Cd. Victoria, Tamaulipas.- Mientras dure la pandemia, dos alcaldes de Tamaulipas (del norte y sur), más los diputados Salvador Rosas Quintanilla, Erasmo González Robledo, Javier Garza Faz, Félix “El Moyo” García Aguiar y el senador Américo Villarreal Anaya, no pueden regalar bienes y servicios aunque sea dinero de su bolsa.
Con plata del erario o particular cargan “morral” para motivar conciencias en sus municipios o distritos. Hacen futurismo.
Una resolución del INE dice que deberán abstenerse de “actos o conductas como la entrega u ofrecimientos”.
Con ingenuidad, los fiscalizadores del Instituto decidieron darle “máxima publicidad” (textual) a su “castigo”, como escarmiento para el resto de los precandidatos. La pregunta es ¿hicieron caso?. No.
El INE les llamó la atención en eso de la despensita, gel, cubrebocas y otros efectos que pulverizaron con el argumento de la emergencia sanitaria.
La acción de los inquisidores fue directa, sin que mediara queja o denuncia alguna, con medidas cautelares (inmediato) de tumbar de sus redes sociales difusión o publicidad “con nombres, imágenes, voces o símbolos de promoción personalizada”.
No cumplieron. El piso tampoco es parejo. Veamos el ejemplo.
Días después de la resolución, otro precandidato puso en marcha un novedoso sistema de “motivación”, más afectivo que el subliminal y “lavado de cerebro” al que aspiran dominar psicólogos y comunicadores: Regalar gas LP.
Es el diputado Rigoberto Ramos Ordóñez, de Reynosa, plurinominal por Morena e identificado con un amplio capital económico personal, quien no anda con pichicaterías. Se llevó la pipa de combustible a las colonias.
Las imágenes no mienten. En un ambiente de fiesta, logos de la “R” y el emblema “La voz de Reynosa”, saludando, posando para la “selfie”, Don Rigo ayuda y surte tanques de todos tamaños.
Del establo morenista ha sido el más activo de los precandidatos municipales, tanto que el IETAM aplicó medidas cautelares en contra de su propaganda, que al parecer no fueron suficientes porque sigue en su proyecto.
Trae canicas y las quiere agotar. Cada vez publica en redes (mismas que el INE no quiere que se utilicen en asuntos personalizados): “No dejaré de apoyar a la gente que más lo necesita en momentos difíciles”.
Dijo que gente de 250 colonias populares pidió les donara gas y lo está haciendo con dinero de su chequera, algo no permitido por la Ley. Es un gasto que la autoridad tiene que regular.
No se le puede quitar que es el más popular en aquella frontera… Hasta hoy.
Otro que sigue si hacer caso a las instrucciones es “Moyo” García, de Nuevo Laredo, aspirante al sillón municipal. Sigue publicando reparto de despensas (algunas las disfrazó con un centro de acopio) y sanitización de unidades de transporte público. Mete a la Coepris, delegación de Transporte y hasta al Gobierno del Estado.
“Chava” Rosas, de aquella misma esquina norte le bajó un poco, pero no “tumbó” los videos en que se le ve entre toneladas de productos con personal elaborando despensas que contienen aceite, manteca, leche, arroz, galletas, harina, pasta de dientes, “una despensa de lo más completa”.
Miguel Gómez Orta, empeñado en la presidencia de Altamira, le bajó. Se olvidó del morral y anda por las colonias con las manos vacías, solo para “ver que les hace falta, escuchar su sentir y decirles que no están solos”.
Su precampaña ahora es de saliva, gastando suela.
Revisamos las páginas de Américo. Respetuoso de la Ley, se bajó de la carreta de las despensas, galones de gel y trajes y equipos para los trabajadores de la salud.
Si cambiamos de tema, mire que los nuevos comisionados del ITAIT siguen alimentando al mismo “elefante blanco” que es ese organismo desde su creación.
Para que no haya equivocación hablamos del Humberto Rangel Vallejo, Rosalba Robinson Terán y Dulce Adriana Rocha Sobrevilla, recién instalados con bombo y platillo.
Este miércoles decidieron imponer “sanciones” a los alcaldes de San Carlos, Padilla, Palmillas y Guémez, con “castigos” que suenan a burla. Las “medidas de apremio”, como les dicen, consisten en “amonestación pública” por negarse a proporcionar información que les fue solicitada por ciudadanos comunes.
Ah bueno, al sancarlense, por medio de su jefe de Transparencia, Jaime Enrique Castillo Saucedo, le triplicaron el “castigo”. Le dieron tres amonestaciones al hilo.
Vergonzoso que cobren miles por mes para hacer tristes papeles ¿no saben o no quieren utilizar los “dientes” que les dieron los legisladores?.
El guemense debe andar en la guarapeta festejando –el estilo de la casa- que le “hicieron los mandados”.
Un ciudadano le pedía información de cuantas solicitudes, precisamente de información, había recibido el ayuntamiento desde el 2015. Después de un año le contestaron embarrando gente.
Que antes del 2016 no tienen papeles porque el entonces alcalde Julio César “Julito” López Walle “no dejó nada”. Tampoco dejó archivos el sucesor, Carlos Adrián Cárdenas González.
“A partir del uno de octubre del 2018 estamos trabajando para dar contestación a todas y cada una de ellas”, escribió la representación municipal con fecha 7 de julio del presente.
Son los primeros “castigos” que aplica el trío infernal del ITAIT.