*Estudió en Matamoros, donde murieron dos de sus hermanos
Cd. Victoria.- A lo largo de los años, pareciera que el pueblo mexicano ha vivido engañado respecto a una victoria del General Ignacio Zaragoza sobre los invasores franceses, en 1862, en Puebla.
En realidad, nunca hubo tal victoria, sino que el ejército invasor se retiró algunos kilómetros para reorganizarse, como ocurrió, y luego regresaron para tomar el territorio nacional, quedarse por siete años e irse cuando les dio su gana.
En tanto, con miedo a perseguirlos y derrotarlos, porque eran más, decidió retirarse tranquilamente de los campos de batalla.
No hay lugar a dudas de que no fue una victoria: Don Ignacio no atacó, fue atacado.
De acuerdo con la historia oficial, hoy cinco de mayo se conmemora La Batalla de Puebla, cuando presuntamente las armas nacionales se cubrieron de gloria.
Zaragoza no derrotó a los franceses, sino que los hizo retroceder a un rancho y luego a Acatzingo y Orizaba, Puebla, donde se reorganizaron.
Siguió al enemigo pero no lo quiso atacar para derrotarlo ¿por qué? Su compañero de armas dice que escribió en Acatzingo.
-…Sin vacilar, pero tampoco sin que se conociera que desistía del ataque, ordené que se diera rancho a la tropa y se descansara. Después dispuse su marcha para diversos puntos, ya con el firme propósito de no batir al enemigo, ni en aquel lugar ni en otro alguno de su tránsito”.
El 22 de mayo el General regresó a Puebla en diligencia.
Muchos afirman que el General Ignacio Zaragoza nació en Tamaulipas cuando nuestra entidad abarcaba todo Texas.
Zaragoza vino al mundo el 24 de marzo de 1829 en Bahía del Espíritu Santo, perteneciente al estado que entonces se llamaba Coahuila y Texas, o Coahuiltexas, como se le dice en forma común.
Sobre Don Ignacio se han magnificado ciertamente muchas de sus acciones antes, durante y después de la Batalla de Puebla.
Pero eso no lo alcanzó a ver Don Ignacio, ni siquiera cuando los franceses arrasaron Puebla, la ciudad que defendió, pues falleció tres meses después de la lucha del cinco de mayo, por el mal de la tifo.
FAMILIARES SEPULTADOS EN MATAMOROS
Puede afirmarse -según los historiadores- que la niñez y adolescencia de Ignacio fue triste, en medio de una pobreza extrema, viajando siempre miles de kilómetros, en diligencia, con su padre que era militar.
Se casó y tuvo una hija, pero su mujer falleció antes que él.
Ignacio Zaragoza dejó este mundo cuando apenas tenía 33 años, de la misma causa que su padre.
Para la elaboración del presente trabajo, consultamos varias obras, entre ellas: Zaragoza, Jefe de Chinacos, Continúa a Caballo, de José Alvarado; Ignacio Zaragoza, de Federico Berrueto Ramón, y La Vida del General Ignacio Zaragoza, escrita por Manuel Z. Gómez en 1862, quien fuera colaborador precisamente del general.
De este último se abundan más datos, pues él estuvo presente cuando el general decía tener miedo de atacar al ejército francés, después de la Batalla de Puebla, porque eran más elementos.
La vida del padre de Ignacio fue de aventura, corriendo de un lado a otro como militar, viviendo en la pobreza y manteniendo en las mismas a su familia de siete hijos y su esposa María de Jesús.
Hubo una ocasión en que Don Miguel G. Zaragoza, abandonó por espacio de dos años a su familia, sin un cinco, pero porque tampoco le pagaban en el Ejército Federal.
Para darnos una idea de la inestabilidad de la familia, digamos en donde nacieron los hijos.
Miguel, que nació en Nacogdoches.
Ignacio, Bahía del Espíritu Santo.
Genoveva, en Nacogdoches.
María de Jesús, en San Luis Potosí
Emeteria de los Dolores, en Matamoros, Tam.
Elena, en Zacatecas.
Miguel Francisco, en Monterrey.
De acuerdo con la versión de Federico Berrueto Ramón, coahuilense, dos de los hermanos de Ignacio fallecieron en Matamoros, Tamaulipas, donde están sepultados, cuando el padre se trajo a la familia desde Espíritu Santo.
Murieron siendo niños por problemas de salud que entonces existían.
De acuerdo con la información histórica, el padre se trajo a su familia de Espíritu Santo, una comunidad de 750 habitantes, alejada y desértica, amenazada ya por los americanos, para radicar en Matamoros, Tamaulipas.
Allí, Ignacio y su hermano mayor ingresaron al Colegio de San Juan donde estuvieron un tiempo.
Después se fueron para Monterrey, donde continuaron estudiando, e inmediatamente después a Zacatecas donde hicieron lo mismo.
Muy joven, Ignacio se inscribió en la guardia nacional, donde sus compañeros lo nombraron Sargento Primero.
Pero en realidad su carrera militar comenzó en 1853 cuando Santa Anna ordenó levantar milicias activas en Nuevo León y marchó a Tamaulipas ya como capitán.
Ignacio odiaba a Santa Anna por traidor y cacique de tal forma que, cuando surge el Plan de Ayutla, se une inmediatamente a él.
-Se hallaba en ciudad Victoria cuando su madre, desde Monterrey, le mandó decir con uno de sus hermanos que no siquiera luchando con aquel odiado gobierno (de Santa Anna).
De esta forma, Ignacio regresó a la capital regia el 30 de mayo de 1855, convenciendo de que desertaran a 113 hombres de tropa y varios oficiales.
Y se fueron a combatir al cacique y Gobernador de Tamaulipas Adrián Woll, que estaba en Matamoros.
DIA 6, ESPERABA EL ATAQUE
Ignacio luchó por muy diversos lugares en contra de los gobiernos reaccionarios, entre ellos el de Comonfort.
Estuvo en Nuevo León, Tamaulipas, Coahuila, San Luís Potosí, Guanajuato, Veracruz, Jalisco, Michoacán.
El ocho de marzo de 1859 fue ascendido a general.
Cuando falleció su esposa Rafaela Padilla, en 1860, originaria de Monterrey, ni siquiera pudo asistirla porque seguía en la lucha armada.
Después de ser designado Secretario de Guerra, renunció para ir a dirigir el Ejército de Oriente en contra de los franceses.
Como estratega cometió algunos errores, como el creer que sería atacado el seis de mayo y no el cinco.
Le habría escrito a sus jefes de la guerra.
-…Si el gobierno me mandara violentamente mañana dos mil infantes, yo les aseguraría hasta con la vida que la división francesa sería derrotada precisamente el día seis.
Algunos autores dicen que Zaragoza disponía de poco más de cinco mil hombres, y otros dicen que siete mil.
El general llegó a Puebla el tres de mayo y el cuatro mandó fortificar los cerros de Guadalupe y Loreto, que le daban ventaja pese a la diferencia de hombres.
La lucha comenzó al amanecer del cinco de mayo, por ataque de los extranjeros.
Participaban ya bajo sus órdenes, Miguel Negrete, Felipe Berriozábal y Porfirio Díaz.
Si es una victoria por que al largo plazo esta derrota Francesa aumento los costes de la intervención que fue el verdadero motivo para abandonar la intención de crear un país satélite de Francia en América para contener a USA.
El otro motivo fue el final de la guerra de secesión en USA y su inminente intervención y esta batalla le enseña a Bismarck que el ejercito francés es débil y tácticamente atrasado, lo que acelera los acontecimientos para la guerra franco prusiana. Así que no se fueron cuando quisieron.
Al corto plazo le demostró a los franceses que no seria tan fácil y que los conservadores exageraron su poder e importancia en el país. Así como una inyección de moral a los leales a la república y a la patria. Lo que moralizo a la guerra de guerrillas que terminaría por volver poco rentable la intervención.