Cd. Victoria.- Jaumave es el único municipio tamaulipeco que está en manos del Partido de la Revolución Democrática. Bueno, es un decir que la administración es perredista, porque en realidad la maneja el PRI con un gerente provisional.
Para nadie es un secreto que el sistema, digamos las huestes tricolores, postuló a Ricardo Quintanilla Leal para acabar con el cacicazgo de 24 años de José Gudiño Cardiel.
Y el sabilero cumplió bien con la encomienda: Desplazar al gudiñismo y mantener una dócil y servil actitud frente a los tricolores.
Ahora, va por la segunda parte del compromiso: Entregar otra vez el mando al PRI, a quien sea, pero que seguramente no será Gudiño o alguien suyo.
Quintanilla va a cumplir dos años de una administración gris, en la que no se ha parado por los ejidos y , si acaso, en alguna ocasión como turista de día de campo por la cabecera.
No tiene equipo ni colaboradores y, en una actitud de soberbia, tampoco ha permitido que alguno de los funcionarios se proyecte rumbo a la sucesión.
A escasos cuatro meses de la decisión, el alcalde no tiene una sola ficha de valor para jugar a nombre del perredismo.
No dejó crecer a nadie y, quien lo intentó, fue puesto fuera de la nómina aunque se tratara de soñadores que no son originarios del pueblo.
En los últimos meses, como resultado de la oleada de cambios permanentes de personal que ordena, llegó a la administración un profesor que sí es oriundo del pueblo, Gabriel Zúñiga, quien intenta proyectarse por su cuenta y riesgo.
Pero de “jugar” en contra de la decisión del gerente, de ninguna manera tiene posibilidades de salir adelante, a menos que negocie directamente con Ricardo Gamundi Rosas.
Sí, que contacte en línea recta con quien toma las decisiones y no a través de intermediarios.
En última instancia, por el PRD, el candidato podría ser el profesor Napoleón Villanueva, aunque su edad, más de 80 años, no le favorece mucho.
Es el único que cuenta con una trayectoria propia; fue alcalde por el PRI, realizó un intenso trabajo y hoy sigue gozando de popularidad a través de un puesto en la administración.
Claro que tampoco levantaría el barco perredista como para obtener un triunfo, si el compromiso de Quintanilla es la entrega de la administración.
Está escrito, y los jaumavenses lo saben, que el siguiente gobierno local será para los tricolores, y son ellos lo que ahora pelean por el botín que dejará Quintanilla.
Otra vez la corrupción innata de Rodríguez Campa, quien en una acción de descaro, pretende encaminar a Adán, uno de sus hijos.
Por el otro lado, la eterna figura putrefacta de Gudiño Cardiel, el cacique de 24 años que quiere ser alcalde por tercera ocasión, que quiere regresar pos sus fueros en tanto se lo permitan.
Sin embargo, los tricolores parece que ya tomaron también la decisión y no permitirán que vuelva al poder y se eternice en el saqueo desmedido de los recursos.
Todo parece indicar que el sistema se sacudirá el gudiñato y las cartas están sobre la mesa.
Inicialmente del establo del cacique, José de la Rosa Torres se desligó del grupo y ahora navega con bandera propia rumbo a una segunda elección. Se promueve los fines de semana; hace compromisos, habla con cabezas de grupo.
Y no está solo, sino ayudado por Secundino Mezquitic y otros que también se quitaron el yugo caciquil y prefirieron formar su grupo.
De la Rosa, joven profesionista, parece ser la carta final del PRI para solucionar el caso Jaumave rumbo a la alcaldía.
Y, con una solución salomónica, Gudiño podría ser diputado local por tercera ocasión, aunque no el titiritero del siguiente presidente municipal.
Las cosas parecen irse definiendo en Jaumave conforme se acercan los días. Y todo hace indicar que no volverá el bribón, aunque ya ronda como buitre sobre los aires de la región.
La único que tiene a su favor sería su dinero, pero seguramente no lo utilizará en contra del sistema. Sabe muy bien que, si hace dos años fue desmembrado, de persistir en su proyecto le darían el tiro de gracia.
Así que, para los analistas, el siguiente candidato en la tierra janambre será De la Rosa, con el compromiso de Quintanilla de quedarse con los brazos cruzados en la lucha que viene.
Su gris administración está en el ocaso, y es ahora que se conocen los compromisos que hizo bajo la mesa.
Nos vamos.