HECTOR TRETO, EL GURU QUE SE BURLO DE LA VIDA ESTARIA CUMPLIENDO 75 AÑOS
Uno de sus amigos se le apareció un día en sus oficinas.
-Me voy a casar y quiero que me ayudes.
-¿Sí? Qué necesitas.
-Pues los anillos.
-Pero cómo, apenas te vas a casar ¿y ya la vas a anillar?
Fue la broma permanente de Héctor Treto Cisneros, el Maestro, el Mariscal, el Gurú, el líder permanente del Club Webberson de ciudad Victoria junto con el periodista Guadalupe Díaz Jr.
Para la esperanza de vida en México, Héctor murió «muy joven». Nació el ocho de agosto de 1934 en el ejido Emiliano Zapata, municipio de Hidalgo.
Se burló de la vida, de los amigos y de él mismo, de tal forma que mereció un libro que se denominó «Las Tretas de Treto», de Ramón Durón Ruiz.
Dispuesto a nunca trabajar, fue muchas veces funcionario municipal de tal forma que, en los setentas, fungió como alcalde de Victoria, después que se licenció Roberto Perales Meléndez para buscar una diputación local.
En otros tiempos, Treto fue el secretario particular del Gobernador Norberto Treviño Zapata, según los políticos antiguos.
Y LA BROMA ETERNA
En otra ocasión, Treto fue a cargar gasolina a la estación del Ocho y Carrera Torres, donde vio un camión que transportaba ataúdes.
-¿Para dónde van?
-A Llera, le contestó el chofer.
Más tarde se encontró al periodista Félix Acuña Caballero y le dijo que en Llera se había dado un enfrentamiento entre bandas de políticos rivales, y que los muertos eran muchos.
Acuña mandó llamar a su fotógrafo, Ornelas, y salieron para el vecino municipio en horas de la noche.
Preguntaron muchas veces sobre los muertos y nada hasta que, en la madrugada, en un ejido, les indicaron que más arriba había muerto una señora, pero por tener más de cien años.
Reportero y fotógrafo regresaron a Victoria como a las seis de la mañana, sin dormir, y totalmente indignados.
Tarde se enteraron que, las cajas de muerto, eran para surtir a la agencia funeraria del pueblo.
Así era Héctor Treto Cisneros, quien falleció a los 64 años cuando era funcionario del Gobierno del Estado.
DEPORTISTA DE BEISBOL
Entrevistamos a Juan Treto, su hermano, quien es el mayor.
-¿Como fue la juventud de Héctor?
-Como cualquier muchacho joven, inquieto, y hasta que murió, siempre fue muy alegre.
-¿Cuando se vinieron para acá?
-Desde muy niños. Aquí hicimos la primaria, él estudió en la Epigmenio García cuando estaba en el 19 Juárez.
-¿Y después?
-Pues siguió estudiando.
-¿Deportes?
-No practicó ningún deporte, pero lo que le gustaba era el béisbol y siempre andaba con los hermanos mayores que jugábamos béis. Inclusive llegó a ser presidente de la Liga Municipal de Béisbol en Victoria.
-¿Era promotor?
-No, era el que organizaba campeonatos municipales y equipos.
-¿Como entró a la política?
-Desde joven fue inquieto. Desde jovencillo comenzó con la política. Recuerdo que él y Jesús García Olvera hicieron un periódico; estaban muy jóvenes… fue en la época de Horacio Terán.
-¿También anduvo en el medio periodístico?
-Sí, en efecto.
-¿Y luego?
-Pues ya comenzó a meterse con gente como Simón Torres.
-¿Y de Treviño Zapata?
-Sí, fue su secretario.
-¿Y?
-Bueno, fue presidente municipal, tu te has de acordar, digo, para terminar el periodo de Roberto Perales Meléndez.
LA RISA DE LA VIDA
Treto Cisneros fue el Guró del Webberson, dispuesto siempre a no trabajar.
No obstante, ocupó dos veces la sindicatura en el ayuntamiento de Victoria y colaboró en otras áreas del gobierno.
Sigue la entrevista con su hermano Juan.
-¿Se reía de la vida?
-Sí, él tomaba en broma todo, no andaba con tanto estress como se dice ahora, siempre muy bromista.
-¿Se burlaba de él mismo?.
-Sí, de él y de todo mundo, traía muchos chascarrillos siempre. Hay muchas ocurrencias que cuentan de él.
-Uno de sus principios era nunca chambear ¿así es?
-Era broma, él fue inclusive empleado en tiempos de Praxedis Balboa…era inspector de alcoholes.
-¿Detalles? ¿recuerdos?
-Hay muchos, sería largo , muy largo…no terminaríamos nunca.
Y EL REGRESO…DE LA BROMA
Amigos de Treto indican que, en otra ocasión, la broma «se la regresaron».
Un veterinario Ballina los invitó a comer a su rancho en las cercanías de Victoria.
Después que comieron los platillos, les preguntó sobre el sabor y el punto del condimento.
– Extraordinario, muy sabroso, respondieron.
Entonces, el médico sacó dos pezuñas de burro, junto con la pata, además de la cola.
-Ya lo creo!, les dijo.
Sobre la vida de este hombre ya fallecido se pueden escribir muchos libros.