Luis Lauro Carrillo
RIDICULO INCREMENTO SALARIAL
Como un atentado criminal contra las garantías fundamentales, económicas y sociales de los trabajadores, constituye el aumento de hambre de 4.2 por ciento fijado por la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (CNSM) para estas percepciones, que regirá desde el primero de enero de 2012.
Como podrá verse representa un ridículo incremento de 2 pesos con 63 centavos para esas percepciones. Así, para la zona A el salario quedó en 62.3 pesos diarios, para la zona B en 60.57 pesos y para la zona C en 59.80.
De tal manera que con ese “incremento” un trabajador en promedio solo podrá comprar 244 gramos de tortilla, 139 gramos de huevo blanco o en prescindir de esos artículos para adquirir 35 gramos carne de res de mala calidad.
Luego entonces de qué sirve esta irrisoria alza cuando el poder adquisitivo del salario, está por los suelos, cuando la elevación de los precios de productos como la gasolina, el diesel, el gas, electricidad, leche, el predial, productos de la canasta básica y otros servicios públicos, que están por muy encima de este risible aumento salarial más aun cuando la crisis económica se agrava al desatarse una espiral inflacionaria imparable.
Conviene señalar que en el modo de producción capitalista el salario es la expresión en dinero o precio de la fuerza de trabajo. Lo que el capitalista compra es el trabajo como mercancía es decir la energía muscular, nerviosa, o intelectual, pero siempre con un valor inferior al trabajo que crea (plusvalía) el obrero.
Para comprender la esencia del salario es necesario conceptualizarlo. El salario nominal consiste en la suma en dinero que el obrero percibe a cambio de la fuerza de trabajo que vende al patrón.
El salario real es el expresado en medios de sustento para el trabajador, el que indica que y cuantos artículos de primera necesidad y servicios pueden adquirir con su salario en dinero. En otras palabras el salario real se determina por una parte por la cuantía del salario nominal y por la otra por el nivel de los precios de los artículos de consumo y de los servicios.
Cabe subrayar que constitucionalmente el salario mínimo general en teoría debería satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia en el orden material (de, alimentación, educación, vestido, calzado, vivienda etc.), social y cultural y para proveer a la educación obligatoria de sus hijos.
De lo que se desprende que el encarecimiento del costo de la vida y el crecimiento del desempleo, no asegura a muchísimos trabajadores el mínimo vital indispensable.
Por otro lado la tendencia general del sector empresarial por su avidez para incrementar ganancias y del gobierno federal en turno, no es elevar el nivel medio de los salarios, sino por el contrario hacerlos bajar. Y se manifiesta con tanta mayor fuerza cuanto más débil es la resistencia que opongan las organizaciones obreras oficialistas.
De este modo el gobierno federal inmerso en la filosofía neoliberal, ha impuesto durante 23 años una política del tope salarial con cero huelgas, que ha dejado en la pobreza a la gran mayoría de los trabajadores, así como condiciones laborales de sobreexplotación despiadada y de despojo de los derechos, que no responden al desarrollo económico con justicia social.
La lucha de los trabajadores mexicanos por elevar el nivel de vida encierra una gran importancia. En teoría los sindicatos bajo una dirección firme y acertada, de clase, deberían oponer una eficaz resistencia a los patrones para la consecución de sus objetivos.
A primera vista, la importancia de la lucha económica de los trabajadores contra la clase empresarial, podría impedir la reducción de salarios o conseguir algún aumento en un determinado periodo, sin embargo esta lucha solo va enfocada contra los efectos del capitalismo y no contra las causas estructurales que propician o hacen posible la opresión y miseria en que se encuentra sumido la clase obrera mexicana.
De ahí que en los hechos la lucha económica de los obreros por sí sola no puede abolir las leyes del capitalismo, ni podrá acabar con el sistema capitalista, ni liberar a los obreros de la explotación y la miseria. La clase obrera solo puede suprimir el sistema capitalista mediante la lucha política por la vía de la democracia o en su caso la acción revolucionaria.
Por consiguiente el incremento salarial del 4.2 por ciento, acorde a la falsa tesis empresarial de que al elevar el salario mínimo se pierden empleos y se incrementa la inflación, toda vez que ese tipo de incrementos solamente constituye un referente de la economía y porque además solo el 5 por ciento de los trabajadores formales del país ganan esta remuneración.
No pasa inadvertido que dirigentes sindicales, legisladores y partidos políticos de izquierda han expresado, en diversas ocasiones, que se debe eliminar la CNSM, como instancia contenedora de las reivindicaciones laborales, ya que en los hechos no cumple con su función constitucional de establecer salarios dignos a los trabajadores del país, por razón a la ideología neoliberal del sistema político económico que prevalece.
En definitiva el Congreso de la Unión y las organizaciones obreras deberán exigir al gobierno calderonista la revocación del acuerdo que autorizo el anticonstitucional 4.2 por ciento de aumento salarial para 2012, debiendo decretar un complementario que se ajuste a la realidad. Ya no es posible jugar con la subsistencia de los trabajadores so pena de los riesgos de la rebelión social.
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