Tiene ya medio siglo en el medio y su vida encierra una serie de historias interesantes al frente del micrófono, ya como locutor, entrevistador, cronista de la radio.
Eleno Vogel Silva, perteneciente a la Organización Radiofónica Tamaulipeca (ORT), tiene mucho de qué hablar; de sus inicios en la radio, de cuando lo rechazaron porque su voz no era suficientemente ronca, pero interesantes son a la vez los pasajes buenos y malos.
Estos últimos los ha olvidado, dice, y solo conserva lo bueno.
Cierta ocasión, en una feria y exposición, el señor Fernando Elizalde, de la XEBJ, considerado por entonces «el rey de la radio en Victoria», había llevado todo su equipo con aparatos y hasta 20 micrófonos para hacer la transmisión.
Mientras tanto, los de la XEGW solo tenían un micrófono pero también salían al aire.
-El señor nos estaba «checando» y, pues cómo le hacíamos si no teníamos nada…Solo captábamos la señal a través de la radio y la enviábamos con nuestro micrófono a la GW. Nos mandó a la cárcel porque le estábamos robando la señal.
Comenta Vogel:
-En lo que hemos viajado a través de la radio son muchas las satisfacciones y también algunas molestias, pero creo que todo esto se envuelve en una pañoleta mágica de historia, de sueños que hoy, cuando lo veo, ya con la experiencia vivida, tomo lo bueno y, lo malo, lo desecho.
Muy interesante el detalle que ocurrió cuando Eleno, al frente de los micrófonos, fue a entrevistar José López Portillo como candidato a la Presidencia de la República cuando se hallaba hospedado en un hotel del centro de la ciudad.
-Al final le digo: López Portillo ¿me podrías dar trabajo en tu gabinete?
Y me dijo: Déjame ser presidente.
Le contesté: Nooó…hombre de poca fe, ya eres Presidente!.
-Cuando llegó ¿le dio chamba?
-Usted sabe cómo es la política, que te ofrece pero después se les olvida. Yo nunca pensé que me fuera a dar trabajo y, además, si quería, pues tendría que ir a la ciudad de México para decirle: Yo soy el que lo entrevisté ahí, y que te hablé de tu, porque nadie le había hablado de tu.
Y la siguiente.
-En la GW la cabina daba a la calle, teníamos un cristal doble para los ruidos y veíamos mucho para afuera. Me acuerdo que enfrente había unos albañiles y se vino un aguacero, y comenzaron a gritar: Vogel dedícanos una canción! .
Y se pasó el agua y digo en el micrófono: Me da mucho gusto saludar a los maistros albañiles que tengo atrás que aguantaron el mojón…Y entonces todo mundo comenzó a reírse.
Las autoridades eran muy estrictas en cuanto a lo que se trasmitía por radio.
A LAS CHAVAS SE LES CAIAN LOS CALZONES
-¿Todavía tiene programa?
-Afortunadamente!.
-Los escuchas, que no pueden ver al locutor ¿cómo se lo imaginan?.
-De muchas maneras. Antes -estamos hablando que yo estoy aquí desde los 18 años-, cuando tenía 25-27, me imaginaban de unos 40 o 45 años.
Agrega que inclusive a los locutores jóvenes les decían: «Fuma mucho y toma tequila para que las cuerdas bucales se te engruesen y se te haga la voz de hombre. Antes sí, engolaba uno mucho la voz».
Habla de la imagen que el público tiene de él en los últimos tiempos.
-Ahora me dicen que debo tener entre 25 y 27…Son fenómenos que de repente no te explicas, pero claro, la razón es imaginarse. Ahora las chavas te dicen, te hablan de tu y te envuelven en su misma etapa, su misma era, y te afirman: Tienes unos 27 años. Ya cuando salgo expresan: Oye, ¿eres tu Vogel? y les digo que sí.
-¿Antes era más difícil ser locutor que ahora?
-Mucho más difícil, se necesitaba tener personalidad, no en tu figura sino en tu voz, porque en la radio siempre -lo he dicho-, la imaginación no tiene límites. Antes la gente se imaginaba el prototipo de locutor (Don Fernando Elizalde, de la BJ, cuidaba más tu imagen al aire que tu imagen personal).
Algo más:
-Antes eran locutores «jaboneros» porque siempre decían: Jabón palmolive, embellece y enriquece…Y a las chavas de aquel tiempo se les caían las «calcetas»…así de plano.
CREAR LA ORT FUE IDEA SUYA Y DE MIGUEL CHARLES
Eleno tiene cuatro hijos varones y a ninguno le gusta la locución, ni siquiera les llama la atención, y tampoco les interesa tener «buena voz».
-¿Cómo nace esta vocación, cómo se dan los comienzos?
-Mas que por gusto fue por necesidad, porque cuando estábamos en la primaria veíamos cómo los sonidos ambulantes pasaban por la «Juan B. Tijerina», donde estaba, y escuchaba ahí a Andrés García, a Pumarejo y, para entonces, andaba buscando un trabajo en lo que es la cinematografía, la gente que trabaja para los cines.
Me empecé a acomodar como un extra y subí al teatro Juárez, lo que es la cabina de proyección, y uno de los trabajadores traía un carrito de sonido en la calle y me invitó. Un domingo me fui, aprendí, y estuve todos los días con ellos, y recuerdo que mi primer anuncio fue de La Castellana, de Hidalgo y 16, que era para regalar cucharas, platos, tazas…
-¿El perifoneo?
-No, antes no había grabación, todo era en vivo y no perifoneo, era sonido, porque antes no contábamos con cajas acústicas ni nada, agarrabas un micrófono y le ponías un pañuelo para que la voz se te oyera un poco más ronca (teníamos a la BJ que nos daba una impresionante calidad de locutores, y todos queríamos ser como ellos).
Y así, Vogel se fue metiendo hasta que llegó a la BJ a hacer la prueba y, cuando la oyó el señor Elizalde, no la pasó.
-Sin embargo me dijo: Aquí vamos a seguir insistiendo.
Entonces conoció a Jesús Cisneros Mata, uno de los lucotores de la GW, la que se había instalado en 1957.
Le dijo:
-Yo entro a las cinco y media de la mañana, si quieres ir.
Y fue y, el primer anuncio que hizo, fue el de un circo que llegaba a la ciudad. Eso fue allá por 1968.
-Estuve anunciando y dando la hora, porque me quedaba casi toda la mañana para ver qué, y un día llegó Don Jorge Cárdenas González, que era dueño de la difusora y, delante de mi, que no me conocía, comenzó a regañar a Chucho Cisneros: ¿Quién es esa voz tan delgada, espantosa, mugrosa?.
Y yo dije: Bueno, hasta aquí llegué, y me fui a seguir trabajando en los cines. Después Mario Valdez, que era el gerente, me fue a buscar ¿por qué? porque a Chucho Cisneros lo mandaron a Matamoros.
La idea de Organización Radiofónica Tamaulipeca habría salido de Vogel, con el apoyo de Don Miguel Rodríguez Charles, quien era el gerente. Los dos coincidieron.
Y se despide nuestro entrevistado con algo extraordinario.
-Entro a una cabina como si fuera el primer día que me dan la gran oportunidad de mi vida de realizar un sueño. Y entro con la segunda intención: Como si me fuera a morir, o como si me fuera a ir de la empresa.
Y les digo también: Si tu traes problemas, corajes, angustias, traiciones, lo que traigan ustedes, todo déjenlo en una bolsita, déjenlo allá afuera, antes de entrar a la recepción y, cuando salgas te los llevas. Hay que trabajar con esa magnitud, como si fuera el primero y el último día de trabajo o de tu vida.