Fueron guerreros, valientes, dieron su vida por nuestra patria, pero hoy, aquí, están desarmados.
Quién sabe a qué regidor le tocará hacer la recomendación al alcalde Arturo Díez Gutiérrez, o cuál será alguna otra autoridad responsable de darle una «manita de gato» al Monumento a los Héroes de la Patria en las calles 22 y Hidalgo.
A lo largo de los años, y dentro de los festejos del Bicentenario de la Independencia, se han realizado ahí cientos de “homenajes” a los héroes nacionales, pero nadie repara en que el monumento está deteriorado y en el abandono por el paso de los tiempos.
Simplemente, Don Mariano Matamoros e Ignacio Allende, no tienen las espadas a las que estuvieron acostumbrados en su lucha por darnos patria y libertad.
A los dos, solo les quedan las «cachas» de sus armas. El resto, o fue robado por vándalos, o destruido por gente parecida.
El Monumento a los Héroes ha servido para todo, hasta para la demagogia: Varios candidatos de los partidos políticos han iniciado ahí sus campañas.
No cabe duda que, si vivieran, esos grandes héroes de volverían a morir de pena de saber en la situación en que se encuentran.
Se supone que la responsabilidad es del ayuntamiento, pero el alcalde hace oídos sordos a los reclamos ciudadanos.
Tampoco hace caso la jefa del Comité del Bicentenario, Libertad García, quien ha gastado millones de pesos en otras cosas, pero no en conservar esta obra ya bicentenaria.
FUE INSTALADO EN 1910
Se supone que la obra fue la máxima obra realizada por los victorenses en memoria del Primer Centenario de nuestra Independencia, que hoy las autoridades no han sabido mantener en buen estado.
Dicho monumento, que interrumpió la circulación por la hoy llamada calle Miguel Hidalgo, antes la calle Real, fue «inaugurado” el 15 de septiembre de 1910 por el entonces Gobernador Juan B. Castelló, para conmemorar el primer centenario del inicio del movimiento de independencia.
Castelló era tío de la esposa del General Porfirio Díaz, Doña Carmelita, originaria de Tula, y por tal motivo llegó a la gubernatura de Tamaulipas.
De acuerdo con datos históricos, la construcción del monumento fue encomendado a los hermanos Decanini de Monterrey, N. L. , en mármol, aunque también se utilizaron otros materiales en el pedestal.
En la parte superior lleva la figura de Don Miguel Hidalgo y Costilla en recuerdo del momento en que dio el Grito de Dolores para el inicio del movimiento de independencia.
En un segundo nivel van las figuras de Matamoros, Allende, Morelos y Guerrero, aunque estos dos últimos no llevan armas.
En tercer plano aparecen las efigies de Abasolo, Jiménez, Aldama y Doña Josefa Ortiz de Domínguez, en material de piedra.
De acuerdo con el personal que figura en la plaza, en los últimos años el monumento no ha recibido rehabilitación alguna.
Es más, hasta el pebetero que alguna vez fue instalado ahí, fue robado por vándalos.
Dicho recipiente seguramente se utilizó en alguna ocasión para simbolizar el fuego libertario.
Los pisos, al pié del pedestal, lucen destruidos y su aspecto en general es deprimente.
Hace falta mucho mantenimiento.
Cuando la construcción del monumento ciudad Victoria tenía escasos habitantes.
Ya funcionaba la estación del ferrocarril, que por entonces era el centro, el palpitar de los negocios en que giraba el comercio de la capital de Tamaulipas.
La terminal férrea se inauguró por 1884, cuando ya había corridas entre Tampico y Monterrey.
El alumbrado público se había inaugurado el último día de diciembre de 1899, por una donación de Don Manuel González, hijo del Presidente Manuel González, quienes fueron los hombres más ricos de México durante el porfiriato.
En su obra Mis Recuerdos de Ciudad Victoria, el ex Presidente Emilio Portes Gil escribió.
-En 1910, el 15 de septiembre, se celebró el Centenario de la Independencia con diversas festividades. Fue entonces cuando se construyó la columna de la Independencia que existe todavía frente a la estación de ciudad Victoria, en la Plaza Independencia.
En fin, no se sabe a qué autoridad corresponde ponerles su espada a las figuras de los héroes, además de la rehabilitación total del lugar, en este Año del Bicentenario.
LA INAUGURACION FUERON 30 DIAS DE FESTEJOS
«…A continuación la señora Aminta B. Vda. de Mainero, presidenta de la sociedad patriótica juvenil «Hijas de Hidago», conducida por el licenciado Domingo Lavín Escandón, descubrió el monumento que fue saludado por las delirantes aclamaciones de la concurrencia y por el Himno Nacional cantado por las cien voces del orfeón del maestro Miguel Fritsch».
Es la parte medular de la crónica escrita por el maestro Lauro Aguirre, en 1910, sobre los Eventos del Centenario de la Independencia de Ciudad Victoria y, en particular, sobre la debelación del monumento a los héroes, ahora destruido por el paso de los años y sin promesas de rehabilitar.
De acuerdo con la crónica del educador, el monumento ubicado en 22 y 23 Hidalgo, fue descubierto por la Viuda del ex Gobernador Guadalupe Mainero, con el auxilio de Domingo Lavín, quien era el presidente del comité de festividades.
El evento se dio precisamente la tarde del 15 de septiembre de 1910 dentro de las festividades del Primer Centenario de la Independencia.
Son las festividades más largas y emotivas, 30 días, que han realizado los victorenses en los años de historia de su comunidad.
Fue tanta la emotividad y la solidaridad de las autoridades estatales, que dejaron libres a los presos que ya habían cumplido la mitad de sus condenas.
Y sigue la crónica:
-El basamento del monumento fue cubierto de coronas y guirnaldas depositadas por los manifestantes citados, por la sociedad Hijas de Hidalgo, por la Alianza Obrera Progresista, por particulares y por los alumnos de las escuelas primarias y profesionales.
De acuerdo con los documentos de 1910, asistieron un promedio de cinco mil personas a la ceremonia de debelación del monumento, ubicado en lo que antes fue la Plaza de Colón y a partir del primer centenario, Plaza de los Héroes.
Prosiguen los documentos:
-En las esquinas del basamento se levantan las estatuas de Allende, Morelos, Guerrero y Matamoros. En el centro una columna de piedra molar sostiene al padre de la patria, en pié, con el estandarte que recogiera en Atotonilco, en ademán de dirigirse al pueblo que tanto amó y quiso y al que brindó generosamente el holocausto de su vida para ponerlo en el camino de la dignidad y del prestigio.
Agrega Lauro Aguirre, en descripción del monumento, quien por entonces era el secretario del comité de festejos, a la vez que director de la Normal y Preparatoria.
-A sus plantas la campana de dolores llama como lo hiciera en la mañana de luz y de libertad y una inmensa águila con las alas abiertas, como si acabara de abatir el vuelo y buscara equilibrio, destroza con el pico y las garras las cadenas de la esclavitud que ruedan sobre la basa próximas a caer.
Hace un siglo todos los victorenses colaboraron para hacer realidad la construcción del monumento que alguna vez en el 2002 fue destruido en unos cuantos minutos por un grupo de vándalos, al parecer pertenecientes a familias adineradas de la ciudad.
Según periódicos de la época, el comité de festejos fue integrado en 1907, o sea tres años antes del centenario.
Después se reorganizó el tal comité, lo mismo que las comisiones para cumplir con lo programado.
El monumento fue encargado a los italianos Decanini de Monterrey, con toda oportunidad, en mármol de Carrara, el de mejor calidad del mundo.
En total la altura del Monumento a los Héroes es de 12 metros, o sea del piso a la figura de Miguel Hidalgo.
Otro libro, escrito por Don Adalberto J. Arguelles, nos da cuenta de las condiciones económicas y sociales que perduraban en la época del primer centenario.
También contiene el «voceto» de lo que sería el monumento con todos sus medallones, las incrustaciones de pedrado, las figuras de los héroes.
Pero el maestro Aguirre continúa con su crónica:
-La luna, que había permanecido oculta, descorrió los cortinajes de su mansión celeste para alumbrar la escena, y ver aquella luz apacible y suave la bendición del eterno al pueblo que con tanto cariño consagrara al recuerdo de los hombres que lo hicieron libre y grande.
Bajo la dirección del Gobernador porfirista Juan B. Castelló, la conmemoración del centenario abarcó 30 días seguidos, todo el mes de septiembre.
Las jóvenes solteras de la época organizaron un desfile «para demostrar públicamente el entusiasmo del bello sexo y el hecho, bien notorio por cierto, de que no son ellas quienes dejan pasar las fechas de remembranza nacional sin convertir sus corazones en turíbulos de agradecimiento y de amor».
«..Vestidas de blanco y con una rosa tricolor en el pecho llevaron además, coronas y ramilletes para depositarlos ante el monumento de la Independencia».