Cd. Victoria.- Ahí, en el estacionamiento de la Upysset, son tiempos de hacer remembranza sobre el sexenio que expira.
Como todos los lunes están con su jefe en el evento de honores a la bandera, pero ya no son el equipo original que mantenía en sus manos los destinos de Tamaulipas.
Cuántos días han pasado desde aquel uno de enero del 2005 cuando llegaron con Eugenio Hernández Flores a hacerse cargo de la administración estatal. De eso ya llovió como se dice.
Aquí, algunos se ven desganados, como si el peso de la chamba o de los días minara sus ánimos.
En cambio Geño, como si fuera la primer semana de aquel ya lejano, participa con la misma sonrisa, el ánimo y las mismas ganas de saludar.
¿Qué diferencia hay entre Eugenio y su gente? Pregunta un vecino asistente respecto a ese estado de ánimo de los colaboradores de la administración y su jefe.
-Será porque Eugenio tiene que enfrentar el juicio de la historia y ellos no –respondo-.
El sexenio en efecto, será recordado en la posteridad como el de Eugenio Hernández Flores y nada más. Si se hizo o se dejó de hacer, será el único responsable ante los verdugos del paso de los tiempos. De ellos nadie se acordará.
Ese cansancio no es nuevo. Lo hemos observado en los hombres del Gobernador en turno en varios sexenios.
Pero si queremos interpretarlo, no sería abulia sino la costumbre y pérdida del asombro ante un evento. Su actividad la realizan en forma mecánica.
Lejos está aquel día en que Geño arrancó su sexenio. Ya no vemos las mismas caras.
De los 14 colaboradores originales, solo quedan dos: Alberto Berlanga Bolado en Obras Públicas, y Alfredo González Fernández, del Desarrollo Económico y el Empleo ¿son los más leales? ¿los que más han sabido hacer su chamba?.
Parece que no hay respuesta directa sino interpretada. Hay elementos como Mario Ruiz Pachuca que, de la Coordinación de Asesores y luego a Comunicación Social, han estado siempre al lado de su jefe.
Y está José Manuel Assad Montelongo que inició como jefe de Finanzas; se fue, regresó a Administración, se fue, y ahora está en Educación.
Ni siquiera en la Secretaría Particular, que se supone es lo más cercano al ejecutivo, ha estado el mismo personaje. Han desfilado Manuel Muñoz Cano, Felipe Garza y ahora Eugenio Benavides.
Están claros los que ya no regresaron, como Mario Zolezzi García, quien llegó como jefe de Administración y se fue para siempre a cuidar sus vacas a Matamoros.
Se entiende que nunca fue hombre del Gobernador, o de Geño que es lo mismo.
Y partió para nunca volver la señora Ganneth Saleh Gattas, aquella que comenzó el sexenio como jefa de Educación ¿era gente de Geño? Indudablemente que no.
Y se fue y nunca volvió el general Luis Roberto Gutiérrez Flores, quien arrancó el sexenio como titular de Seguridad Pública ¿quién se lo recomendó a Geño? Para entenderlo seguramente se necesitaría estar ahí, vivirlo en carne propia.
Dicen que los gobernantes son sometidos a muchas presiones, de grupos y de influyentes.
Doña Mercedes del Carmen Guillén Vicente también se fue de la Procuraduría y transcurrieron otros, como Aníbal Pérez Vargas y José Guadalupe Herrera Bustamante, hasta quedar Jaime Rodríguez Inurrigarro ¿hombres del Gobernador? Parece que no (aunque uno figura en Asesores).
No escapa la remembranza de quien debió ser el mejor intérprete de su política, amigo y leal colaborador del ejecutivo, tanto que mereció ser el sucesor: El doctor Rodolfo Torre Cantú.
De no haber sido el proyecto de la sucesión, seguramente Rodolfo ahí estaría en los honores como jefe de Salud y no en la tumba.
Otro que se fue para nunca volver: José Suárez López, quien había llegado como jefe de Turismo ¿qué se hizo?¿quién se lo recomendó a Geño? Tema más para meditar en esta mañana soleada.
Hay otros que no figuran en el gabinete pero ahí están desde el principio, como Homero de la Garza Tamez, en ITAVU.
De aquel Enrique Cárdenas González que llegó a Desarrollo Rural ¿por qué se le incluyó en el gabinete? Es evidente que no pertenecía al equipo compacto llamado a compartir los seis años.
El evento de honores de esta semana le tocó organizarlo a la Unidad de Previsión y Seguridad Social, donde tampoco el señor Abrego comenzó la administración.
El tiempo transcurre y en menos de seis meses Eugenio Hernández Flores estará frente a la historia. Si hizo los cambios debió haber sido porque lo necesitaba su administración. Solo él, en el transcurrir de los hechos, será el responsable de lo que sucedió.
En otros temas, mire que el gobierno y las dependencias públicas del estado se disponen a tomar un descanso de 15 días, que también aprovecharán los partidos políticos.
Aunque las inconformidades por la elección del cuatro de julio se resolverán hasta el 20 de agoto, el personal del IETAM deberá estar de guardia para cualquier emergencia.
Es la época es que la actividad se paraliza en todos lados en la capital de Tamaulipas, inclusive en la iniciativa privada porque no pueden realizar trámites.
Ya esperaremos lo que sucede en las impugnaciones: El PRD protestó por los resultados de la elección municipal en Jaumave; en Llera el PAN, lo mismo que en Gómez Farías, Altamira, Río Bravo y Reynosa.
De los 22 distritos electorales, solo Acción Nacional presentó un reclamo y es por el distrito octavo que corresponde a Río Bravo.
Nos vamos.