Ya decíamos que parece que la labor del Auditor Superior del Congreso del Estado, Miguel Salmán Alvarez, va muy en serio.
Debe tener instrucciones del que manda para poner en claro los gastos de una docena de ahora ex alcaldes que, durante su trienio, fueron auténticos resumideros de billetes.
Ya se sabe que una nube de auditores andan por diversos municipios, como Matamoros, Reynosa, Nuevo Laredo, Xicoténcatl y Tampico recabando información.
Pero en El Mante no contaban con la astucia del médico Héctor López González y sus colaboradores, que no dejaron un solo papel en los archivos.
Ese es el motivo por el que el señor Salmán, conocedor de la administración pública, mandó un requerimiento a los ex funcionarios de la administración del galeno chilango.
Ya le pidió datos al actual alcalde, Humberto Flores Dewey, pero este le contesta que Hectorín no le dejó ni un papel (menos billetes) en los archivos.
A finales de junio, en reunión de Cabildo, el alcalde Flores y su secretario del ayuntamiento dieron lectura a un oficio girado por Salmán en que requiere información al ex Contralor Jaime César Vázquez González.
Las finanzas de la “administración” de Héctor fueron manejadas por su hermano “Lalo”, un secretario sin cartera o tesorero sin nombramiento.
Eduardo ahora es regidor y esperaba que Dewey le pidiera permiso para leer ante el cabildo los requerimientos de la Auditoría Superior: Se molestó.
El documento pide cientos de datos que Héctor y su contralor “olvidaron” enviar al Congreso, o se hicieron patos.
Para dar una idea del despapaye que hicieron los López en Mante, hemos de decir que el Auditor les pide desde los estados de cuenta bancarios hasta la relación de vehículos propiedad municipal.
Desaparecieron todo los señores López: Libros contables y sus reportes; montos de recaudación que hizo la tesorería en forma directa, el destino que se dio a esos dineros y quienes lo ejercieron y por tanto cobraron.
Hagamos de cuenta que los hermanitos no informaron nada al Congreso –como lo ordena la Ley-, y “perdieron” la documentación como si fueran niños.
Esto huele a cárcel. Si no contaran con la protección de “los que se fueron”, de seguro uno de los López –por lo menos uno- y colaboradores ya estarían en la “pinta”.
Nunca dieron cuenta de los estados de ingresos y egresos, de los balances, de los anticipos y pagos a proveedores.
Se sirvieron con la cuchara grande y en apariencia desaparecieron las pruebas.
Por eso el Auditor anda tras sus huesitos.
Les pide en el oficio que le digan además cuántos vehículos tenía el ayuntamiento en esa época, que presenten las facturas, las placas, números de motor y los resguardos de las mismas unidades.
Tampoco dejaron huella de los documentos de arrendamiento de las unidades de lujo que utilizaban los jefes, ni de los consumos de combustible y datos del mantenimiento (los pagos).
Héctor, Lalo y el Contralor César Vázquez deben informar a la brevedad sobre eso y muchas otra cosas, como la relación de bodegas y almacenes que tiene (disponía) el municipio.
Tampoco cumplieron con la obligación de informar al Congreso de cuántos empleados cobraban en el municipio y cuáles eran sus funciones.
Ya solo falta que la Auditoría revele que los López González y su gente desaparecieron los vehículos que tenían comisionados.
En fin, su actuación fue como si fueran los propietarios del municipio de El Mante y lo administraron como les dio su regalada gana, lo saquearon los angelitos.
Nunca le dijeron al Poder Legislativo, la Auditoría, cuales fueron los ingresos federales que recibieron, por ramos y por convenios, y sobre la ejecución de los mismos.
Al final dejaron una deuda de 42 melones de pesillos, que representan casi el 50 por ciento del presupuesto anual de El Mante, pero no dejaron la lista de los proveedores pendientes de pago.
Los López González actuaron como chivitos en cristalería y ahora deben enfrentar las consecuencias.
Su protector ya se fue, vive en Cancún, y deben aceptar que están en problemas. El nuevo que manda no acepta corrupciones.
Se tragaron la mitad del presupuesto anual de Mante; ahora están en manos del jefe Miguel Salmán Alvarez.
Ya veremos como salen de esta los hermanitos, más el contralor Vázquez y el tesorero de aquella época de corrupciones, el señor José Luis Puga Korrodi.
Cuando les llegaban las auditorias federales, en su época de oro, pagaban a la Secretaría de Hacienda sus desvíos con recursos municipales. Ahora ya no tienen la chequera pública.
En otro tema, cada vez se hunde más en el descrédito la más fuerte aspirante del PAN a la diputación federal por Tampico, Magdalena Peraza Guerra, hoy alcaldesa.
Apoyada por priístas resentidos, llegó con muchas expectativas entre los sectores popares que votan. Pero la señora parece estar más interesada en pagar sus compromisos con quienes colaboraron en su campaña que con el populacho que le dio el sufragio.
El encanto termina y hay quienes hasta buscan el sucesor de la maestra.
Pero mejor luego continuamos cuando nos dicen que en el proceso eleccionario del 2012, el PAN se las verá negras para conseguir en Tamaulipas por lo menos los votos que obtuvo en el 2009, cuando “El Negro” Gamundi les metió “ocho de ocho”, lo cual es otra historia.