Cd. Victoria, Tamaulipas.- Antes de terminar su encargo en 1992 “regaló” la mitad del panteón ubicado en la colonia Libertad, además de toda una plaza pública (ahora es de los tianguistas) de aquel mismo sector.
Regaló lo que no era suyo sino del pueblo de ciudad Victoria.
El nueve de octubre de 1991 el alcalde victorense Ramón Durón Ruiz hizo aprobar por el cabildo el donativo de mil 125 metros cuadrados a un fantasmal Club Sertoma Victoria.
El predio, ubicado en la colonia Vista Hermosa, serviría para la construcción de la sede del presunto organismo social, o sea sus oficinas y salones de usos multiples.
Las medidas y colindancias del terreno todavía fueron modificadas en sesión del siete de noviembre de ese mismo año. Había toda la determinación de deshacerse de la propiedad pública.
Como presidente del Sertoma aparecía un tal Gumaro Zúñiga Torres, de quien se desconocen más generales.
De entonces a la fecha han transcurrido más de 20 años y todavía no están ahí las oficinas de dicho organismo, como se había establecido hacerlo en un plazo máximo de dos años.
El asunto huele a corrupción.
Y usted se preguntará ¿por qué? Es que el donativo del área pública jamás pasó por el Congreso del Estado, jamás se legitimó la donación; nunca se autorizó que el ayuntamiento elaborara escrituras a favor del Sertoma.
Pues bien, en una rápida sesión de este martes, el cabildo de Victoria anuló los acuerdos de las sesiones de 1991 para revertir la propiedad del inmueble.
La sospecha es que el Sertoma Victoria no existe legalmente, o sea que no tiene personalidad jurídica y bien pudo tratarse de un “negocito” más de los que suelen realizar las agrupaciones que piden predios al ayuntamiento.
Otras veces los usan para resolver necesidades personales, o los venden, como sucedió con el caso concreto del también fantasmal Club de Leones de Victoria, A.C.
Usted se preguntará ¿qué quiere decir Sertoma? Y la respuesta es que viene de las voces gringas Service Tomankind.
Un dato histórico dice que el Sertoma Victoria nació el cinco de julio de 1971 y por entonces se nombró como su presidente a Vicente Benavides Peña.
Se pierden las noticias y años más tarde se sabe que Eduardo Alcalá Ruiz es presidente del organismo en el 2004 y en el 2005 Lino Nápoles Lara.
En aquel 1971 se reunieron en el Club Campestre 35 individuos encabezados por Benavides Peña, Antonio Flores Arias, José Walle Juárez, Francisco Hernández Aguilar Gómez, Samuel García Méndez, Genaro Amaro Pérez, Jesús Medina González, Felipe Arredondo Hernández, Rogelio Arizpe Rojas y otros.
Pero no tenían, nunca tuvieron personalidad jurídica como para recibir un bien inmueble.
En 1971 “nacieron” también las damas Sertomas: Luz María Hinojosa de Benavides, Yolanda Paz de Aguilar, Rosa Velia Carreño de Flores, María del Carmen Salas de Medina, Dora Luz Argüelles de Arredondo, María Elena Díez de De la Garza, Gloria Iturralde de Cavazos, Armida García de Berrones, Yolanda Amín de Nájera, Guadalupe A. Jiménez de Lara, Rosa María Delgado de Amín, Minerva de Moctezuma Guillén, Rosa Elba Cisneros de Zárate y Elisa Hernández de García.
Pero hasta ahí ¿quién puede aclarar la situación? ¿fue un intento de agandalle? ¿hicieron negocio?.
Se recuerda todavía con tristeza el asunto del llamado Club de Leones de Victoria, que en el año 2000 recibió dos mil 125 metros cuadrados en el exclusivo fraccionamiento Villa Jardín, que para construir “su cueva”, y lo vendieron.
La corrupción no tiene fronteras.
Presuntamente el Club Leones se había integrado en 1964, lo mismo que otros fantasmagóricos Club Blanco y Negro y Club 30-30.
Legalmente nunca existieron.
El 25 de mayo de 1998 el cabildo victorense encabezado por Pascual Ruiz García les “regaló” el predio a los presuntos leones, que eran encabezados por un piloto aviador de nombre Horacio Ramírez Espinosa.
Pero al enviar el proyecto de decreto al Congreso, este rechazó la iniciativa por haber encontrado irregularidades. Se regresaron los papeles al municipio.
Pero ya en el año 2000, ahora bajo la batuta del alcalde Enrique Cárdenas del Avellano, el cabildo volvió a aprobar el 16 de octubre que se les donara el inmueble, que para “construir salones, clínicas y oficinas sociales”.
De inmediato vendieron el terreno a un alemán originario de Durango, de nombre Kart Heinz Becher, quien acordó construir lo que se llama Fraccionamiento San Angel, compuesto por siete viviendas de “interés social”.
Les pagó a los leones la cifra de 500 mil pesos.
Todas las operaciones (donativo y venta) se hicieron cuando no tenía personalidad jurídica, pues esta la lograron hasta el año 2001 cuando ya tenían las casas en venta.
Las obras estuvieron a cargo de la constructora Golfo Laguna propiedad de Eugenio Hernández Flores y cuñado del alemán.
Nunca se hizo una investigación, por lo cual, ahora que el alcalde Miguel González Salum está tomando cartas en le asunto de las donaciones, cabría darle una “revisadita” al tema ¿recibir terrenos del municipio para venderlos?.
La sospecha es que hay varios predios municipales (recibidos gratuitamente) dedicados a negocios particulares aunque fueron sacados con el cuento de acciones sociales.
Sería bueno darles una “vueltecita”.
Regresando con el Sertoma, hoy se sabe que tiene a 20 “socios”, pero ¿y la personalidad jurídica?.
Hay situaciones en las que el olor a corrupción no puede apartarse.
No vamos, pero si usted tiene algún dato para aclarar las cosas, pues envíelo ya.