En su obra dice no creer en las apariciones de la Virgen de Guadalupe.
También se pronuncia en contra de la jerarquía católica y llama borrachos y falsos a los curas, o sacerdotes.
A la Virgen la llama pintura, o «mona» simplemente.
Es el Obispo Eduardo Sánchez Camacho, quien escribió el folleto «Ecos de la Quinta El Olvido», después de haber sido excomulgado por sus acciones a comienzos del siglo antepasado.
-Estoy separado completamente de la sociedad política que, por razones que el tiempo dirá, me ha desechado y hasta injuriado por medio de los órganos de su prensa, indicaba.
El folleto apenas tiene 52 páginas y está fechado el dos de enero de 1906.
Duro en sus expresiones indica.
-Jamás apoyé ni protegí a un clérigo indigno y cuando fui Obispo, perseguí a los clérigos hipócritas, a los inmorales e indignos, como el criminal más vulgar, sin creer ni sostener el falso principio de que son los ungidos del señor, y de que, por eso, nadie puede castigarlos ni tocarlos siquiera.
Y más todavía:
-Juzgo y siempre he creído que un mal clérigo, es el reo más digno de los mayores castigos corporales, porque su crimen es superior al de los simples fieles o creyentes.
Bueno, pero hay varias preguntas que todavía no tienen respuesta ¿en dónde están los restos del Obispo?.
En su tiempo se le llegó a decir que era El Obispo del Diablo.
EN EL PANTEON DEL CERO
A más de cien años de haber escrito su obra, la actuación del Obispo ha sido de controversia.
En el panteón del Cero Morelos, el primer panteón de Victoria, hay una tumba con algunos datos.
-Aquí descansan los restos del Ilmo. y Revmo. Sr. Dr. y maestro Eduardo Sánchez Camacho, Segundo Obispo de Tamaulipas.
También indica que nació en Hermosillo, Sonora, el 17 de septiembre de 1838 y falleció el 14 de diciembre de 1920 en ciudad Victoria.
La construcción se debe aparentemente a uno de los admiradores del Obispo y doctor, llamado Martín Rodríguez, como dice la lápida.
Ubicación de la tumba: Entrando al panteón, como 15 metros al lado derecho.
De acuerdo con el Cronista de Ciudad Victoria, profesor Antonio Maldonado Guzmán, Sánchez Camacho fue nombrado el Segundo Obispo el 17 de febrero de 1880, después que la Diócesis se independizó de Tampico.
-Negó a Juan Diego y se opuso a la coronación de la Virgen de Guadalupe, indica el cronista.
No obstante, antes de ser excomulgado y desterrado por indicaciones del Presidente Porfirio Díaz, el religioso fue el instrumento para construir el Asilo Vicentino, en las calles 22 y Allende.
Después que se fue, al tercer Obispo, Filemón Fierro y Terán, le fue encomendada la tarea de construir un templo en la Loma del Muerto, hoy Santuario.
LOPEZ MATEOS SACO LOS RESTOS Y LLEVO A CATEDRAL
En los sótanos de la Catedral del 15 Hidalgo y Juárez hay una urna que indica que contiene los restos del Obispo Sánchez Camacho.
Al respecto interrogamos al padre David Martínez Reyna, quien estuvo por largos años como párroco de la Catedral.
Según su información, fue el Obispo Raymundo López Mateos quien los desenterró del Cero Morelos y se los llevó a la iglesia, donde permanecen.
-A mi me consta que los sacó y cargó Raymundo López Mateos, manifiesta.
De acuerdo con la versión, fue el Obispo (más tarde tuvo un accidente carretero y se fue de ciudad Victoria) López Mateos el que desenterró los restos de Sánchez Camacho, del panteón del Cero Morelos, para depositarlos en la Catedral.
-¿Y qué opinión le merece Sánchez Camacho?
-Se habla mucho, se habló mucho, pero lo cierto es que hay bastante paja. Se le tiró y se dijo, pero la realidad es que hizo mucho bien.
-Pero él negó las apariciones.
-Se habló mucho de él, pero cuando el árbol se quema, pues se la arrima más lumbre.
Eduardo fue expulsado del país por el presidente Porfirio Díaz, pero regresó a México a editar su obra «Ecos de la Quinta del Olvido», que escandalizó todavía más a la sociedad victorense y mexicana.
En los sótanos de Catedral ocupa el cajón 266. Se le identifica como Excelentísimo Señor Obispo.
Hay otras urnas en la sección, como el presbítero Isaías García G., que tiene la inscripción 27 de septiembre de 1971.
También Perfecto Torres Murillo, del primero de mayo de 1969, y otras que no tienen fecha, pero se refieren a los presbíteros Francisco Martínez, Guillermo Cummins, Ascencio Saucedo y Genaro Estrada.
Y una de las primeras preguntas que surgen es ¿por qué sus restos se quedaron aquí, si no había nacido en Victoria ni Tamaulipas?.
Es más, aquí se le satanizó. La gente le llegó a decir «El Obispo del Diablo».
EN CADA SERMON NEGABA A LA GUADALUPANA
Eduardo Sánchez Camacho, El Obispo del Diablo, nació en Hermosillo Sonora.
De acuerdo con los historiadores Juan Fidel Zorrilla y Carlos González Salas, Eduardo fue ungido sacerdote en 1862, y en seguida se doctoró en la Universidad Pontificia de Guadalajara.
Luego fue catedrático del Seminario Mayor de la misma Diócesis, y fungió como capellán de las Hermanas de María Inmaculada.
A la vez fue destinado sacerdote del V Cabildo de la Diócesis, hasta que el Papa León XIII lo nombró segundo Obispo de Tamaulipas el 27 de febrero de 1880.
Fue consagrado el 29 de julio de ese año, y tomó posesión en ciudad Victoria el tres de diciembre de 1881.
Desde su llegada, el Obispo comenzó en sus sermones a negar las apariciones de la Virgen de Guadalupe en el Cerro del Tepeyac.
En cada misa, en cada intervención, Sánchez Camacho negaba la presencia milagrosa de la Guadalupana.
Fue excomulgado en 1889, además de que el presidente Porfirio Díaz lo expulsó del país. Se fue a vivir a los Estados Unidos.
Sin embargo regresó a Tamaulipas en 1900 y se puso a meditar en su quinta El Olvido, ubicada frente al Paseo Méndez, donde ahora se ubica el Instituto Federal Electoral, y es propiedad de la familia Bello López.
Allí escribió un libro, que tituló «Ecos de la Quinta El Olvido».
De acuerdo con datos históricos de la Diócesis de Tamaulipas, pese a que negaba a la virgen morena, el Obispo fue un gran constructor, pues fue el realizador de la hoy Basílica del Refugio, en esta capital.
También fue el constructor de lo que hoy es el ex Asilo Vicentino, donde se encuentran las oficinas de Cultura del Gobierno del Estado, y que más antes fue cuartel militar.
Después que fue excomulgado el Obispo Sánchez Camacho, El Vaticano nombró como tercer Obispo a Filemón Fierro y Terán.
Por supuesto que apareció. Además es un hecho histórico constatado en los libros de la propia Biblioteca Nacional y en las cartas de los clérigos que concurrieron. Pero para el Obispo de las narices por supuesto que no apareció, ¿PORQUÉ? Pues porque era masón, y al fin y al cabo los masones adoran a LUCIFER…en fin, lamentable…pero no hay problema alguno, al final todo se descubrirá. Y el obispo, en fin, que Dios le perdone.
Desde que era pequeño jamás crei en ninguna aparición, no soy fácil de engañar.Tan es asi que no creo en ningún dios, o angeles o fantasmas o milagros. Pero la humanidad por miles de años debido a la ignorancia siempre hay alguien que se aprovecha y los hace creer en algo invisible (pero inexistente) para tener control sobre esas personas y eso se ha venido repitiendo por siglos, y la ignorancia de la humanidad es tanta que proliferaron los individuos con ansias de poder y de alli nacieron las religiones que ahora sufrimos.
Excelente comentario y sintesis de lo que creo tambien!
La Virgen de Guadalupe Original (la de México es una Copia) apareció en el Río Guadalupe de Extramadura España de donde era originario Hernan Cortes ¿quien creen que trajo la virgen?
Busquen en internet «Virgen del Coro de Extremadura España» y veran que es la misma solo con algunos cambios
La Leyenda del Nican Mopohua la inventaron en la Escuela de indios que hubo en Tlatelolco y ahi mismo el Indio pintor Marcos Cipac pinto la Virgen Méxicana
Según Cuando se apareció la virgen Zumarraga estaba en españa y no pudo ser testigo de tal «Milagro»
En la Pagina de Internet de la Orden Franciscana a la que pertenecia Zumarraga al hablar de la biografia de mismo nunca se menciona que fue testigo de tal Milagro por lo mismo que fue un engaño
Y así podríamos enumerar muchisimas cosas mas busquen ustedes mismos en la pagina de los Franciscanos y en Street View de Google Maps visiten los alrededores del Monasterio de Extremadura y todo se llama Guadalupe, los hoteles, los bares, los restaurantes etc, etc
Baste consultar los excelentes trabajos de compilación de Ernesto de la Torre Villar, sobre la bibliografía guadalupana y la traducción que hace el Dr. Miguel León Portilla del manuscrito, Nican Mopohua, que se encuentra en la colección Lenox, de la Biblioteca Pública de Nueva York.
El Dr. León Portilla, perito indiscutible, concluye que ese manuscrito corresponde a los primeros años de la segunda mitad del siglo XVI.
Además asegura que este escrito es una copia de otro documento, original y de fecha anterior. Y lo concluye por el hecho de que el escribano o amanuense que hizo la transcripción se equivocó en dos ocasiones: duplicando dos párrafos.
Si esto no es evidencia histórica, entonces ¿qué cosa sí lo es…?
Solo los espíritus grandes aprenden a reconocer sus errores, especialmente los que tienen su origen en los prejuicios: ahí está Einstein quien por 10 años se dedicó a vituperar el trabajo de Georges Lemaitre, quien planteaba en ese momento su hipótesis del Big Bang, ahora Teoría confirmada, por el solo hecho de que Lemaitre, además de físico teórico, era sacerdote católico. Einstein tardó diez años y tuvo los pantalones para reconocer el talento y aportaciones científicas del P. Lemaitre, a grado tal que aseguraba que si había alguien que mejor entendía la teoría de la relatividad, y potencialmente la del campo unificado, esa persona era el P. Lemaitre.
Veritas liberabit vos!!
Los que parecen estar surcando las desorbitadas y cansadas trayectorias de su pobre inteligencia son los que en este espacio opinan, sin saber del tema, contra la historicidad de la aparición de Nuestra Señora de Guadalupe, por cierto con argumentos tan manoseados como falsos, basados en prejuicios, tales como los referentes al presunto (e inexistente) «silencio» del siglo XVI, a las supuestas discrepancias cronológicas y a la también pretendida «manufactura tardía» de los relatos (por ejemplo, el relacionado al escrito del padre Miguel Sánchez, el cual integra distintos relatos, entre los cuales destaca el Nican Mopohua que ha sido estudiado por especialistas y pertenece sin duda a la época inmediata posterior a las apariciones (1531). Negar la realidad factual de las apariciones basados en la presunción (equivocada por cierto) de que el manuscrito más antiguo que conservamos del relato de las apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe es del siglo XVII, equivale a afirmar, por ejemplo, que si los manuscritos más antiguos que conservamos de las obras del filósofo antiguo Platón son del siglo IX después de Cristo, entonces Platón jamás existió y en cambio fue inventado por un falsificador del siglo IX.
Para un conocimiento más documentado de las Apariciones de la Morenita, y la respuesta a las objeciones más comunes, visiten estos sitios: http://www.proyectoguadalupe.com
y este otro: http://www.luxdomini.com/_gpe/contenido1/guadalupe_icazbalceta1.htm
http://www.luxdomini.com/_gpe/contenido1/guadalupe_impugnadores.htm
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Entre la fecha oficial de las apariciones(del 9 al 12 de diciembre de 1531) a la primera edición del cuentecito del padre Sánchez de 1648 en el que se refiere por primera vez a la falsa historia de las apariciones a Juan Diego, transcurrieron nada menos que 144 años.
Error gravísimo para la credibilidad de la Iglesia Católica, fue la puntada que se aventó don Juan Pablo II al beatificar y finalmente canonizar a Juan Diego un «santo» que nunca existió. Las puertas del cielo rechinaron de vergüenza al dar paso a un personaje de ficción.
Gloria eterna a don Eduardo Sánchez Camacho incorruptible luchador por la verdad.
La culpable del destierro del obispo fue la tal Carmelita Romero de Díaz, esposa del tirano quien fuera la que pidió a su marido que frenara los escándalos que provocaban las declaraciones, comprometidas con la verdad, del obispo de Tamahulipas.
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Tenía razón el obispo don Eduardo Sánchez Camacho:
la Virgen nunca se apareció y Juan Diego no existió.
Según se nos ha dicho, las apariciones de la virgen tuvieron lugar del 9 al 12 de Diciembre de 1531. La ciudad de México-Tenochtitlan, fue tomada por las tropas de Hernán Cortés, el día de San Hipólito del mes de Agosto de 1521, apenas 10 años antes de las supuestas apariciones.
En ningún documento del Siglo XVI, en el que supuestamente se realizó el prodigio, se habla de las apariciones. El argumento de mas peso para negar el milagro es el “silencio universal” que gravita sobre los afanes de los apologistas.
Ninguno de los grandes cronistas del siglo XVI escribieron una sola línea sobre las apariciones: ni Bernal Díaz del Castillo, ni Gomora, ni Fr. Pedro de Gante, ni Fr. Toribio de Benavente “Motolinia” (1578), ni ninguno de los que cito a continuación: Muñoz Camargo (1576), el P. Valdés (1579), el P. Durán (1580), el P. Acosta (1590), Dávila Padilla (1596), Tezozomoc (1598), Ixtlixochitl (1600). Ni Hernán Cortés que escribió 13 “cartas de relación” a Carlos V relatándole los acontecimientos, vida cotidiana y costumbres de los indios, escribió nada sobre la Virgen de Guadalupe; ni tampoco le informó del prodigio en las entrevistas personales que tuvo el conquistador en Toledo con el monarca. Ni el mismo Zumárraga, supuesto testigo del milagro habla una sola palabra de un suceso en el que se le involucraría un siglo después de su muerte. Ni Fr. Bartolomé de las Casas, protector universal de los indios, escribió nada de un suceso que hubiera beneficiado su causa al aparecer la Virgen a un hombre de cuya raza se discutía su racionalidad.
Ni en los archivos históricos de México, ni en el Archivo de Indias de España, ni en los del Vaticano se encuentra ningún documento que hable de esa grande merced que el Cielo tuviera para nuestra nación. Tampoco en las actas de los concilios de la Iglesia Mexicana que tuvieron lugar en esa época ha quedado constancia alguna. ¿Cómo es posible que no se diera parte a la Santa Sede de la presencia de la Madre de Dios en México? ¿Por qué no se notificó al Rey Carlos V de que su reino había sido favorecido con la presencia de la Virgen Santísima?. Para el mismísimo virrey de la Nueva España (nombre de México durante la colonia) pasó desapercibido el prodigio. SILENCIO TOTAL.
La primera vez que se habló de las apariciones fue en un librito titulado «Imagen de la Virgen María» editado en 1648 por padre Miguel Sánchez inventor de las apariciones a Juan Diego.