Cd. Victoria, Tamaulipas.- Cuando fue diputado local algunos colegas del medio lo bautizaron como El Macuarro (habrá que consultar lo que significa), una palabra que “suena bonito” y parece venirle como anillo al dedo.
Es el único en la historia del Palacio Legislativo que entraba al recinto con sus tres guaruras armados hasta los dientes.
Se pasó por el arco del triunfo toda Ley que dice que nadie puede ingresar a las instalaciones con armas y explosivos.
Nos recordaba los viejos tiempos de líderes de la talla de “Chava” Barragán y su padre político “La Quina” Hernández Galicia, cuando el gobierno mismo “les tenía miedo”.
Casi un analfabeta, Esdras Romero Vega no conoce de teoría ni praxis política, pero ya lo tenemos de alcalde de Madero después de su desastrosa presencia en el Congreso del Estado.
Esto nos recuerda a folklóricos de la talla de Juan Genaro de la Portilla Narváez, otro salido de las filas de las organizaciones obreras que en su tiempo se creyó un Dios.
Así son los líderes obreros, actúan al “fregadazo”, sin razonamiento y solo pensando en que ellos son los que mandan y parten y reparten el queso.
Le damos un vistazo y nos compadecemos de los maderenses. Tendrán la desgracia de ser administrados por un macuarro iletrado que mas bien parece actuar por instinto en lugar de sesera.
Si usted le echa lápiz, querido lector, le aseguramos que, dentro de dos años con once meses, nos dará toda la razón.
Casi estamos seguros que el hombre no cumplirá las promesas –las principales- que firmó ante notario público cuando fue candidato a la alcaldía.
Nadie en su sano juicio puede creer que va a pavimentar “por lo menos” 15 kilómetros de calles, según quedó asentado en los libros del notario fíat 165 Leonardo Bonilla Barrios.
Esa distancia es mas o menos la que hay entre Madero y Estación Manuel, o bien la que se da entre ciudad Victoria y El Tomaseño (en Hidalgo).
Otra mentira que firmó es que va a alumbrar a un ciento por ciento toda la mancha urbana de la ciudad petrolera.
Sueña además con que dotará de agua y drenaje a todos los hogares del municipio, de aquí a septiembre del 2016.
Tercos son los que administran unas comunidad para hacer negocito, y es así que Romero ya firmó, se comprometió a construir por lo menos cinco kilómetros de drenes pluviales…
Además, metiéndose en algo que no es de su competencia, prometió a los pobres maderenses que va a lograr la cobertura en un ciento por ciento de la educación básica y media superior -o sea secundaria y preparatoria-.
Esdras es petrolero y ellos, los de su gremio, están acostumbrados arreglar las cosas con la cheve en la mano, la carne asada y el relajo entre compadres y, cuando hay resistencia, ya entran otras medidas de apremio como la fuerza bruta.
No quisiéramos equivocarnos, pero casi tenemos la seguridad de que el señor Romero hará una de las peores administraciones en el municipio. Superará incluso, en cuanto a deshonestidad, a las perredistas de los hermanos Hernández Correa.
Querido lector, le apostamos doble contra sencillo que así será y lo veremos allá por septiembre del 2016.
Está acostumbrado el grupo de choque y a las cheves. Su manejo sindical viene desde 1998 cuando, de ser un simple ayudante del departamento de Seguridad Industrial en PEMEX, comenzó el ascenso como secretario del Consejo de Vigilancia de la sección 1 del SUTPRM, luego ascendió vocal y presidente del propio Consejo.
En el 2007 llegó a la General de la sección y obtuvo la reelección por otro periodo más, o sea seis añitos.
Casi tenemos la seguridad, amable lector, que este hombre le quedará mal a Madero pese a que él dijo que sus compromisos “son de frente, claros, transparentes y tangibles”.
Si no nos equivocamos, dentro de año y medio Esdras ya estará aspirando a una diputación federal y, si no lo logra, buscará otra vez llegar al Congreso del Estado. Así son los líderes obreros que por descuido de Dios llegan a ocupar puestos de elección.
Y luego se quejan los priistas de por qué pierdan elecciones.
Pero hablamos de otra cosa y digamos que allá en tierras potosinas retumbó una sonora carcajada del respetable en área de sol, cuando la Contraloría del Estado “castigó” al ex Gobernador panista, Marcelo de los Santos Fraga, al pago de siete mil 791 millones de pesos y una inhabilitación por 20 años para ocupar cargos públicos.
Don Marcelo está muy ligado a la capital cueruda. Aquí viven sus hermanos y hasta se habla que, en su ciclo de Gobernador, hizo negocios con políticos locales.
Solo como apunte, hay que decir que De los Santos tiene 65 años; cuando termine el castigo ya andará por los 85 y saldrá sobrando volver a las chambas públicas.
Y bueno, aquí también necesitamos castigos de ese tamaño para ex Gobernadores. Solo de esa manera el sector público recuperará la credibilidad que has perdido ante el populacho.
El tiempo transcurre y no tenemos al sucesor del Cronista de la Ciudad, Antonio Maldonado Guzmán. Acá entre nos ¿quién le gusta para que ocupe la silla?.
Sin que nadie lo sepa, yo también le digo, amable lector, que a mi me parecen bien dos nombres: Francisco Ramos Aguirre y Martín González Filizola, en ese orden.
Pero no lo cuente y hable en voz baja porque nos pueden oir.
