Cd. Victoria, Tamaulipas.- La gran solución inmediata para resolver los problemas económicos generados por el coronavirus, es una: Hacer “llover dinero”.
Ante el desempleo generado por el cierre de negocios (falta de clientes por la inmovilización social), es la ruta que siguen los países desarrollados o en vías, menos México.
Nuestro Presidente AMLO tomó la decisión de no ayudar a nadie directamente. Solo dijo que de aquí a diciembre generará dos millones de empleos (deben ser jornales temporales) y otorgará créditos a pequeños comerciantes. Son las soluciones que dio.
Dicen los que conocen que, en este tipo de crisis, la gente necesita dinero en efectivo, a fondo perdido, para hacer compras inmediatas y reactivar la economía.
En lo metafórico, a “llover” se le conoce como “dinero helicóptero” (aventar dinero desde el aire). Son los apoyos que la población requiere para vivir y dar movimiento al mercado de productos.
Los grandes empresarios –con los que tiene pleito López Obrador- no necesitan apoyos, solo que el gobierno autorice la “lluvia” para que los públicos compren. Ahí está su ganancia.
¿Qué pasa con Tamaulipas? El Gobernador Francisco García Cabeza de Vaca acaba de conseguir que el Congreso, le autorice solicitar préstamos por cuatro mil 600 millones de pesos (sin intereses) que vendrán a reactivar la economía regional.
Es la “lluvia” estatal, dinero fresco que se dispersará en los siguientes meses y años, para dar movimiento al mercado de productos y servicios independientemente de en qué renglones se invierten o se regalan.
Evidente que algunos actores partidistas le ponen “peros” al sistema de dispersión que va a utilizar el gobierno. No se oponen como manifiestan los diputados Olga Garza Rodríguez, del PRI, y Rigoberto Ramos Ordóñez, de Movimiento Ciudadano. Saben que se trata de una emergencia pero no están enterados de los proyectos.
Toca a los secretarios colaboradores dar las explicaciones necesarias de a dónde específicamente va a ir a parar ese dinero, para evitar desconfianza.
No era lo más recomendado pero, si el recurso no llegó del gobierno federal, de algún lado tenía que salir la lana para hacerla “llover” sobre Tamaulipas, según la teoría del helicóptero.
No hay Fobaproas ni rescates bancarios porque no son funciones del Gobierno del Estado. Los cuatro mil 600 millones no serán destinados a “salvar” a las grandes empresas del territorio.
Es necesario decirlo: López Obrador no apoyó a los jóvenes becados ni a los de “68 y más”. No les regaló dinero. Solo “adelantó” cuatro meses del pago sin observar que los “viejitos” no reactivarán la comercialización por una sencilla razón: Guardarán el dinero bajo el colchón, no lo gastarán hasta que el fenómeno haya pasado. Datos históricos lo demuestran.
Saben los economistas que la lana necesita gastarse rápido en lo que sea, y no solo en básicos para subsistir. Es la mecánica de solución desde la “Gran Depresión” de los años treintas (siglo pasado) que afectó al mundo.
Los gobiernos hicieron “llover” billetes sobre los necesitados para que se fueran a comprar, sin detenerse a pensar que en los siguientes años tendrían que pagar la cuenta.
Ahora mismo en los Estados Unidos cada adulto recibe mil 200 dólares de apoyo y 500 por hijo menor de 17 años.
Sobra decir que los mexicanos ilegales –o con padres ilegales- no recibirán ese efectivo y al rato los tendremos en México ante problemas de desempleo. Ahora mismo los paisanos residentes hacen reclamos al de Tabasco, piden que cumpla sus promesas de la gira que realizó luego de su triunfo en 2018.
Un dato nos dice que alrededor de 64 mil pasaporteados votaron por López en los Estados Unidos, de los cerca de cien mil que emitieron su sufragio por correo. Son los que piden atención.
Hasta los países más pobres de América Latina, como Ecuador y Perú, dispusieron apoyo directo en efectivo para cada uno de sus habitantes, aparte de estímulos fiscales como en todos también se concede.
Mientras en México, la posición es que las empresas, los causantes, deben seguir pagando sus impuestos, las cuotas obrero patronales y, si despiden personal, serán sometidos a juicios laborales.
Volviendo con la crisis, Tamaulipas se encuentra entre los primeros lugares nacionales en desocupación (formal). En las siguientes semanas el problema crecerá. La experiencia dice que, cuando hay situaciones parecidas, aumentan los humanos en situación de calle, la delincuencia y hasta los suicidios.
No quisiéramos pensar que, dentro de dos meses, las grandes tiendas de autoservicio estarán dosificando la venta de productos y el señor López Obrador regalando vales por “frijol con gorgojo”.
Que los bancos abrirán dos días a la semana, cerradas las gasolineras porque no hay a quien vender y, en la calle, los indigentes en busca de algo de comida.
Ni pensar que las telefónicas se van a quiebra porque la gente no tiene para pagar el celular y cable de televisión, considerados ya “un lujo”.
Y que los comerciantes –cuya iniciativa nació en Tamaulipas- han dejado de pagar sus impuestos porque lo primero es comer.
No quisiéramos pensarlo pero hay que estar preparados mentalmente de que puede suceder.