Luis Lauro Carrillo
RUPTURA DEL PRI CON LA GORDILLO
La coalición electoral “compromiso por México” integrada por el PRI, Panal y PVE no resistió la prueba de las candidaturas al Senado, ocasionando como consecuencia la ruptura del tricolor con el Panal de Elba Esther Gordillo.
En los hechos, esta ruptura implica que Enrique Peña Nieto no será candidato presidencial del partido fundado por Elba Esther Gordillo.
¿Pero cuáles fueron las razones del rompimiento? Una lógica, el pacto impedía al PRI mostrar una cara fresca, renovada, alejada de la corrupción, los cacicazgos y las prebendas. La Maestra Gordillo, obvio representa todo lo anterior y por ende afectaría la imagen de Peña Nito.
Otra, un mal cálculo político, al no prever la reacción de la élite tradicional del PRI en contra del grupo del Edomex y sus recientes errores. Alianza que más allá de generar cohesión en las filas del priismo, provocó dudas, desconfianza y un franco rechazo al acuerdo de ceder 24 diputaciones federales y cuatro senadurías.
Entre estas últimas las de Mónica Arriola, hija de la maestra, su yerno Fernando González Sánchez, por Sinaloa y Jorge Kahwagi, por Nayarit.
El principio de fin de la alianza con el PANAL comenzó con la caída de Humberto Moreira, ya que con la llegada del ex gobernador de Coahuila a la dirección del PRI, el equipo de Peña Nieto había alcanzado la cima del partido.
En suma, los mexiquenses habían logrado desplazar el centro de poder del PRI, de la Cámara de Senadores, la sede del DF a Toluca y Atlacomulco. Los arreglos que se hicieron con el Panal y el PVEM de cara a las elecciones respondían a esa correlación de fuerzas.
De ahí que la alianza con esos partidos obligo al PRI a ceder sus posiciones en estados como Chiapas, Veracruz, Puebla, Sinaloa, Jalisco, Quintana Roo, DF, Estado de México y Zacatecas.
Sin embargo en la nueva correlación de fuerzas priistas, ya no fue posible exigir disciplina a los cuadros priistas para la cesión de sus puestos en el Senado a la hija y al yerno de Elba Esther Gordillo, entre otros, equivaldría a inmolarlos, máxime que la militancia priista se confrontó con el Panal en el 2006 y recientemente en Michoacán.
No cabe la menor duda que el equipo de Peña Nieto sigue siendo la fuerza central y el de mayor capacidad de negociación del tricolor, pero en condiciones de menor fuerza que hace meses.
Por otro lado la ruptura podría considerarse como una estrategia de simulación, entre EPN con EEG, al percatarse el equipo peñanietista que la alianza podriría restarle imagen y votos al abanderado del PRI, por lo que se piensa se esté en presencia de un nuevo acuerdo subterráneo entre ambas fuerzas políticas.
Al efecto EEG conoce muy bien esos mecanismos para intercambiar apoyo electoral por cargos importantes en la administración federal y otras prebendas, mediante el esquema del “uno de tres“, como ocurrió en 2006, que instruía a sus agremiados del SNTE a dar votos al PANAL en la boleta para diputados federales y, a su vez, votar por Enrique Peña Nieto en la boleta presidencial. Será.
Conviene señalar que la disolución de la alianza entre el PRI y Panal acorta los tiempos, por tanto debe presentar su plataforma partidista y terminar las precampañas, además el Panal ya no podrá ir coligado con otro partido, deberá registrar a sus propios aspirantes a diputados, senadores y Presidente de la República.
En definitiva doña Elba tendrá que buscarse otro candidato presidencial. Suponemos que no aceptaría repetir a Roberto Campa Cifrián, pero siempre está a la mano Benjamín González Roano, actual director de la Lotería, el que pueda hacerla de patiño, o de plano lanzase nuevamente a los pies de Felipe Calderón.
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