Cd. Victoria.- Fue de los últimos agandalles que se dieron entre los funcionarios de la administración anterior y el sindicato de trabajadores al servicio del gobierno y organismos descentralizados.
Nada errado el propósito: Hacer que personas que no tenían derechos laborales se perpetuaran (si es que lo consiguen) en chambas que garantizan varios miles de pesos por mes.
Una protesta recibida vía Internet por su servidor señala que “ya estamos hasta la madre” de las componendas de la cacique del gremio burocrático, Blanca Valles Rodríguez.
Empleados del sector dicen que en 18 años la mujer ha corrompido tanto el medio, que metió a la nómina con base asegurada –sin tener el mínimo derecho- a sus hijas, sus yernos o futuros yernos y hasta sus “nuevos” hijos”.
Lo más grave es que solo cobran, “son aviadores”. Vamos, no trabajan.
La denuncia es bastante grave. Se refieren a Valles como la cabecilla de “una mafia que ha pisoteado y trapeado los derechos de la auténtica burocracia con tal de servir a los suyos y sus amigos”.
Agrega el dato que esa misma denuncia –“y más”-, se hará llegar al Gobernador Egidio Torre Cantú “para que corra a la señora” (debe ser del gremio).
Por ejemplo, la gente del Hospital General reprobó que el chilango Norberto Treviño García Manzo, jefe de Salud, haya ratificado como director a Jorge Salinas Treviño, quien mantiene como aviadores a toda su parentela en dicha institución.
Con la complicidad de Valles, se dice, Salinas concedió base a sus hijos y otros parientes cercanos, sin tener derecho.
Otro que se sirvió “con la cuchara grande” es Salvador Treviño (ex jefe de Protección Civil), quien logró que Blanca Guadalupe le autorizara una plaza a su esposa Rosalinda Beltrán, aun sin tener derecho porque se trata de un puesto de contadora de confianza.
Por los mismos espacios del General, otro que agandalló fue el administrador, Rafael Cuellar, a quien el gremio sindical le otorgó una plaza presuntamente inamovible.
Total que en el hospital “Norberto Treviño Zapata” hay inconformidad contra el mismo Norberto Treviño García Manzo y de Salinas Treviño, porque mantienen a una serie de holgazanes que son parentela, o compadres.
Hay una mujer que dicen se cree “la directora del Hospital”, de apellido Calanda, y así lo ha permitido el señor Salinas.
Las broncas van en aumento y no precisamente porque los trabajadores ya no tienen oportunidad de echarse “un taco de ojo” sobre las usuarias de la minifalda o pantalones ajustados.
No, mire usted, de acuerdo con la denuncia, también le pedirán al Gobernador que mande renunciar a quien identifican como Juana Almazán, una de las jefas de servicio, a la que están por hacerle un paro de labores por prepotente y altanera con el personal.
El hecho es que el SUTSPET sigue dando bases a gente que no tiene derecho y ni lo necesita. Y la basificación es con las cifras más altas por quincena, cuando hay elementos que tienen 20 años o más esperando en el escalafón y los mandan por un tubo.
Total que se sospecha que además del parentesco y el compadrazgo, los beneficiarios deben haber soltado alguna lanita, porque hay gente del SUTSPET que en fecha reciente, antes de concluir el sexenio, se fueron de vacaciones a Cancún cuando su ingreso es de un sueldito administrativo.
A menos que los recursos, dicen, estén saliendo de la llamada “caja fuerte” (donde se guarda dinero y valores) que desde hace tiempo sufre robos bastante misteriosos, cuando solo unos cuantos tienen la llave de acceso.
Y las vaquetas tampoco se curten mal en el Hospital Infantil,-dependiente también del señor Treviño García Manzo- donde la denuncia acusa de prepotencia y otras linduras a una persona de nombre José González, a quien se identifica como el jefe de personal.
Pero el señor González también obtuvo base sindical con los favores de la dirigencia del gremio cuando no tenía derecho por ser chamba de confianza.
Y nos reportan que otro de los últimos agandalles del sexenio anterior lo dio el joven Gustavo Rivera Rodríguez, quien obtuvo autorización para crear una universidad “patito” más que se sumará a las más de cien que ya existen en Tamaulipas.
Se llamará Escuela Libre de Derecho de Ciudad Victoria (como la fundada por Alfonso Pesil Tamez hace más de 40 años), y el permiso salió a nombre de Lidia Elisa Caballero Rivas, también beneficiada con una regiduría.
Fíjese usted lo “suertudos” que son Rivera y Caballero: El 26 de noviembre (del 2010, claro) pidieron a la SET el reconocimiento oficial de su escuela.
El 15 de diciembre el Subsecretario Bladimir Martínez Ruiz contestó que todo estaba al puro tiro –incluyendo el “gallinero” en que darán las clases; 21 y 22 Juárez-, que adelante con la “patito”.
Cinco días después el Secretario de Gobierno Hugo Andrés Araujo dice que adelante con todo, y el “milagro” se hace el seis de enero con la publicación en el Periódico Oficial.
De ahí todo sobre hojuelas, ahora a buscar los clientes.
Ya solo falta que, como le hico Pesil hace varios años, los Rivera Caballero “pasen” su facultad a la UAT para no tener problemas económicos.
Mejor nos vamos.