Cd. Victoria.- Aquella mañana del dos de enero de 1996 (Día del Policía), los reporteros se quedaron sorprendidos de lo que veían y de los informes que recibían de la fenecida administración del panista Gustavo Cárdenas Gutiérrez.
En el patio central del edificio de presidencia había algunos diez vehículos maltrechos, golpeados y en pésimas condiciones de mantenimiento y con “relingos” de llantas”.
Era lo que habían dejado Gustavo y sus colaboradores. A los vehículos que no pudieron llevarse para sus casas les quitaron las llantas en buen estado y les dejaron puro mugrero.
Antes de irse, el cabildo había “aprobado” que se vendieran a los miembros del cabildo y funcionarios, los vehículos que tenían comisionados. Se les vendieron en una baba.
En la tesorería no quedó un quinto partido por la mitad y las deudas eran millonarias.
Los camiones de basura que servían eran tres o cuatro, y solo hacían en servicio por el rumbo donde vivían los amigos del alcalde.
El pueblo apestaba a basura y a corrupción.
No quedó una sola máquina de escribir y menos computadoras (comenzaban a generalizarse) y las oficinas fueron saqueadas en escritorios y muebles.
Claro que no quedó ni un documento en los archivos, ni siquiera de los planos de obras públicas y menos los comprobantes de lo pagado en las borracheras y pachangas que se recetaban un día sí y otro también.
La administración de Gustavo fue el más terrible ventarrón que haya pasado por la antigua Villa de Aguayo.
Pero el rumbo nos enseña (ya) que esa administración no es el más grande desastre sufrido por los capitalinos. No, lo mejor está por llegar, o ya está aquí mejor dicho con el futuro ex alcalde Arturo Díez Gutiérrez.
Desde ahora mismo, su servidor apuesta doble contra sencillo que la mano destructora de Díez triplicará a la de Tavo.
El pasita dejó una deuda corriente de cuatro millones de pesos. La de Arturito anda por los 50 millones.
Gustavo no le pagó a 54 proveedores. Díez le debe a cientos de ellos.
Cárdenas dejó un adeudo de tres melones con la CFE. Lo de Arturo todavía no lo sabemos.
El muchacho alegre dejó cuentas con la COMAPA por 750 mil del águila. Estamos por saber lo que el talabosques ha dejado de pagar (si ahora el organismo es paramunicipal).
A finales de la administración gustavista, o panista, el ayuntamiento le quedó a deber 500 mil pesos a la cadena de farmacias “Chapa”, lo que originó que enviara a la quiebra a su7 propietaria Herlinda Hernández Hernández.
En esta ocasión, no sabemos a cuántos negocios Arturo enviará a la quiebra, pero ya irán apareciendo conforme avance la siguiente administración.
Y pasará lo mismo. En aquella ocasión, todos decían que le dieron crédito al ayuntamiento, no a Gustavo. Pero nadie les pagó.
Muchos proveedores se juntaron y demandaron. Se abrió la averiguación 936/1995 en la fiscalía a cargo de Salvador Rodríguez Estrada, pero este individuo nunca consignó ante un juez.
La demanda se enderezó en contra de Gustavo, del Tesorero Benjamín Prieto Treviño y del Oficial Mayor, Fernando Díaz Reyes.
De Díez Gutiérrez ya sabemos de un proveedor que demandó, pero falta por saber cuantas más vienen no solo de aquí a diciembre, sino en los siguientes meses.
El Congreso le realizó una auditoría a la administración de Tavo y encontró decenas de facturas falsas con empresas fantasmas del lado gringo. Falta que Arturito pase por el mismo racero para ver el desvío de lana en dólares.
La esperanza, la única esperanza es el siguiente alcalde Miguel González Salum, quien prácticamente deberá comenzar de cero para administrar Victoria.
Al menos sus palabras le dan aliento a los victorenses: “Soy hombre de palabra y sabré cumplirla”.
Otra: “Se va a integrar un gabinete con gente con experiencia y comprometida, no se va a experimentar”.
Ya le contaremos, querido lector, del relajo que dejará el talabosques.
Porque mire usted, dentro de esas expectativas, habría que preguntar si Miguel va a pagar las deudas que le dejará Arturo, o no. Eso para empezar.
Ojalá y ciertamente no le falle a los victorenses que le dieron su voto esperanto que las cosas mejoren. A lo mejor se han hecho demasiadas expectativas en torno al desempeño del futuro alcalde.
Lo bueno es, como dicen algunos, que el futuro Gobernador, Egidio Torre Cantú también es de Victoria y seguramente dará todo su apoyo para que la capital vuelva a ser la ciudad limpia y amable que tanto hemos pregonado.
Antes de irnos, mire que, como estaba previsto, Carlos Hinojosa Cantú se reelegirá como director de la facultad de “Leyes Victoria”, o Unidad Académica Multidisciplinaria Derecho y Ciencias Sociales. Todo planchadito.
Al parecer la decisión fue tomada desde las cúpulas de la política por un intento de algunos grupos de volver al manejo de las riendas de ese centro de estudios.
Mejor nos vamos.