Cd. Victoria, Tamaulipas.- Están “de manteles largos”, o de fiesta. Llegaron a los primeros 75 años de historia de su ejido y ofrecen a sus invitados una barbacoa como manda la tradición, “de pozo”.
“Santa Librada” tiene el antecedente histórico de ser administrado por mujeres y no por varones como se acostumbra en la inmensa mayoría del campo tamaulipeco.
Ahora mismo su Comisariada es Doña Rosa Imelda Martínez Barrón, en tanto que la delegada municipal es Reyna Zúñiga Campos, más antes también máxima autoridad del ejido..
Hemos tenido “comisariadas de pelo en pecho”, dice uno de los lugareños de esta comunidad ubicada al sur de la capital tamaulipeca, en su tiempo integrada por 24 derechosos de la tierra y que ahora se reducen a 15 “por las ventas que han realizado”.
-A mi me eligieron, tuve la mayoría de votos –dice Rosa Imelda.
-¿Cuáles son los principales problemas que ha enfrentado como Comisariada?
-La inseguridad –menciona sin dudarlo.
-Oiga ¿y por que se llama Santa Librada?
-Me voy, tengo que servir la comida.
Es la máxima autoridad de la comunidad pero también debe atender la cocina, servir a los regidores, al alcalde Miguel González Salum, a los funcionarios del municipio que hoy, para conmemorar el aniversario, realizaron aquí sesión solemne de cabildo.
Y ella se dirige al fondo seguida por otras mujeres que le dieron duro con las ollas para preparar los alimentos.
Pero acá está Oscar Estrada Hernández, quien dice tiene 52 años de residir en la comunidad. Llegó procedente de Miquihuana como la mayoría de los residentes de entonces.
-¿Por qué Santa Librada?.
Y la va “soltando” como si fuera el cronista o historiador del pueblo, como si fuera “recitación”:
-Dicen que era una hacienda y las dueñas dos hermanas, una de ellas Librada, y de ahí se le puso el nombre.
-La hacienda ¿Se llamaba Santa Lucía?
-Posiblemente porque aquí adelante está el racho Santa Lucía.
Cuando llegó Oscar al poblado en 1960, apenas había cuatro ejidatarios. Los demás fundadores se habían ido por otros rumbos.
Fue por eso que en 1968 se dio un reacomodo hasta completar los 24 parcelas que señalaba la resolución presidencial.
Ahora calcula que al menos hay 500 habitantes, la mayor aprte avecindados por haber comprado solares. Las puras tomas de agua suman 125 y son varios habitantes por domicilio.
DOÑA JOSEFA CON SUS 103 AÑOS A CUESTAS
Terminada la sesión solemne, el presidente González Salum se dispone a hacer un recorrido por las instalaciones de la primaria y la telesecundaria, ahí mismo donde está el centro preescolar.
El municipio les ha llevado lo que se llama una jornada comunitaria con diversos servicios: Vacunación y baño para animales domésticos, corte de pelo para varones y mujeres, médico y dentista, despensas, lotería de valores.
Antes se detiene y saluda a Doña Josefa Medrano Catache, nacida allá en Miquihuana y de muy buen humor a sus 103 años de edad.
Se siente satisfecha, feliz. El presidente le ha entregado una silla de ruedas nuevecita.
En Santa librada vive con su hija Aurea Reyna Medrano, quien se la trajo a vivir con ella hace algunos años para estar atenta sobre su salud.
Miguel trajo otros beneficios, y le hace llegar un bastón a Don Agustín Cuellar Martínez, también uno de los más longevos del poblado.
Todos están de fiesta, hasta los niños de la primaria que tienen una buena tarea: Pintar e luminar dibujos sobre el “Día Mundial sin Tabaco”.
La escuela de Santa Librada se llama “Gregorio Torres Quintero”, fue construida en 1952 siendo gobernador Horacio Terán Zozaya y tiene una característica singular: El edificio “es una estructura de medio tanque”, como lo menciona el cronista de Victoria, Antonio Maldonado Guzmán.
En su intervención, el Cronista menciona al primer Comisariado, Antonio Vázquez, fallecido hace algunos años y con él parte de la historia de la fundación, que nadie se ocupó de plasmarla en escritura.
El alcalde, en su mensaje, reitera el compromiso “de mantener contacto con las comunidades y colonias de este Tamaulipas que todos queremos” y recibe inquietudes, peticiones y vías de solución de los problema.
También hace una lista de los beneficios que su administración ha traído en el 2011 y 2012 a las comunidades rurales, y que no son pocos.
Solemne al fin, en esta sesión el único tema fue la conmemoración del 75 aniversario del ejido. No permitidos los acostumbrados desencuentros entre las fracciones de regidores.
Para el siguiente año habrá otra fiesta y a lo mejor es otra la Comisariada, por aquello, comentan aquí, de que “las mujeres son más responsables que los varones”.
La escuela de Santa Librada es obra del Arq. Enrique León de la Barra, quien fungió como Director de Obras Publicas y Catastro en el gobierno de Horacio Terán Zozaya, (1951-1957), no es como dice el cronista de Ciudad Victoria «una estructura de medio tanque», sino una obra de carácter experimental en cuanto a su construcción, vemos como lo explica textualmente su creador «…en el Ejido Santa Librada, en Victoria, se llevó a cabo la construcción de una escuela experimental, de techo de concreto en forma de bóveda de doble curvatura, con cimbra de yute y costillas de madera. Tiene capacidad para 50 alumnos y costó $ 11,858.67 pesos mexicanos…» (Tamaulipas, Seis Años de Gobierno, por Horacio Terán y colaboradores, 1957). El arquitecto León de la Barra experimentó con la misma técnica de construcción que el arquitecto Félix Candela lo estaba haciendo en la Ciudad de México, la obra en sí, la escuela, debería ser considerada como parte del patrimonio arquitectónico de Ciudad Victoria, han trancurrido más de 60 años y sigue funcionando con el mínimo de mantenimiento. Por otra parte hay que decir que el arquitecto León de la Barra dejó su huella por toda la ciudad, entre sus obras más representativas están, el proyecto mutilado de la actual Catedral, la entonces Capilla de San Isidro en la calzada Tamatán, también mutilado, el edificio de lo que fué El Lapiz Rojo, también mutilado, el hotel Los Monteros, que se ha salvado de mutilaciones, la residencia de Enrique L. Benitez ahora de Carlos Diez Gutiérrez, también sin mutilación, e infinidad de residencias de los entonces ricos de la ciudad las cuales han sufrido procesos graves de deterioro. Hoy, 2012, el arquitecto León de la Barra, de probado talento y sin duda el único jefe de obras públicas del Estado de Tamaulipas honesto a cabalidad, de probada honestidad y competencia, es practicamente un desconocido para la casi totalidad de los victorenses.