Parece que el ogro no es como lo pintan.
La administración anterior –la geñista- “apenas” dejó una deuda pública de ocho mil millones de pesos.
Tan solo mencionarla produce escalofríos y espanto en no pocos.
Pero un espanto parecido se observó a comienzos del 2005 cuando se supo que Tomás Yarrington Ruvalcaba había dejado endeudado a Tamaulipas con la suma de 931.8 millones de pesos, algo nunca visto en la historia de las finanzas públicas del terruño.
Llegó a decirse que Tomás, a unos días de irse, pidió 300 millones que “desaparecieron” como por arte de magia.
Los dirigentes del PAN se desgañitaban gritando que Tomás se los había robado, que los había invertido en ranchos, en islas en el Golfo, en fábricas y hasta en la precampaña presidencial.
No pocos mencionaron que ese recursos fue a parar al rancho “El Tinieblo”, allá por el municipio de Jiménez.
Loso azules hasta presentaron una demanda penal ante la Procuraduría de Justicia involucrando al tristemente célebre Pedro Hernández Carrizález.
Le dimos una “revisadita” a la deuda pública dejada por las últimas administraciones estatales y mire que han ido en incremento.
Datos del Periódico Oficial del Estado señalan que el hombre vaquero, Don Manuel Cavaos Lerma, heredó un adeudo directo de 273 melones de pesos, con convencimientos inclusive a 12 años después.
Es más, parte de esa “cola” cavacista en lana, se acabará de pagar hasta el año entrante, tres sexenios después.
Por su parte los adeudos indirectos ascendieron a 140 millones (principalmente Comapas y municipios).
Y fue el escándalo en los medios masivos. Era el adeudo más alto en la historia de Tamaulipas dejado por un gobierno que se fue.
Se decía: A lo mejor Cavazos lo gastó en los bailes; los gastó en sus caballos finos; en las mujeres, en… Su casa que tiene forma de pirámide.
No pasó nada.
Yarrington se las arregló y no dijo nada.
Pero a su salida de la administración, este dejó una “cola” de casi los mil millones más 406 millones de deuda indirecta, la mayor parte de los ayuntamientos.
El dato registra que en efecto pidió 300 melones en el 2004 con vencimiento al 2008.
Claro que fue condenado por las voces disidentes.
Sin embargo, la mayor parte de esa deuda no la había contratado TYR sino Cavazos en el año 1995.
Tampoco pasó nada y Tomás ha regresado a algunos eventos públicos, sobre todo del PRI.
Los datos de las deudas dejadas por Eugenio Hernández indican que sumaban al 31 de diciembre del 2010 ocho mil millones.
De ellos, mil con Bancomer, seis mil con Banorte y mil con Banobras.
¿Y qué es lo que se dice? Que entracaló para beneficiar a sus constructoras y las empresas de sus amigos; que se compró un rancho en Argentina, que una residencia en Cancún, que…
Mientras tanto la deuda indirecta, donde el estado es garantía para que los municipios paguen, llegaba a 904 melones de pesillos.
Pero da la casualidad que varios municipios pidieron lana sin el aval del gobierno estatal.
El principal fue Nuevo Laredo con Ramón Garza Barrios a la cabeza, que se entracaló con mil 24 millones de tepalcates sin pedirle permiso al Congreso del Estado.
Los datos dicen que una administración que pide prestado jamás termina de pagar en su periodo.
Cavazos Lerma pidió lana a un plazo de 15 años; Eugenio a 20.
No es defensa pero se nos hace que es el camino histórico de todas las administraciones estatales de los tiempos: Pedir prestado.
Ahora bien, de los municipios, es otra cosa.
Hay alcaldes que se sirvieron con la cuchara grande con préstamos que pidieron sin aval y hasta fuera de los bancos (concurren a prestamistas usureros).
Ya veremos como anda la deuda públicas del gobierno del estado en los siguientes años, allá por el 2016.
En resumen, según los elementos: La deuda heredada por el anterior gobierno anda en los ocho mil millones de pesos.
Y claro que surgen preguntas ¿de dónde sacó Enrique Cárdenas Jr., que son 14 mi millones? ¿de dónde obtuvo esa información? ¿es contrincante político de Eugenio?.
El Jr. está hoy sin chamba. Geño lo hizo diputado federal después de la cartera de Desarrollo Rural ¿malagradecido?.
Por cierto, Enrique ya se apuntó como aspirante para una senaduría por Tamaulipas para el proceso del año que viene.
Se sumó a la lista que arrancó Humberto Filizola Haces y ahora se incrementa con Felipe Garza Narváez.
No hay duda, mire usted, Jelipe sería un buen candidato. Lleva tres elecciones al hilo como diputado local y no ha perdido una. Al contrario, apabulla a sus contrarios.
Sería la culminación política de quien ha permanecido nueve años en el Congreso, tres de ello como líder.
Y ablando de tricolores, se anuncia la renovación de las dirigencias de la CNOP, Frente Juvenil y organismo de Mujeres.
Ya veremos cómo viene el “dedo” desde palacio.
Pero otros se preguntan ¿y cuándo se va como delegado del CEN el jovenazo Salomón Rosas Ramírez?.
La versión es que ya tiene más de seis años cobrando como tal y ni se para por estos lares. Es diputado federal “juanito”.
Mejor nos retiramos por hoy.