No hay equivocación en decir que la administración de Arturo Díez Navarro como acalde del Corazón de Tamaulipas (Victoria), lleva la misma ruta que la de Gustavo Cárdenas Gutiérrez: Terminar en la quiebra total por el desmadre administrativo y gastos fuera de control.
Ya solo falta que a Arturo, la CFE le corte el suministro de energía eléctrica por falta de pago, como a Gustavo, y también organice “colectas” de huevos, gallinas y marranos para pagarle a la paraestatal.
Parecen cortados con la misma tijera: Los dos irresponsables, los dos juniors; ambos experimentando con el pueblo victorense, creyendo que es un territorio que les fue regalado para hacer sus caprichos.
Gustavo dejó una deuda millonaria que inclusive el sucesor no pudo pagar. Por las mismas va Arturo, quien debe –lo declara públicamente- hasta 40 millones de pesos a proveedores.
Tavo le quedó a deber sumas millonarias a las farmacias del pueblo (A Chapa jamás le liquidó); Arturito también debe mucha lana a los boticarios por el suministro de medicamentos al personal del ayuntamiento.
Cárdenas propició una policía preventiva represiva y corrupta; también presume de ella Díez.
El Muchacho Alegre hizo 30 promesas concretas que cumpliría durante su administración, pero solo cumplió una: Eliminar decenas de boyas y topes que había en las calles del pueblo.
El Talabosques también hizo tres decenas de promesas, y solo una está cumpliendo: Colocar cientos de topes por las calles.
Los dos coinciden en la realización de obras: No efectuaron ninguna, y menos con recursos propios.
Durante los poco más de dos años y medio que figuró, Tavito presumió siempre las obras federales como suyas. Arturito está haciendo lo mismo, pero con las obras del Gobernador Eugenio Hernández.
En sus informes, El Chico Alegre destacó como sus “obras” principales en la ciudad, la descacharrización, chapoleo, retiro de escombro y pintura de cordones. Por el mismo rumbo va el Rapa Montes.
La más destacada “obra” de Cárdenas en Victoria fue su casa; la de Díez parece ser el crecimiento de su negocio de Práctico Materiales, que ya tiene sucursales.
Tavillo dejó una ciudad abandonada, destruida, llena de baches y en manos de los pandilleros. Arturillo casi lo iguala y pareciera que está en competencia con el panista.
Gutiérrez no sirvió ni para gestionar recursos para obras necesarias; Navarro adolece de la misma falta de cerebro.
Gustavo dejó inconcluso un dren pluvial que se pagó con dineros de la federación. Arturo lleva más de un año con un dren pluvial abandonado: El de la avenida La Paz y, como a Tavo, le importa pura jodida si perjudica a los ciudadanos.
En el último año de administración del chico Cárdenas, la ciudad parecía una boca de lobo; con Díez lleva el mismo rumbo.
Cuando le cortaron la luz al edificio de la presidencia, el Jr. Gutiérrez se alumbraba con veladoras. Seguramente así terminará el Jr. Gutiérrez.
Para evitar que le siguieran cortando la energía desde el transformador, Tavo mandó obstruir con la máquina telescópica de los bomberos; Arterillo seguramente ya la está preparando.
Los colaboradores de Cárdenas se fueron al baño, principalmente su síndico Alfonso Buenfild de la Peña, su cómplice y contlapache. El de Navarro es Avila Hinojosa, también síndico y tapadera de los desmanes; empleado de sus negocios particulares.
Elementos del jefe de la policía cardenista, el coronel Sacramento Aguilar Puerto, hicieron carnitas –en el edificio de la corporación- una marrana que tenía reporte de robo. Seguramente para allá va la gente del Juan José Luna Franco.
Con Tavo nació el pandillerismo en la capital. Seguramente Díez reclamará la corona de haberlo acrecentado y triplicado.
Pero hay algo en que no pueden competir, sino que salieron triunfadores ambos, empataron en diez: Se ganaron el repudio popular.
Ambos en el mismo nivel: Le fallaron al pueblo; unos inútiles, irresponsables, farsantes; regalaron terrenos del municipio a diestra y siniestra; prepotentes.
Los dos emanaron del PAN (sí, porque según los registros de ese partido, sigue siendo militante adherente).
No dude usted querido lector que, un día de estos, Arturo también organice marchas callejeras y “el kilómetro del huevo” para recabar huevos de gallina, marranos y perros –para venderlos- y sacar para pagarle a la CFE.
Tampoco dude que el edificio del ayuntamiento se quedará si energía, lo mismo que las principales calles y avenidas.
Pero mejor nos vamos, y usted, querido lector, haga sus comparaciones.