Cd. Victoria.- Pues mire usted, todo indica que el nuevo Gobernador, Egidio Torre Cantú, tiene la intención de regresar a los viejos tiempos en que el ejecutivo atendía audiencia en Palacio de Gobierno.
Ese romanticismo ya se fue, quedó sepultado en la historia de la Esquina del Poder desde los inicios del sombrerudo Manuel Cavazos Lerma, quien cerró las puertas del despacho del ejecutivo a los mortales.
Vinieron Tomás Yarrington y Eugenio, y tampoco se dieron audiencias en palacio, ni para bien ni para mal: Ni para recibir felicitaciones ni para plantear problemas.
Si acaso –excepciones- atendieron a grupos fue de funcionarios en la Casa de Gobierno.
Este martes, -después de un almuerzo con a prensa- Egidio estuvo en Palacio donde recibió a comisiones de los gremios burocráticos federales y estatales pastoreados por Martha Guevara de la Rosa y Blanca Valles Rodríguez, respectivamente.
También se dieron cita para la salutación los funcionarios y miembros del cabildo victorense presidido por Miguel González Salum.
Habría tenido audiencia el dirigente de la CNC, Juan Báez Rodríguez, y por supuesto algunos colaboradores del Gobernador que apenas tratan de sentarse en sus respectivos sillones.
Que tiempos aquellos de Enrique Cárdenas cuando los grupos de campesinos, obreros o comerciantes entraban al despacho como Juan por su casa. Nadie les prohibía.
Y cuando el médico Martínez Manautou, este concedía audiencias de salutación en enero, y durante el resto del año bastaba solicitarlas con el particular para que se les atendiera a cualquier grupo ciudadano.
Las audiencias eran por cuatro o cinco minutos. Apenas escuchaba a quien llevara la batuta y les agradecía su presencia. Los asistentes se encargaban de sacarlos del despacho
Con Américo el palacio se convirtió en todo un mercado, una pachanga de los grupos provenientes de diferentes rumbos del estado con muy variados asuntos.
El hombre disfrutaba los diálogos que sostenía con toda esa gente y no tenía descanso. Se pasaba en el inmueble hasta las once o doce de la noche.
El Palacio de Gobierno prácticamente dejó de funcionar como despacho del Gobernador en los tiempos de Manuel Cavazos Lerma. Trajo el escritorio a salto de mata por los 43 municipios.
Cuando recibía a su colaboradores –si es que los tendía- era en la Casa de Gobierno cada dos o tres meses.
Las comisiones de comerciantes, industriales, que de ganaderos, agricultores, cañeros y hasta aduanales, jamás fueron atendidas por el gobernador en turno.
Este martes, nos dio la impresión de que Egidio quiere volver a esos viejos tiempos, y hasta quiere declarar un día exclusivo para atender “audiencia pública” como lo hizo Villarreal Guerra.
Solo que hay una cuestión: Los ”guaruras” molestan, lastiman y hasta insultan a los ciudadanos.
El Palacio está prácticamente tomado por el Cuerpo de Escoltas armados hasta los dientes que piden identificaciones no solo a la entrada del edificio, sino en el mismo interior a cualquier hora y en cualquier momento.
Molestan no solo a quienes buscan audiencia; también a ciudadanos que tratan de realizar trámites en dependencias que siguen ahí en Palacio.
Ahora que, si la seguridad extraordinaria es un mal necesario de nuestros tiempos, el nuevo Gobernador seguramente ya tiene sus alternativas de solución.
Y es que mire usted, los burócratas, que por naturaleza le tiran a la flojera, entran y salen varias veces del Palacio, ya por la coca, el lonche o a echar el cotorreo, y se topan con que deben identificarse otra vez.
¿Cuáles son las soluciones? Bueno, se habla de cambiar la audiencia a la Casa de Gobierno donde solo tendrían acceso los interesados en la entrevista.
La otra es cambiar las oficinas del ejecutivo a la Torre Bicentenario, donde él llegaría en helicóptero y bajaría al piso 22 para atender a ciudadanos en individual o en grupo. El despacho ya está ahí.
Una alternativa más, es la construcción de un helipuerto en el Palacio del 15 y 16 Juárez para llegar en aeronave y se acaben las molestias para los mortales.
La última tampoco suena mal y es la construcción de un edificio exclusivo para las audiencias del Gobernador, en terreno allá en despoblado.
Por cierto, en toda la estructura gubernamental hay desconcierto entre los directores y jefes de departamento de si se van a quedar a chambear o quedan fuera. De antemano ya presentaron sus renuncias.
Lo que se dice es que el Gobernador y su principal equipo de colaboradores no llegaron con compromisos de campaña y por lo tanto no tienen gente para “llenar” las principales chambas.
Esto se acentúa con los secretarios que vinieron de fuera que ni siquiera tienen conocidos en ciudad Victoria, como Mónica González García, de Desarrollo Económico y Turismo, y Dinorah Garza Guerra, de Desarrollo Social.
Por otro lado ¿qué equipo traen Norberto Treviño y Diódoro Guerra? ¿apoco lo tiene Manuel Rodríguez Morales?.
Cuando Tomás Yarrington Ruvalcaba y Eugenio Hernández, ellos otorgaron hasta el último nombramiento, de jefes de departamento hacia arriba, para atender compromisos que ya traían.
Se habla que en la mayor parte de las dependencias quedará la misma estructura de colaboradores de nivel básico.
Nos vamos.