En su tiempo llegó a decirse que Ciudad Victoria era «un pueblito alrededor de un hotel, por la carretera México-Laredo», como lo manifiesta su actual propietario.
Y es que, para esa época, era un gran hotel, de los mejores de México, lujoso, con cien habitaciones en cinco plantas, cuando las construcciones locales apenas llegaban a dos pisos.
Nos referimos al hotel «Sierra Gorda», en él que han participado cuatro generaciones de la familia Benítez.
A pesar de que en los últimos tiempos se han construido otros, el Sierra Gorda sigue ocupando su lugar, el tradicional, toda una institución.
Hay parejas que se hospedaron ahí en su luna de miel, y 40 años después siguen disfrutando de la hospitalidad que ahí encontraron.
La historia es interesante, dejemos que nos la cuenten sus propietarios.
COSTO CIEN MIL PESOS
Enrique Benítez Garza, gerente del hotel, manifiesta.
-La construcción se hizo a consecuencia del reparto de las haciendas. A mi abuelo le afectaron «El Carmen» y, con la venta del ganado, un préstamo y diez socios, se llevó a cabo.
Comenta que el costo de la edificación fue de cien mil pesos y duró dos años, de 1938 al 40, cuando se puso en servicio.
Cuando ya tenía una parte del dinero para financiar la obra, la idea nació de Don Francisco Benítez Leal, quien pidió el proyecto a su familiar Enrique Benítez Canseco, quien era arquitecto.
El propósito era que, la gente que iba o venía de la capital mexicana hacia la frontera, encontrara un lugar confortable para descansar.
Y tuvo éxito a pesar de la crisis que se vino con la Segunda Guerra Mundial, la que comenzó en el 38 y terminó en el 45.
-Fue un batallar para pagar cuando la guerra, pues la economía se paralizó, comenta hoy Benítez Garza.
Niega que la inversión se haya debido a los recursos que se generaron con la industria henequenera en el centro de la entidad.
-El auge del henequén fue después de terminada la guerra, comenta, cuando alcanzó un gran precio en el mercado.
Por cierto, Benítez Garza se graduó en el área de ingeniería textil porque era la carrera de la época, la de mayor futuro según los padres de familia.
Su abuelo había sido ingeniero civil.
DESDE LA HACIENDA «EL CARMEN»
El ingeniero Francisco Benítez Leal era el dueño de la hacienda «El Carmen» (la familia sigue conservando parte de las tierras), en el municipio de Güemes, cuando finalizaban los años treintas y el Presidente de la República era Lázaro Cárdenas.
La repartición de la tierra había comenzado en 1925 con el Gobernador Emilio Portes Gil, con la hacienda de Santa Engracia.
No obstante, El Carmen se había «escapado» a la mano de los agraristas.
-Lázaro Cárdenas visitó El Carmen y dijo que no se iba a repartir, que quedaría como ejemplo nacional por la tecnología de punta que ahí se utilizaba, comenta Benítez Garza.
Sin embargo, al entonces Gobernador Marte R. Gómez «se le puso» que había que entregarla a los campesinos, y así se hizo.
Fue el comienzo de la derrama económica, por la venta del ganado, que generó recursos para hacer realidad el Sierra Gorda.
-¿Por qué ese nombre?
-En honor del conquistador, Don José de Escandón y Helguera, El Conde de la Sierra Gorda.
El nombre lo conserva desde entonces, y también el estilo colonial de la construcción.
-No hemos cambiado porque así se le conoce en todo el mundo, establece el gerente.
DIAZ ORDAZ SE HOSPEDO AHI
La empleada con más antigùedad es Doña Julia Llerena Guzmán, quien tiene más de 50 años laborando.
Ella dice que, desde que era pequeña y pasaba frente al edificio, siempre deseaba entrar y trabajar ahí.
En 1952 se le concedió el deseo al ingresar como secretaria, y hoy es recepcionista.
Recuerda entre las personalidades políticas que concurrieron a hospedarse, al ex Presidente Díaz Ordaz, con quien ella pidió tomarse una fotografía que conserva.
Dice que los políticos rentaban todo el hotel para instalarse junto con su gente.
También se hospedó en su tiempo Mario Moreno «Cantinflas», cuando estuvo en ciudad Victoria en la proyección estreno de la cinta «777 El Gendarme Desconocido».
Entre los primeros empleados del Sierra Gorda, se encuentra Santos González, recepcionista; El señor Quintana, Subgerente; Irene Berrones, encargada de las llaves; Eusebio Lumbreras, elevadorista, y muchos otros más que hoy escapan a la memoria de quienes ahí laboran.
SIEMPRE DE LA FAMILIA BENITEZ
El auge del hospedaje, dice Enrique Benítez, se debió a que en ese entonces el turismo se desplazaba por carretera y, la única, pues era la México-Laredo. No estaba la Monterrey a Saltillo y San Luís.
Después vinieron los aviones y los visitantes ahora prefieren los vuelos.
Después de iniciar operaciones, la familia Benítez liquidó a los demás socios y se quedó con la administración .
El primer propietario fue el ingeniero Francisco Benítez Leal, quien había sido dueño de la hacienda El Carmen (hoy produce ganado de alto registro).
A su fallecimiento se quedó su hijo Enrique Benítez Martínez.
Y, cuando Don Enrique rindió tributo a la madre tierra en 1968, su lugar fue ocupado por el ingeniero Enrique Benítez Garza.
Siempre un negocio familiar, con él colaboran sus hijos, Eduardo, Patricia y Enrique.
Cuando se inauguró el hotel, en 1940, el ingeniero Benítez Garza apenas tenía 10 años.
LA MUERTE DEL PERIODISTA VILLASANA
El Sierra Gorda se ubica en Ocho e Hidalgo, frente a la plaza del mismo nombre.
Además de sus habitaciones, tiene un salón de juegos, restaurante, bar, amplio estacionamiento y varios giros de conveniencia, como una tabaquería, boletos de lotería y joyería.
El edificio consta de dos elevadores transparentes, que siguen operando como DESDE 1940.
A lo largo de los años, en el hotel solo ha habido un incidente grave, como fue el asesinato del periodista Vicente Villasana, a manos de Julio Osuna de León, quien era entonces el jefe de la policía estatal.
Los hechos se registraron en el cuarto….Cuando, el director de El Mundo de Tampico se encontraba con una dama, su amante, una profesora, y el policía andaba en estado de ebriedad y fue a buscar a su enemigo.
Pero esa es otra historia.
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