Cd. Victoria, Tamaulipas.- La Contralora del Estado, Doña Gilda Cavazos Lliteras, no lo halla. Se le “perdió” el angelito.
Mas bien lo anda buscando con ganas de no encontrarlo, o los sabuesos que lo buscan también son corruptibles, una debilidad que en nuestra época parece epidemia.
Como no lo halla, la jefa de Contraloría le manda cobrar por edictos la cifra de casi 150 del águila que el muchacho se “carranceó” cuando fue Oficial del Registro Civil en Tula.
El “anuncio” del cobro lo publica la Contralora en el último número del Periódico Oficial del Estado, solicitándole al pillo que de favor se presente a liquidar las cuentas mochas que dejó pendientes.
Felipe Alberto Salinas Villasana es todo un pajarraco de cuenta, de los grandes, y de eso se jacta y se siente orgulloso en público.
Esa es la cola que le agarraron, que le agarró la señora Cavazos, porque las pillerías van mucho más allá, inclusive entregar actas de nacimiento a centroamericanos y gringos, “por una mochada”.
Si Doña Gilda ofreciera recompensa por el bandido, los tultecos ya se lo hubieran traído “de aquellos” a las mismas puertas de su oficina.
Por eso a la gente de allá le dan risa las inocentadas de la señora.
Según el expediente DC-SGGG/010/2010, Cavazos le pide al señor Salinas que le vaya a liquidar lo siguiente:
1.- La cantidad de 121, 750 pesos que se embolsó de actas de matrimonio que cobró.
2.- Otros 13 mil 116 pesillos por “actos regístrales de divorcio” que también se embolsó.
3.- También la nada despreciable suma de seis mil 640 pesotes por registro de defunciones.
4.- Tres mil 120 chuchos más por actas de nacimiento que tampoco reportó a la Oficina Fiscal del Estado, pero que sí cobró.
5.- Otra cuenta por tres mil 195 pesillos por inscripción de nacimientos en la Oficialía del Registro.
Total que el joven Salinas se embolsó algo así como 147 mil pesos (que vendría siendo como la punta del iceberg de sus corrupciones).
Los tultecos le dicen a la Contralora que el muchacho no anda “perdido”, ahí está vivito y coleando haciendo negocios.
Vive en la calle Lerdo de Tejada No. 23 (altos), zona centro, donde a la vez tiene el restaurante “El Herradero”, mismo que aterrizó de recursos de la Sedesol pero que no tiene trabajando.
Solo abre este negocio cuando le avisan que por ahí anda el personal de la Sedesol (federal) en plan de supervisión.
Es que aterrizar programas en falso es otro de los negocitos de Salinas Villasana.
De esta forma aterrizó también la lana de otro restaurante, llamado “La Doña”, cuya lana también se carranceó y por lo cual lo andarían buscando elementos de la SEDESOL.
Se “chupó” también unas corraleras de engorda y hasta un molino de nixtamal que correspondía al ejido La Laguna.
Pero este aparato lo tuvieron que regresar él y el ex alcalde Saúl Muñoz Vallejo, cuando en la última gira por el municipio fue enterado el Gobernador Egidio Torre Cantú.
El ejecutivo giró instrucciones de que devolvieran a la brevedad el molino que se habían robado, o habría bote.
Dicen en Tula que es muy fácil hallar al Jelipillo sin necesidad de ofrecer recompensa.
Si no está en El Herradero, se le puede encontrar dando la vuelta por el pueblo en cualquiera de las tres camionetas suburban que detenta (las únicas en 140 kilómetros a la redonda).
O bien se le halla en el edificio de la Presidencia Municipal, dado que es el asesor y proveedor de maquinaria y productos agropecuarios para el ayuntamiento que preside René Lara Cisneros.
Pero si los sabuesos de Doña Gilda no quieren ir a Tula, se pueden dirigir los lunes a la Secretaría de Desarrollo Rural que comanda Don Jorge Reyes Moreno.
Y es que Jelipillo se pierde los lunes de Tula, porque dice que “almuerzo con el Secretario de Desarrollo Rural”.
Ahora que, si los temidos hombres de la Contralora quieren ir a Tula y comerse unas enchiladas tultecas originales (no de El Herradero, claro) , pueden desviarse un poquito y visitar la Comercializadora Agropecuaria “Santa Inés”, ubicada en Lerdo de Tejada No. 17, que también es de su propiedad.
De ahí se surten los productos para el ayuntamiento tulteco y Desarrollo Rural del estado.
El mensaje agrega que si Gilda personalmente quiere ubicar a Jelipillo, tan solo puede hablarle por teléfono al 01-832-3262004 y pedirle que por favor le deposite la lana que se embolsó.
Si no lo encuentra en todos esos lugares, y realmente Cavazos Lliteras quiere dar con el paradero de quien se llevó (lo que le descubrieron) los casi 150 mil del águila, puede preguntarle a Lucino Cervantes Durán, quien tiene a Jelipillo como su delegado del PRI en Bustamante.
No obstante, si Lucino le dice que no sabe de Salinas Villasana, también se puede dirigir con Heriberto Ruiz Tijerina, jefe del Movimiento Territorial, pues este tiene a Jelipe como su delegado en Tula y Bustamante.
Para que la señora se vaya acostumbrando a ubicar a Felipe Salinas Villasana, los tultecos quieren decirle que lo apodan “El Ingeniero” y es uña y mugre del señor Sergio Posadas Lara, ex presidente de Madero, con quien colaboró hasta el 31 de diciembre del 2010.
Con esos datos que nos envían, ya solo faltaría que la Contralora pida que los tultecos le lleven “de aquellos” a quien defraudó al Gobierno del Estado y al pueblo tuteco.
Pero no se sabe si lo procesan por expedir actas de nacimiento a extranjeros, lo cual sería harina de otro costal.
Mejor nos vamos.