Luis Lauro Carrillo.
EPN DERROTADO EN EL CONGRESO.
Las elecciones dejaron un clima de polarización entre los medios de comunicación y las redes sociales en dos temas irreconciliables el linchamiento de Andrés Manuel López Obrador por la impugnación legal a la elección presidencial y la satanización del PRI por la presunta compra de votos y rebasamiento del tope de los gastos de campaña de Enrique Peña Nieto.
Por lo tanto las impugnaciones legales y las protestas obligarán al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación a resolver las irregularidades argumentadas por los partidos de izquierda, por lo que acreditar alguna causa de anulación o invalidez de la elección presidencial se antoja jurídicamente difícil por no decir imposible.
De ahí que el IFE daría a Peña Nieto su constancia de mayoría y luego el TEPJF calificaría de valida la elección presidencial, por tanto se convertirá en el próximo presidente de México. Por otro lado tampoco se observa por ahora a López Obrador dispuesto a llevar a hasta las últimas consecuencias su legítimo enojo.
De tal suerte que el próximo sexenio lo gobernará el PRI, fuerza política que ganó el Poder Ejecutivo, sin obtener el carro completo buscado en la campaña y vaticinado en las encuestas, circunstancias que lo obligarán a negociar en ambas cámaras del Congreso donde prevalecerá el pluralismo político.
En lo que refiere al PAN este se derrumbó, de partido gobernante pasa a tercer sitio en la Cámara de Diputados y segundo en el Senado, con dos tropiezos estatales, Jalisco y Morelos.
De igual modo el PRD-PT-MC pierde la presidencia a menos de siete puntos del PRI, pero obtiene el segundo lugar en San Lázaro y el tercero en el Senado, gana de calle Las gubernaturas de Morelos, Tabasco y DF.
De esta suerte de acuerdo con las previsiones, el PRI con su aliado el Verde Ecologista tendrán 240 diputados; el PAN 114; el PRD-PT-MC 136; y Nueva Alianza10.
En cuanto al Senado, se pronostica que el PRI tenga 52 senadores; el PAN 38; el PRD 22; PVE 9; MC 2 y Nueva Alianza 1.
En ese orden de ideas, de nueva cuenta habrá un Presidente débil en México, sin la mayoría en el Congreso, será difícil que Peña Nieto, sin fuerza en el Legislativo, pueda sacar adelante reformas que afecten los intereses de las corporaciones empresariales monopolistas y sindicales corruptas y de gobernadores deshonestos.
Tengamos presente que las elecciones del pasado 1º de julio dejan una gran lección, en el sentido de haber evitado los riesgos de un regreso del autoritarismo que supondría el retorno del PRI, por el triunfo limitado que el electorado le otorgó a Peña Nieto.
De tal manera que el presidente no tendrá el control del Congreso, como se había anticipado, lo cual le obligará a negociar, no a imponer, presupuestos, nombramientos, leyes y reformas, estará tan acotado como lo estuvo Zedillo, Fox y Calderón, con lo cual el riesgo de la parálisis legislativa y la ineficacia podría extenderse otro sexenio más.
En definitiva, al margen de la impugnación de la elección presidencial por los partidos de izquierda, el próximo sexenio va a tener más de lo mismo, pero con actores que cambiaron de papel, ahora el PRI buscará los votos del PAN o en su caso de los de la izquierda, quienes harán lo posible por escondérselos o negociarlos con lucrativa rentabilidad política.
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