Cd. Victoria.- Yo no se para que se hacen bolas con eso de si se organiza desfile conmemotivo del inicio de la Revolución Mexicana, cuando nuestra revolufia ya no existe, se fue.
Para aquellos jóvenes a los que no les tocó vivir la época de los gobiernos emanados del movimiento armado, hay que decirles que la Revolución fue un sueño estilo Santo Clos o Reyes Magos.
Alguien decía que la Revolución fue un movimiento armado dirigido por la burguesía, destinado a beneficiar a los de su clase y en que la carne de cañón fueron los jodidos.
Y a nombre de esa enfermedad llamada Revolución se cometieron terribles crímenes que hoy da pena contarlos.
Así que señores funcionarios de los tres niveles de gobierno, no se hagan bolas: Ya no hay motivo de “celebrar” el movimiento armado, y menos el festejo del siglo porque ese sueño terminó antes. Además ¿qué festejar?.
Dicen que no hay mal que dure cien años y ese mal disfrazado llamado Revolución apenas duró 90.
Fue en el año dos mil cuando los panistas se apoderaron del gobierno federal y, para que lo suelten, va a estar cabrón.
Fueron 90 años del mito presuntamente revolucionario ¿qué podemos celebrar? ¿qué ya se terminó? ¿Qué ya está sepultada?.
Señores alcaldes, señores funcionarios de educación, quédense tranquilos, la revolufia no existe. No pasará nada si cancelan ese tipo de eventos en que los que gastan son los jodidos y sufren los que tienen que leer discursos “revolucioarios” plagados de mentiras.
Los presuntos revolucionarios vivieron como millonarios, desde el señor Madero, pasando por Carranza, Villa, Zapata y los nuestros en Tamaulipas, como Carrera Torres, y hasta nuestros días.
El señor Carrera era un infeliz desposeído cuando se enroló en el movimiento, y terminó con mucho dinero, tanto que hasta disfrutaba de un automóvil Cadillac que, cuando fue capturado, se lo descomisaron los del gobierno.
Por entonces eran muy raros los vehículos en México (1910-15) y el señor Carrera tenía uno.
Ya dejen de sufrir señores de si organizan o no desfiles revolucionarios, si la Revolución ya chupó faros. Como enfermedad no duró ni el siglo.
Ya no sigan la farsa de disfrazar a los niños de Maderos y Zapatas, o de Adelitas a las niñas, y sacarlos a exhibir por las principales calles de los pueblos en que viven. Olvídense de la farsa.
Ya no hagan tonteras señores, y tampoco argumenten que suspenden todo por los acontecimientos de violencia que vivimos.
Solo unos cuantos trasnochados andan por ahí con el cuento de que Zapata fue un gran hombre y que Pancho Villa sigue viviendlo en el corazón de los mexicanos.
Por eso yo propongo, como ciudadano, que desde ahora desaparezcan todos los ejidos que llevan nombres de burgueses disfrazados como Zapata, Villa, Carrera Torres y demás cómplices de nuestros días.
No se les puede perdonar que, ensarapados, hayan engañado al pueblo mexica que creyó en ellos.
En su lugar, yo propongo que los ejidos y comunidades se llamen: Manuel Gómez Morin, José González Morfín, Manuel J. Clouthier, José Angel Conchello, Pablo Emilio Madero, Luis H. Alvarez y hasta Vicente Fox y Felipe Calderón.
Estos rufianes, los azules, no engañaron a nadie. En cuando llegaron al poder sacaron de Los Pinos la basura juarista (pintutas y monumentos) y lo propio hicieron (lo están haciendo) quienes ganaron las alcaldías por las siglas panistas.
Bravo por ellos y por eso yo propongo que en Tamaulipas desaparezcan los nombres de pueblos como Silva Sánchez, Magdaleno Aguilar, Marte R.Gómez, y se les rebautice por el de gente tan conocida como: Lydia Madero, Gustavo Cárdenas, Diego Alonso Hinojosa, Vidal Blanco Espinoza, Fernando Pedraza Chaverri, o bien de los fallecidos ex presidentes de Acción Nacional, como Alejandro Sáenz Garza y “El Matute” Galván.
Estos individuos no engañaron, dijeron la verdad. Además, la historia la hacen los vencedores.
Esta es la nueva historia que quiso escribir El Maquío como Presidente de México, y que le copió Lydia Madero en su propaganda rumbo a la alcaldía victorense, allá en 1999.
También pido que se vuelva a instalar en Padilla el monumento en honor de Agustín de Iturbide, que allá por principios de siglo mandó colocar Don Guadalupe Mainero Juárez cuando era Gobernador, y sin el consentimiento de nadie, solo para demostrar que él era el que mandaba.
Y ya encarrerados, pues que también desaparezcan los nombres de Hidalgo y Morelos, que fueron unos curas irresponsables, viejeros empedernidos que abandonaron a sus hijos.
Señores, también hay que hacer a un lado a Lucio Blanco, quien repartió a tontas y a locas tierras que no eran suyas.
Tampoco está alejada la idea de reivindicar al general Luis Caballero, de Jiménez, cuya figura han hecho a un lado los historiadores revolucionarios.
¿Y la imagen de Pedro J. Méndez?, pues que se diga la verdad de quien fue y por qué lo balacearon en Tantoyuquita cuando andaba de ladrón.
Pero ya, ya, ya mejor cambiemos de tema y digamos que la Universidad Autónoma de Tamaulipas está cumpliendo sus primeros 60 años. Los eventos fueron presididos por el Rector José Ma. Leal Gutiérrez.
Nuestra máxima casa de cultura (pública) es nueva, si se considera que otras universidades tienen cientos de años. Pero ahí va, va bien en sus programas y calidad educativa. Está en buenas manos.
Por cierto, en los últimos años se ha terminado el conflicto de si Rectoría debe estar en Tampico o en Victoria.
En un principio se pensaba que en el puerto, dado que de hecho allá nació, pero al final se decidió por la capital de Tamaulipas.
Mejor nos vamos.