Cd. Victoria, Tamaulipas.- “Los tiempos han cambiado”, me dijo este miércoles el abogado González Galván.
Y efectivamente, cómo han cambiado las cosas.
Lo conocí hace 30 años en Soto la Marina en una intensa campaña por la alcaldía. Los principales contendientes: Abel Gámez Cantú, por el PRI, y Francisco Cárdenas González por el Partido Socialista de los Trabajadores (PST) encabezado por Pedro Etienne Llano.
Como la Marina no tenía periódicos ni periodistas y tampoco se escuchaban emisoras de radio, el que escribe y otros colegas llegamos “contratados: para elaborar un medio impreso.
Cumplimos con creces durante la jornada de tres meses de proselitismo; eran dos ediciones por semana que se imprimían en Tampico (en ciudad Victoria no se maquilaban por intereses políticos).
Lo interesante de este cierre de campaña.
Desde un día antes de la elección llegó el director del periódico, Santiago Páez Galindo.
-Vamos a elaborar una edición especial –me dijo.
-Bueno, en ocasiones se ha hecho así- respondí.
-Es que vamos a incluir ya los resultados de las elecciones.
Me quedé atontado por la declaración ¿vamos a dar ya resultados? Pero si las elecciones apenas serán mañana y es difícil saber quién va a ganar.
De todas maneras se cumplieron las instrucciones: 3,500 votos para el PRI y 2,400 para el PST como cabeza principal.
Trabajamos toda la noche y la impresión se hizo en Tampico con gráficas que se habían tomado la mañana del domingo (electoral) en ejidos como Las Tunas y Tampiquito.
A las diez de la noche las votaciones seguían en la casilla instalada en la plaza principal de Soto la Marina, en una operación “carrusel” que habían implementado los contrarios al partido tricolor, las huestes de los Cárdenas González.
Alguien del equipo de Ramón Durón Ruiz, delegado especial del PRI, tuvo la desafortunada idea de distribuir los primeros ejemplares del periódico y aquello se convirtió en un escándalo. La votación todavía no terminaba y los resultados ya los teníamos publicados.
En efecto los tiempos han cambiado, el estilo de hacer política. Ahora las trampas de los contendientes son más refinadas.
El otro delegado del tricolor, Arnulfo de Jesús Pérez Ruiz, gente de confianza de La Quina Hernández Galicia, también se había preparado para el gran día.
Dos días atrás giraba instrucciones.
-Güero, quiero que te vayas a robar la urna del ejido La Peña y aquí tienes para tus gastos.
– Pero ¿quién me va a ayudar? Necesito un radio, de perdido una camioneta de la CFE que tenga comunicación.
-Nada nada, eso no hay.
Pero El Güero no alcanzó a robarse la urna, le ganaron. Antes que él llegó Jesús Vega Sánchez, procedente de Matamos y enviado por el alcalde Jorge Cárdenas González (parmista), hermano de “Pancho”.
Los operadores políticos de ambos contendientes pensaban que el enemigo ganaría en esa casilla y se disponían a hacer “su labor”.
Vega tampoco alcanzó a “embarazar” a su secuestrada. El y su grupo –a bordo de una camioneta Van fronteriza- fueron detenidos en un retén militar donde les quitaron la urna y algunas armas.
A la una de la mañana del lunes el pueblo de Marina quedó solitario. Los operadores tricolores y sus decenas de vehículos se trasladaron a ciudad Victoria para no enfrentar la furia de los “panchistas”.
A la siguiente semana el comité electoral le entregó constancia de mayoría a Gámez Cantú, pero se la quitó el Colegio Electoral en que se había convertido el Congreso del Estado (que entonces calificaba).
Fue creado un Consejo de Administración Civil presidido por el médico del pueblo, pero renunció a los 15 días. En su lugar fue designado el profesor Teodoro Herrera Sosa, quien terminó el trienio.
Más tarde Herrera estuvo preso por peculado, por distraer recursos del municipio (finalizaba el gobierno de Américo Villarreal Guerra). Años después murió en forma violenta junto con varios de sus familiares.
El Güero –que solo andaba en Marina en busca de una plaza como maestro- se quedó a vivir en El Sabinito, donde es ejidatario y cultiva sus tierras. Se casó y ya es abuelo.
Jesús Vega llegó a ser presidente estatal del PRI y murió de un problema cardiovascular.
Abel Gámez volvió a ser candidato, ahora por el PRD, en la elección del 2013, y volvió a perder.
Los tiempos han cambiado. Los recuerdos quedan.
Es el comienzo de una edición de corte político a la que hemos empezado a dar forma (antes que falle la memoria).
Si variamos de tema, hay que decir que allá en El Mante empieza a asomar una crisis económica que puede crecer en los siguientes días. El ingenio está paralizado desde hace dos semanas y no hay visos de solución.
Los obreros (azucareros) reclaman un reparto de utilidades por 40 millones de pesos en tanto que los dueños de la planta (se las entregó Carlos Salinas) están amachados en que no hubo utilidades, se declararon en ceros.
Aparte de las pérdidas por el paro de la planta, se están quedando 230 mil toneladas de caña en planta que no ha sido ni será cortada.
La sospecha de los sectores mantenses es que los Sáenz, quienes explotan el ingenio, se disponen a devolverlo a los cooperativistas después de 21 años de obtener ganancias.
Hay un litigio en la Suprema Corte para que los bienes de la cooperativa sean restituidos.
