Ej. Graciano Sánchez, Guemes.- El movimiento se da día y noche, camiones y camionetas que cruzan la sierra, llegan a los San Pedros u otros ejidos, o definitivamente se van para Nuevo León. Otros conductores regresan por el mismo camino en la madrugada.
Pero no son guerrilleros o grupos armados que buscan víveres, como se ha venido diciendo desde hace tiempo, sino los vehículos madereros del rapabosques Carlos Díez Gutiérrez que han intensificado la saca de madera de la Sierra Madre.
Se está extrayendo tanta madera de pino que, ya en el plan, antes de llegar a Santa Rosa, ha sido instalado un moderno aserradero.
El dueño de industrias «El Roble» y sus empleados, son los únicos que perturban este lugar, dicen los vecinos, aunado a conductores de cuatrimotos que se adentran en los bosques, generalmente los fines de semana.
Muchos lugareños trabajan con Díez Gutiérrez desde hace años.
Otros que perturban la quietud de la boca de la sierra, son el naranjero Jorge Cárdenas Gutiérrez y sus empleados que van y vienen al rancho Las Raíces, ubicado por el cañón.
-¿Dónde están lo guerrilleros? preguntamos al comisariado, Miguel Angel Walle Aguilar, un carnicero de abultado vientre.
-Aquí no hemos visto nada. Cualquier cosa rara se da cuenta la gente.
De acuerdo con versiones periodísticas de medios nacionales, la PGR tiene enlistada en Tamaulipas la guerrilla de «Bruno Secuaces», en un ejido que se denomina Graciano Sánchez, sin determinar si es este.
Es mas, los ejidatarios de este lugar ni siquiera tienen sierra en sus propiedades, sino puro plan.
En todo caso, los que son dueños del cerro son los del ejido Boca de San Pedro, que pertenece al municipio de Victoria.
Graciano se fundó en 1927 con los restos de la hacienda de Santa Rita, perteneciente a Gúemes y, los solicitantes de tierra de entonces, prefirieron que se les dieran alrededor de dos mil hectáreas «de puro plan», pero no de sierra.
LOS VECINOS DISTANTES
A los ejidos Graciano Sánchez y La Boca apenas los divide el río. Son vecinos, pero vecinos…Distantes!.
Tienen seis años de pleito en los tribunales; a la fecha en un juzgado de Distrito.
El pleito es por más de mil hectáreas que quieren los de Graciano a la brava, sin estar en su resolución presidencial. Pretenden aprovechar los recursos naturales, como la palmilla camedor, esa que se exporta para la tinta de impresión de los dólares, o bien quieren explotar madera.
El comisariado Walle deja entrever la posibilidad de que la versión de los guerrilleros, haya sido propalada por sus vecinos.
-¿De dónde salió?.
-Creo que por ahí viene el detalle…No sabemos de dónde salió.
Reconoce que ellos no son madereros porque no tienen sierra, aunque dice, «nos acaban de entregar más de mil hectáreas».
Sin embargo su versión es desmentida por el comisariado de La Boca, Jesús Torres Mascorro, quien señala que ellos tienen la posesión y todos los documentos en regla.
-¿Por qué guerrilleros?, volvemos preguntar a Walle.
-Será política…Aquí no hemos visto nada, no sabemos nada.
-¿No conoce a un Bruno…?.
-Solo lo ví en los periódicos. Si hubiera algo, uno de volada se da cuenta.
Y su versión la confirma Mario Alberto Torres, maderero que vive en la sierra y solo de vez en cuando baja a la civilización.
-¿No ha oído nada de los guerrilleros?
-Hasta ahorita que llegué, no…
En este lugar viven alrededor de 120 familias y los ejidatarios son 85.
Aquí todos toman como vacilada eso de los guerrilleros. Si fuera cierto, comentan, ya se hubiera aparecido el Ejército Mexicano, la Rural, los Ministeriales, o de perdido la policía municipal. Pero de esas corporaciones nadie se ha acercado ni por accidente.
-¿De dónde salió eso?
No hemos sabido. El mismo presidente municipal nos habló y le dijimos: Aquí no hay nada, dice otra vez Walle, dando vuelta a sus mismas palabras, sus negativas.
«NI VEMOS NI ESCUCHAMOS»
Mientras tanto, los dirigentes del vecino ejido La Boca de San Pedro, tampoco saben nada ni han visto nada por la sierra, la que es de ellos y les pertenece desde hace 75 años, cuando fue repartida la hacienda del mismo nombre, entonces propiedad de los ancestros de los Cárdenas González y Cárdenas Gutiérrez.
-¿Nunca han oído de gente armada?
-Aquí pasan muchos muebles de noche, y le dan para arriba, pero no sabemos que llevan o traen. Hay mucho movimiento de camionetas y camiones madereros.
Se dice que algunos conductores regresan por Santa Adelaida, allá por el rumbo de Santa Engracia.
En La Boca hay 66 ejidatarios con derechos.
-¿Han oído hablar de un Bruno?
-Pues no, fíjese que no. Y le voy a decir que los que vemos que suben son los de cuatrimotos, pero uno no sabe para donde van.
Los ejidatarios más viejos son Lucas Muñiz y Rafael Márquez, que vienen de la ampliación allá por 1936.
Y precisamente es a Lucas a quien preguntamos.
-¿No se sienten olvidados por el gobierno?
-No hay por qué. Nosotros apoyamos a los del gobierno para que ellos nos apoyen. Cuando nos buscan nos hallan.
La Boca es una comunidad que cuenta centro preescolar, primaria, y tiene una clínica del Seguro Social.
La secundaria está cruzando el río, en Graciano.
Aunque tienen bosque, los de La Boca no explotan la madera, aunque lo harán una vez que concluyan las diferencias que tienen con Graciano, que comenzaron en 1999, cuando el comisariado era Fernando Ramos, como él mismo lo manifiesta mientras espera una reunión del comité de una engorda de mojarra tilapia que tienen.
Graciano se encuentra a 15 kilómetros de terracería partiendo del poblado Santa Rosa, que se ubica a un lado de la carretera interejidal, cruzando el río La Boca.