Cd. Victoria.- No entendemos. Seguramente porque no somos políticos no entendemos nada.
Mire, allá por septiembre del 2009, un sector de la prensa (los otros tenían compromisos) publicó que el alcalde victorense, Arturo Díez Gutiérrez, no pagaba el impuesto predial correspondiente a su mansión.
Según el dato, el señor alcalde deja de pagar alrededor de dos mil 800 pesos anuales por su propiedad (no se identifican otras que debe tener, y si paga o no).
Pero el informe va más allá porque se menciona que ninguno de los 16 directores generales y 32 subdirectores de la administración del alcalde, paga el impuesto aludido por sus propiedades.
Claro que para guardar el “secreto”, tienen que entrar en la complicidad los señores regidores y síndicos, a los que tampoco se les obliga a cubrir dicho pago y tal parece que que forma parte de su prerrogativa mensual.
Ah! pero el informe de Tesorería –donde se cobra la lana- menciona además que el suegro del señor alcalde, Abelardo Osuna Cobos, tampoco cubre por cuatro de sus propiedades más las instalaciones donde tiene su empresa Transpaís (debe ser por la carretera a Marina).
Por cada propiedad (las cuatro iniciales) estaría dejando de pagar mil 500 pesos, o sea seis mil chuchos.
El impuesto de Transpaís, según el dato filtrado, asciende a seis mil tepalcates por añito.
Bueno, pero hay alrededor de otros 150 miembros de la “familia presidencial”, compadres, compañeros “de banco” y amigos que no pagan lo que les corresponde porque son influyenges.
Total que la quita asciende a cerca de tres melones de tepalcates que vienen a mermar las finanzas públicas de la administración.
Pero falta otro renglón: El grupo también goza de privilegios en la COMAPA, donde tampoco pagan el consumo de agua.
Total que se trata de una sangría presupuestal que se supone mantendrán por espacio de los tres años que les toca disfrutar las mieles del poder ¿se imagina usted si hubieran llegado al gobierno del estado?.
En cambio, en las últimas semanas hemos visto que el señor alcalde y sus colaboradores han amenazado con embargo y están enviando miles de requerimientos de pago a los causantes del predial.
Y no se duda que promueva los juicios de embargo ante los tribunales porque, para infortuna de él, el ayuntamiento no le puede quitar su propiedad a nadie.
Así, junto con las amenazas llega el “ofrecimiento” de descuento en los recargos –no en lo que es el crédito- a quien pague a la de ya.
El señor Díez quiere solucionar los problemas económicos a los que ha llevado a la adminsitración afectando a los propietarios, pero sin pasar el racero parejo a su familia y colaboradores.
Es lo que no se entiende de la familia virreinal.
Como dato mire usted, el ahora alcalde electo, Miguel González Salum, recibió información en uno de los foros ciudadanos que organizó, que el municipio tiene una lista de 122 mil predios (propietarios deben ser menos).
Segun el experto Luis Alvarado Bujanos, si el ciento por ciento de los dueños cumpliera con la Ley, la Tesorería recaudaría 200 melones de pesos, que vienen siendo la mitad del presupuesto que ahora tiene la ciudad (poco más de los 400 millones).
Pero da la casualidad que apenas paga el 50 por ciento, porque otros miles se consideran “influyentes” y otros tantos no tienen para pagar.
El dato dice que los que deben son los propietarios de más ingresos, los ricos, o los políticos que se consideran con “palancas”, como la familia Díez-Osuna, sus colaboradores, los amigos y los comerciantes que andan en la punta del grito.
La referencia señala que ingresan alrededor de cien melones de chuchos por el concepto predial, aunque el alcalde mencioan que apenas son 30 millones.
Lo que extraña es que, si el señor sabe donde está el problema, no se puso a trabajar inmeditametne que llegó a la alcaldía, o sea meter en cintura a los que adeudan.
Ya se había mencionado que Arturo terminaría su adminsitración como un apestado en la sociedad, tanto como para no quedarse a vivir más en Victoria, donde se ha bronqueado con todos los sectores y organizaciones.
Diríamos que el alcalde Díez manejó el municipio como un tendero del siglo pasado administrata su changarrito.
Se ha confirmado que alrecdedor del 90 por ciento (palabras de él mismo) del presupuesto se destina al gasto corriente, al pago de personal.
En el ayuntamiento del Corazón de Tamaulipas, por primera vez en la historia no hay transparencia: No se informa de los estados financieros, de los ingresos y egresos.
No se sabe quienes son los proveedores del municipio, y se realizan concursos para la adjudicación de contratos por obras y servicios.
Tampoco hay auditorías a ninguna de las dependencias.
Ni siquiera de las actas de cabildo se sabe y menos de los ingresos y compensaciones (lo más importante) que percibe cada funcionario.
Solo hay datos aislados, por ejemplo, de que el señor Díez tiene un cuerpo de asesores que se chupan la friolera de 50 mil pesillos cada 30 días.
Mejor nos vamos.