Ejido Guadalupe Victoria, Güemes.- El espíritu revolucionario de los fundadores del ejido no descansa en paz, siguen cabalgando a orillas del río Purificación.
El hacendado al que combatieron y requisaron sus tierras, sigue ahí 80 años después. Recibe más beneficios del gobierno que los propios descamisados por los que luchó el movimiento urbano.
De un poste metálico del edificio ejidal, pende la fotografía enmarcada de Francisco Hernández Landeros, el líder que en 1937 se fajó los pantalones para arrancar al hacendado Benítez 376 hectáreas de riego, trabajarlas por su cuenta y dejar de ser explotados.
Cada año le rinden homenaje, igual que a aquellos 94 jornaleros que integraron el primer padrón de ejidatarios de Guadalupe Victoria.
En cualquier momento, el alma de esos hombres volverá para hacer justicia a sus descendientes. El hacendado se lleva los 40 mil litros anuales de diesel subsidiado, no paga energía eléctrica, el gobierno le regala los sistemas de riego, tractores y equipos, empacadoras y hasta ganado.
Para los descamisados nada.
Es 20 de noviembre y el pueblo está de fiesta. Los líderes de hoy quieren seguir la tradición de festejar la fundación. Es el mismo día del inicio de la Revolución Mexicana.
Ya no son 94 los derechosos; ahora suman 130. Para la fiesta, cada uno aportó cien pesos por hectárea de la que son dueños.
El último de los fundadores murió en fecha reciente. Les platicaba cómo el Gobernador Emilio Portes Gil, en un acto de complicidad, se negó a repartir la hacienda El Carmen Renovado, entonces de José Benítez Leal, y lo tuvo que hacer el Gobernador Marte R. Gómez 12 años después.
Llegó con los ingenieros precisamente en el aniversario de la Revolución, y les entregó además 574 hectáreas de agostadero.
Entre el ir y venir de este festejo, comida para todo el ejido y sus visitantes, Leoncio Banda Loredo, Tesorero del Comisariado, va dando explicaciones.
Es hijo de Florentino Banda Quintero, integrante de aquellos que trabajaron como peones para el hacendado.
La comida está en su apogeo. Como invitado especial el presidente de Güémez, Carlos Cárdenas González, los miembros de su cabildo y equipo de colaboradores. Han traído obra a Guadalupe Victoria y El Carmen. Ahora mismo se pavimentan con concreto hidráulico 400 metros lineales del acceso principal. Se lo agradecen.
Y están en rehabilitación instalaciones donde los vecinos podrán hacer trámites o pagos, como el predial. Ya no tendrán que ir a la cabecera municipal. Será una delegación del municipio.
Por los micrófonos se escucha la voz del maestro de ceremonias: “Se les pide paciencia; a todos se le va a dar de comer”.
La hay. El orden no se puede quebrantar.
“Colaboramos todos como uno solo. Primero le vamos a dar de comer a la gente y luego nosotros”, dice el Tesorero Banda.
Cada organizador se identifica. Mandaron elaborar y rotular camisolas con los emblemas de Guadalupe Victoria y el 80 aniversario.
Se dividieron en diez cuadrillas, cada una con su jefe, para organizar este evento de aniversario que incluye la comida. Nadie puede fallar.
La supervisión general a cargo del comisariado Octavio Nolasco Banda.
El pueblo entero, chicos y grandes, pasan por las mesas para degustar la barbacoa de pozo, guisado, arroz y los respectivos refrescos de dieta.
Leoncio Banda anda en los 85 años. Tenía cinco cuando la dotación del ejido.
-¿Recuerda algo de aquellos años? –le pregunta el reportero.
-Solo que me subía a la cerca y les gritaba ¡No se rajen!.
El Secretario es David Gómez Contreras y también aquí nació.
Hace referencia a la fotografía del líder de los solicitantes y manifiesta: “Fue el caudillo de la fundación”.
Hernández Landeros nació el cuatro de julio de 1911 y falleció el 13 de enero de 1981.
Aparte de la comunidad local y del ayuntamiento, los comisariados ejidales de Güémez son invitados especiales.
Destaca Doña María del Socorro Aguilera Sánchez, comisariada de San Andrés, una comunidad que se ubica por el rumbo del aeropuerto Pedro J. Méndez.
Y surgen los comentarios sobre el agrarismo en Tamaulipas.
El primer reparto lo hizo el Gobernador Emilio Portes Gil el seis de febrero de 1925, un día después que entró en funciones. Entregó a los peones 426 hectáreas de la hacienda de Santa Engracia, en un evento al que concurrió el propio hacendado Jacobo Martínez González.
Como invitado participó el dueño de “Carmen Renovado”, José Benítez Leal, a quien extrañamente no se le afectó sino hasta años después.