Abandonada y triste, olvidada por sus autoridades, “celebra” ciudad Victoria este seis de octubre el 260 aniversario de su fundación.
Si viviera Don José de Escandón y Helguera, quien planeó y diseñó la ciudad, no hay duda que volvería a morir de vergüenza al saber de las condiciones deplorables en que se encuentra la antigua Santa María de Aguayo.
Las primeras calles que él trazó entre el cinco y el seis de octubre de 1750, lucen abandonadas y con hoyancos.
El primer ayuntamiento de la capital se instauró en 1848 y desde entonces han transcurrido 70 administraciones, de las cuales la peor calificada, por su ineficiencia, es la 2008-2010 que encabeza Arturo Díez Gutiérrez.
De todos los males que aquejan a la capital, sobre todo en los servicios públicos, hay uno que cala hondo en la ciudadanía, y es el abandono en que se encuentran sus calles.
Ello, aunque es una ciudad joven si se considera que las ciudades tardan años en crecer.
-Somos 150 años más jóvenes que Monterrey, indica el cronista Antonio Maldonado Guzmán.
Tamaulipas fue la última región que colonizaron los españoles, incluso cuando ya se hablaba de la independencia de nuestro país.
Las primeras fueron 24 familias integradas por 90 personas: Mestizos en su mayoría, un español peninsular, tres pardos y dos indios tlaxcaltecas, según el recuento que se hizo.
Dicha fundación ocurrió en la segunda jornada de José de Escandón por la Costa del Seno Mexicano.
Como toda fundación, se elaboró el primer plano, se entregaron los terrenos y se le dio el nombre a la nueva comunidad.
VICTORIA, COMO UN PAISAJE LUNAR
La antigua Villa de Aguayo se convirtió en ciudad Victoria el 20 de abril de 1825, a la vez que el Congreso del Estado la declaraba capital de Tamaulipas.
De aquellos primeros habitantes, pronto llegó la explosión demográfica hasta llegar a nuestros días a un promedio de 400 mil habitantes, según los últimos censos.
Pero nunca en su historia habían calado tan hondo los problemas de la ciudad, producto de un ayuntamiento sin programa y con un desorden administrativo.
La información estadística señala que para el año dos mil, la extensión de la capital era de siete mil 110 hectáreas de mancha urbana o en vías de urbanización.
Y en esa, hay 38 kilómetros de bulevares y miles más de calles y avenidas que se fueron abriendo a lo largo de 260 años de historia.
La pavimentación masiva de la capital comenzó en la administración del Gobernador Marte R. Gómez (1937-40) y abarcó el “casco” inicial.
La obra máxima de revestimiento de calles se dio en las administraciones de los alcaldes Raúl García García y Jaime Rodríguez Inurrigarro, 1981-87, cuando se pavimentaron dos millones de metros cuadrados con el apoyo del Gobernador Emilio Martínez Manautou.
Hoy, el problema de los baches es el talón de Aquiles de la administración de Díez Gutiérrez.
Tres años sin que las calles reciban la atención debida, ha convertido a la capital en una zona devastada, en un escenario de guerra.
Pero a la autoridad no le interesan las opiniones de los ciudadanos, como la del ex alcalde Jorge Bladimir Joch González: “Victoria no merece estar tan abandonada”.
Y menos las de un ciudadano común, como Lorenzo González Méndez, habitante del fraccionamiento Del Valle, quien señala que recorrer la capital y sus calles, “es como iniciar un recorrido por un paisaje lunar debido a la gran cantidad de baches que existen”.
El sabe, porque los ha contado, que la avenida Del Valle, la principal del fraccionamiento, tiene más de 150 baches.
-Conozco plenamente todos los baches, los recorro todos los días para ir a mi casa.
LA HERENCIA MALDITA PARA SU SUCESOR
El alcalde se ha declarado incapaz de resolver el problema del mal estado de las calles, lo mismo que sus colaboradores.
El entonces jefe de Obras Públicas, Rodrigo Manautou Higuera, aceptó ante la prensa.
-Reconozco que cada vez que caen a un bache, la gente nos mienta a nuestra mamacita.
Ante esta situación, y para evitar que los conductores cayeran y sufrieran más daños en sus vehículos, Jorge Pensado Robles, empresario y ex dirigente de la COPARMEX, integró 25 brigadas de jóvenes voluntarios que “marcaron” de blanco al menos 800 baches por diferentes rumbos de la ciudad.
-En algunos casos llegamos a encontrar pozos hasta de 40 centímetros de profundidad y con un diámetro mayor al metro.
Eran los comienzos del trienio y su propósito era llamar la atención de la autoridad municipal, pero no, no lo lograron.
La declaración del alcalde Díez Gutiérrez sobre la posible reparación de los daños:
-Son daños ocasionados que no son culpa de la presidencia municipal, la situación está muy difícil, el municipio no tiene recursos para hacer frente a esta situación. Pedimos prudencia a los automovilistas.
Pero la prudencia se ha agotado.
Los choferes de microbuses de la ruta Tamatán-Satélite calculan que en la capital de Tamaulipas debe haber hasta 40 mil baches.
Manifiestan que a lo largo de su recorrido de 38 kilómetros han contabilizado poco más de dos mi hoyancos y, si en la ciudad son 20 las rutas, es fácil hacer el cálculo.
Ingenieros y técnicos calculan que permanece devastado al menos el 50 por ciento de los pavimentos citadinos, lo que obligó al gobierno del estado a anunciar una inversión directa para rehabilitar asfaltos antes que finalice el 2010.
La administración de Díez está por terminar y anunció que dejará a su sucesor, Miguel González Salum, “un estudio” de las necesidades de inversión en la capital de Tamaulipas que ascienden a 500 millones de pesos.
Pero no solo eso, sino que dejará una deuda millonaria que deberán pagar los sucesores en los siguientes 15 años.
A propuesta de su alcalde, el cabildo aprobó solicitar un préstamo por 50 millones de pesos al Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos, que para tapar baches de la ciudad. A la propuesta solo se opuso la regidora panista Issis Cantú Manzano.
Pero mientras tanto, Díez y su administración están creando baches de calidad como lo denunciaron residentes de los fraccionamiento Las Flores e Infonavit Luis Echeverría.
Personal de Obras Públicas hicieron excavaciones y convirtieron los pequeños baches en enormes lagunas, específicamente en las avenidas Fresnos y Del Maestro.
Ramón Estrada Medina, habitante de la calle Fresnos, comentó que fue uno de los primeros afectados por los “baches de calidad” que hizo el ayuntamiento, al caer su vehículo en uno de estos pozos y dañarse el mofle.
Y la denuncia de Guadalupe de Alejandro Avalos, dirigente del transporte de microbuseros y taxistas de la CRO: Perdemos miles de pesos en refacciones y mantenimiento por el mal estado de las calles.
El exhorto del regidor Félix Mezquitic Montoya, del PRD: Las pérdias son millonarias, acudan a presentar las denuncias para que el municipio cubra los gastos.
Pero no, el ayuntamiento no cubre ningún gasto.
Para este seis de octubre no se sabe de algún evento conmemorativo de la fundación de la Villa de Santa María de Aguayo por parte del ayuntamiento.
Arturo Diez Gutiérrez es la degeneración de una estirpe ilustre y capaz. Carlos y Pedro Diez Gutiérrez fueron dos generales que acompañaron a Porfirio Diaz a su regreso a la patria de Brownsville, Texas a Tuxtepec, Oaxaca. Estuvieron con con él en la revolución tuxtepecana haciéndose del poder. Los Diez Gutiérrez gobernaron por mas de 30 años el estado de San Luis Potosí, se alternaban uno al otro en la gubernatura. San Luis progresó, en gran medida, a los buenos gobiernos de estos personajes. La revemex arrasó con los Diez Gutiérrez, algunos de sus descendientes llegaron a Ciudad Victoria, teniendo éxito en los negocios madereros que los gringos Anthony, de Arkansas, iniciaron. No sé como Carlos Diez Gutiérrez Coleman se quedó con los asarraderos. Pues bien, de esta estirpe porviene el actual presidente municipal, que no alcalde, de Ciudad Victoria, que según la opinión publicada es el peor de su historia. Por lo menos muchos ciudadanos asi lo creen. Lo que sí es incuestionable que no heredó un solo gen de sus ilustres antepasados que tuvieron garra para hacerse del poder, ejecerlo y hacer progresar a su estado San Luis Potosí. Arturo Diez Gutiérrez es la degeneración de la estirpe. Su fracaso como presidente municipal y el desprecio casi unánime de los victorenses será hasta el último día de existencia un trauma del que no se liberará. Y pensar que este mequetrefe se sintió con posibilidades de ser gobernador.