El Contadero, Tula, Tamaulipas.- Dice la historia que, allá en la soledad de la montaña, en una planicie, los bandidos se reunían a contabilizar sus ganancias ya sea en efectivo o en especie. Era el camino real, el naturalito desde Tampico rumbo a centro del país, Querétaro y México.
En una de esas acampadas, los bandidos se disgustaron por un mal reparto y decidieron colgar de un árbol a uno de sus compañeros.
Cuando aquel estaba con la soga al cuello y a punto de perder la vida, se escuchó una voz femenina desde una pequeña cueva, en un cerro, en que se manifestaba que lo dejaran libre.
Y los verdugos se espantaron, accedieron y fueron a ver a la cueva donde encontraron la figura de la Virgen María, que fue la que les llamó para que perdonaran una vida.
Esto habría ocurrido allá por 1850 y, desde entonces, aquí se adora a lo que hoy se lama La Virgen del Contadero, ubicada más allá del ejido Gallitos, municipio de Tula, en plena selva.
Aun así, vienen miles visitantes por año. Muchos duermen y permanecen por varios días.
Aquí apenas vive una familia.
Dicen que a la Virgen ya la mencionaban sus ancestros allá por los años cincuentas del siglo XX.
Estos terrenos antes correspondían a la hacienda de Gallitos, propiedad de un tal Fernando Landeta, quien tenía además las haciendas de Las Cruces y La Hincada, desde Tamaulipas hasta San Luís Potosí.
Según los vecinos, allí cruzaban los arrieros desde el centro del país hacia Tampico. Llevaban carga de exportación e importación.
Pero otros dicen que, en este remanso de soledad y silencio, en esta meseta en lo alto del cerro, se disponían a contar las mulas para observar que no les faltara ninguna.
Por eso el mote de El Contadero.
Se afirma que, en 1880 el presidente Porfirio Díaz autorizó la construcción de una vía férrea entre San Luís y Tampico, que en realidad llegaría a El Naranjo (en Mante) y cruzaría por el camino real.
Al final, el sucesor de Don Porfirio, Manuel González, decidió que la vía se hiciera por la sierra, El Espinazo del Diablo para que pasara por sus haciendas de Cárdenas, Dolores y Tambaca, en San Luís Potosí.
Y MAS LEYENDAS…
Las leyendas son lo que sobran aquí, como esa que dice que Pancho Rojas era un arriero que seguía el camino y, en un descanso, se acordó que los antiguos mexicanos hablaban de la existencia de un tesoro en una de las cuevas.
Se puso a buscarlo y lo encontró. Procedió a llenar costales pero cuando iba de salida se le cerró la puerta y escuchó una voz que le dijo: “Todo o nada”.
Al negociar con la voz su salida, se le ordenó que con parte del dinero que llevaba fuera a pagar una manda a la Virgen de Guadalupe en el Contadero, lo cual consistía en media carga de los recursos que llevaba.
Pancho aceptó lo que le decía la voz pero en el camino se arrepintió de su promesa y, cuando cruzó por El Contadero, no le dejó nada a la virgen.
Su sorpresa fue cuando de pronto la carga que llevaba el burro se hizo piedra.
Temeroso, Pancho regresó de nuevo al cerro pero ya no encontró la cueva, y solo escuchó la voz que le repitió: “Todo o nada”, y se le apareció un viejo indio…
Murió Francisco y es fecha que la carga petrificada sigue allí.
Una leyenda más refiere que aquel que quiera ir al Contadero no puede arrepentirse a mitad del camino porque se convierte en piedra, lo mismo que aquel que reniegue del mal estado del camino.
Esto sería desde Gallitos, en el municipio de Tula, o bien desde Callejones, en Ocampo.
Y es que la Virgen se encuentra en los linderos de los dos municipios, en plena Sierra Madre Oriental.
La figura de a Virgen está en Ocampo,pero la planicie donde se contabilizaban los robos, en Tula.
Por la primera ruta son cinco kilómetros de subida, a pié, en tanto que desde Gallitos son tres por un camino de terracería y luego 200 metros de bajada.
Partiendo de Tula, son precisamente 35 kilómetros.
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Es el antiguo camino entre Ocampo y Tula, cruzando por 80 kilómetros de sierra entre empinadas cuestas, peñones y desfiladeros.
Otra leyenda afirma que un hombre subía la sierra con su burro cargado de ropa. Ya muy cansado le prometió a la Virgen que le daría la mitad de la carga con tal de que le permitiera salvar las cuestas pedregosas y llenas de felinos.
El hombre iba renegando de su desgracia e incluso maldijo a la Virgen porque no lo ayudaba.
La reacción milagrosa no se hizo esperar y el hombre y su carga se convirtieron en piedra antes de llegar al descanso del Contadero.
Las figuras están al lado del camino y que el visitante puede disfrutar, solo que el jinete se halla a la entrada de una cueva. Acobardado quiso huir del milagro.
Aquel que empiece el camino, tiene que terminarlo.
LA SELVA DE LEONES Y JAGUARES
Aquí hay leones y jaguares (le dicen tigre) que acaban con el ganado. La selva es virgen y apenas vive una familia que vende veladoras a los visitantes.
Además de recorrer diez kilómetros, para llegar se necesita mucha fe y, al final, contemplar la imagen en piedra ¿o cemento? de la virgen de Guadalupe rodeada de veladoras y objetos personales por milagros recibidos, incluso hasta de muletas de personas que sanaron y fueron a pagar su «manda». Se ve hasta un machete y un bastón.
Y como todo es negocio, abajo los “changarros” de gente que hace negocio, sobre todo en Semana Santa que es cuando vienen aquí miles de personas para pedir curar sus males o agradecer que ya sanaron.
En un jacalón de madera hay bancas y ahí duermen cientos de personas en la época de peregrinación.
El propio municipio y los ejidatarios instalaron un depósito de agua para beber porque cerca no hay.