Cd. Victoria.- Es una pena, una tremenda pena que esté por desaparecer el Gremio Unido de Alijadores (Tampico), precisamente a punto de cumplir su primer centenario.
En los últimos lustros lo manejó con eficiencia y dinamismo Don Gerardo Gómez Castillo, y a su muerte quedó como presidente su yerno Ramón Martínez del Angel, quien está a punto de darle “cristiana sepultura” a la que fue una de las organizaciones cooperativas más poderosas del mundo.
Esa gran pena la recordó este jueves el abogado Gerardo Barra Rivera, quien visitó ciudad Victoria en representación de cooperativistas inconformes con Del Angel, para presentar denuncias ante el Gobierno del Estado por el tortuguismo que mantiene Conciliación y Arbitraje sobre juicios contra sus dirigentes.
Mejor conocido como GUA, fue integrado el 28 de junio de 1911, y desde entonces todo había sido crecimiento económico y eficiencia en la carga y descarga de barcos.
Hasta películas se han filmado con el tema de alijadores y el forjador del gremio, el desaparecido Isauro Alfaro Otero, muerto precisamente por tener una relación sentimental con una mujer casada.
Cuando se abrió el puerto de Altamira, el Grupo Alijadores obtuvo la concesión para el manejo de la carga, y se compraron grúas y maquinaria de lo más moderno.
Hoy, ha perdido Altamira y cuatro de los once tramos de carga-descarga de Tampico.
Debe 300 millones al IMSS y 200 a “Lolita” y tiene embargada toda la maquinaria, según la denuncia de Barra.
Pero también están las demandas de los cooperativistas, por salarios no pagados, que deben tener más derecho que el Seguro y Hacienda.
Del Angel ha vendido 22 propiedades, y perdió ya el edificio histórico y emblemático del GUA por una presunta deuda de dos millones de dólares.
Gran pena por la caída de una organización que le dio lustre a Tamaulipas.
Después de todo, como comentaba el propio abogado: No hay mal ni bien que dure cien años.
“Gerardo también votó –se separó- a la hiija de Don Gerardo”, comenta.
Los historiadores deben prepararse para escribir: “Cien Años de Alijadores en Tampico”.
Alijadores, o Gerardo, fueron benefactores de muchas comunidades tamaulipecas, ya con escuelas, obras de ornato o servicios.
El mismo PRI le debe mucho: El edificio donde ahora se alojan las oficinas de la CNOP estatal.
Claro que alijadores aportó económicamente para hacer realidad el edificio tricolor del boulevard.
Descanse en paz el GUA.
Otra noticia mala es la muerte de Don Santiago Guajardo Barrientos, en Valle Hermoso.
Fue el líder de la comunidad para lograr la emancipación. Se fajó al tu por tu con el entonces Gobernador Horacio Terán Zozaya (apodado “La Grandota”).
En los últimos años, a Don Santiago le daba mucha risa recordar las palabras y la muina de Terán: “Yo no firmo, no firmo y no firmo”, en referencia a que no quería firmar el decreto que le daba autonomía como municipio a la antigua colonia 18 de Marzo.
Aquí se dio una situación inédita en Tamaulipas: El Congreso del Estado hizo municipio libre a Valle Hermoso, pero la Gober (perdón el Gober) se negaba a publicarlo para que se cumpliera (“estaba engúevada”, comentaba Guajardo).
Nos decía el ingeniero Guajardo que durante poco más de tres años hicieron cuando menos 300 viajes a ciudad Victoria para “hacer gestión”, hasta que lograron el objetivo.
Descanse en paz el ingeniero Guajardo Barrientos.
Pero cambiemos de tema y digamos que han transcurrido varios días desde el terremoto que azotó a la hermana entidad de Baja California, y no hemos visto en la ciudad capital y Tamaulipas en general, que alguien se esté “moviendo” o tomándose la foto con “ayudas” o cooperaciones a favor de los damnificados.
Es una pena, una vergüenza que personas e instituciones (incluidos medios de comunicación) hagan de inmediato colectas cuando hay sinistros en entidades muy alejadas de México, como Chile, Haití o Asia ¿para qué ir tan lejos? ¡aquí tenemos las necesidades!.
También ocurrieron fenómenos meteorológicos en Michoacán, pero nadie colectó nada para ayudar a los hermanos en desgracia.
Hay cosas que no se entienden de nuestros coterráneos, o mexicas en general.
Ante de irnos, mire que, ahora que están por comenzar las campañas políticas, estaría bueno que los partidos y los candidatos envíen a su gente al curso: “Cómo ganar la atención de los medios y la opinión pública en la guerra electoral”, que tendrá lugar en la Universidad de Nuevo León el 23 y 24 de abril.
Lo impartirá Mariano A. Bronenberg, un argentino experto en estrategia y comunicación en tiempos de crisis.
Organizado por la Facultad de Ciencias de la Comunicación, el costo es de cinco mil pesillos.
Si en algo les sirve la orientación, no hay de qué agradecer dirigentes partidistas, candidatos y grillos.
Nos vamos.