocho años, cuando los interesados obtuvieron sus frutos: Cinco mil 139 hectáreas, de las cuales años después el talabosques les quiere quitar más de 800.
Para la entrega de la tierra todo estuvo previsto, pues el ingeniero Carlos Bujanos Trujillo, dedicó el mayor tiempo para los trabajos: Ocho meses.
Por eso, en sus reclamos, los ejidatarios indican que, además de la tierra, piden que se les paguen los daños y perjuicios, así como les reintegren los millones de pesos que los Díez han cobrado en Conafor y otras dependencias por servicios de reintegración forestal.
Se supone que hay otras autoridades federales que son cómplices, pues los apoyos a fondo pedido llegan cada año por ayuda para los talabosques, cuando los Díez Gutiérrez no cuentan ni siquiera con documentos de propiedad, aunado a que tampoco invierten ni un solo cinco.
Los lugareños sospechan que todo ese dinero que sale de los programas federales, se destina a pagar componendas y campañas políticas.
Y hay más favoritismos hacia los talabosques de parte del Tribunal Agrario y la secretaría.
A través del expediente 349/2003 se pretende perjudicar a 16 posesionarios del ejido Emilio Portes Gil, de Gómez Farías, que tienen más de 25 años de vivir ahí.
Todo porque la SRA falló a favor de gente de Celaya y Silao, Guanajuato, que no se dedican a la agricultura y menos conocen Tamaulipas o Gómez Farías.
Sobre ellos se han ido los Díez Gutiérrez tratando de comprarles sus derechos ejidales, lo que tampoco es legal, pues las tierras comunales no se pueden comercializar, sino las unitarias.
Pero gente, los de Guanajuato, que son comerciantes o mecánicos, solicitaron tierra por la vía de NCPE y les tocó en Gómez Farías, aunque jamás han estado por estas tierras.
«Todo mundo se quiere meter a El Cielo, Alta Cima y San José, entre otros», dice el comisariado, quien pide solución inmediata a los problemas que tienen con los talamontes.
Entre quienes han sacado provecho a río revuelto se menciona a un empleado de la SEESOL de nombre Mario Brambila, quien ya se metió en Alta Cima sin tener derecho y ahora renta cabañas.
Era el velador de las cabañas de Manuel Cavazos Lerma cuando era Gobernador e iba a meditar al Valle de Los Ovnis , allá en El Cielo.