Miquihuana.- Sotero López trabajaba allá por Jaumave, en un ejido, donde se casó formalmente con una mujer proveniente de Doctor Arroyo, N. L.
Vivía muy feliz cuando, el diez de septiembre de 1950 comenzaron sus desgracias: De la noche a la mañana se quedó ciego completamente.
De paso vio afectados sus órganos genitales.
-Se ha dicho que hay gentes malas que le hacen a uno hechicerías, manifiesta.
Nació en 1929, de tal forma que la mayor parte de su vida la ha pasado en tinieblas y al mismo tiempo en la más extrema de las pobrezas.
-En el ejido La Maroma me fui a ver unos animales y, llegando allá, se me desapareció el miembro (viril) y luego me atacaron como espinas en los ojos.
Fue la última vez que vio la luz, aunque su sexo se le fue restituyendo, en parte, por las atenciones de una curandera.
Reitera:
-Desde entonces tengo ese sufrimiento.
Vive con una hermana, María Santos, que ya anda por los 76 años y no tienen fuentes de ingresos.
El día que lo visitamos, en su domicilio, Sotero y su hermana no tenían que comer, nada, ni un puño de frijol ni maíz, menos arroz o lentejas.
Son de los casos que la opinión pública de Tamaulipas no conoce porque están muy lejos, aquí en la sierra madre, donde los alcaldes son los caciques que todo lo pueden.
AQUÍ ESTOY, CON HAMBRE
Este hombre tiene ya 74 años y no recibe ningún apoyo económico. Viven él y su hermana de la caridad que les brindan los vecinos.
-Yo soy de aquí, aquí nací, mis padres aquí murieron…
-¿Cuándo le quitaron la ayuda?
-El dos de diciembre…
-¿Qué le dijeron?
-Pues que ya no…
-¿Quién le dijo?
-Toño Tovar, gente de Capetillo. Pasaron los meses y me acerqué y me volvieron a decir en la presidencia: No hay nada.
-Aquí estoy, con hambre!.
-¿De qué viven?
-La gente que se conduele de uno. Ahorita no hay ni lumbre porque no hay con que prenderla.
Afuera Doña Santos tiene bastantes minutos que se dirige a la vivienda. Tiene problemas para caminar porque tuvo fractura en una pierna y en un brazo, además de las consecuencias de la edad.
-¿También apoyaban a su hermana?
-A ella nunca se le han dado nada.
Ninguno de los dos tuvo familia, hijos.
Son los contrastes que se viven en esta comunidad.
Dice que, cuando empezó con el problema, del entonces IPIT (hoy DIF) lo enviaron a México, Tampico y Monterrey, pero fue en los tiempos del gobierno…De Horacio Terán Zozaya!.
-Un día fui a ver al Gobernador Terán y me llevó a esos lugares.
-¿Qué le dijeron?
-Que no tenía vida en los ojos.
-¿Que siente en ellos?
-Nada.
-¿Le duelen?
-De vez en cuando, pero tengo unas gotas.
En los últimos años no ha recibido atención para verle sus problemas de la vista.
Por lo que hace a lo genital.
-Una señora me curó. Le dijo a un pariente mío: Si me daz unos zapatos nuevos, te lo curo.
Así fue, un día la curandera llegó y le puso la mano en la brazo, le dio tres «cambios» y entró en trance.
-A las tres horas resucitó y ya me había arreglado de abajo, pero de la vista me dijo que no…Pagaron tanto porque te hicieran eso, me dijo.
Según sus palabras, era una brujería.
JAMAS SE CURARA DE LA VISTA
Doña Santos avanza lentamente por la calle. Lleva unos leños que consiguió y los cerillos para encender la lumbre. Se comerán tres tortillas que están en la canasta.
Ella tiene dos años más que Sotero.
Mientras tanto, él termina su relato en cuanto a la vista y las curanderas.
-Otra señora le dijo a un primo mío que sí me curaba de la vista pero le cobraba 300 pesos.
Juntaron la cantidad y un día se lo llevaron a su casa, a Doña Eleuteria, pero se arrepintió.
-Con la misma boca que te dije que sí, ahora te digo que no, les manifestó.
Y desde entonces ahí está Sotero, ciego y sin apoyos oficiales ni de la presidencia municipal ni del DIF. Tal vez vive de milagro.
Son las injusticias que se ven por la zona árida de Tamaulipas.
-Aquí estamos, sufriendo, dice Sotero mientras se despide.
La última pregunta.
-¿Y su esposa?
-Se fue con otro cuando me quedé ciego. Allá vive en ciudad Victoria con él.