Cd. Victoria.- Los municipios de México en general no tienen recursos propios para garantizar su funcionamiento.
Es por eso que, la federación, a través de muy diversos programas, les envía recursos etiquetados para la realización de algunos pagos prioritarios y de inversión en obras.
Sin embargo, algunos alcaldes, como el de Victoria, Arturo Díez Gutiérrez, desvían esa lana para gasto corriente –improductivo-, o sea el pago de personal.
Esto lo habían hecho municipios “chicos”, pero jamás el de la capital de Tamaulipas, que se supone es garante de la Ley y el orden (¿o ya no lo es?).
En reciente sesión de cabildo, fue aprobada la iniciativa del alcalde de distraer hasta seis millones de pesos para el pago de nómina y aguinaldos durante el mes de diciembre.
Se supone que la lana, que viene de la federación, tiene fines muy distintos a los del pago de nóminas.
En Victoria, durante el ejercicio 2009, Arturo Díez Gutiérrez no ha realizado ninguna obra directa del municipio, y solo saluda con sombrero ajeno.
Veamos, si hay algunas acciones en las colonias, de pavimentación, de centros de desarrollo, materiales para construcción, uniformes para policías y algún empleo, ha sido por ciertos programas.
Entre ellos Apaszu, Suma de Voluntades, Fotamun, Fismun, Hábitat, Rescate de espacios públicos, Subsemun, Apoyo al campo y Empleo temporal, donde los funcionarios municipales son los que meten las manotas.
Nada más criminal que, por ejemplo, en la avenida La Paz, el dren pluvial que prometió se terminaría en tres meses, tiene en construcción desde enero, en tanto que los recursos se van al pago de nómina.
Para el 2009, tan solo por Fortamun, Victoria recibirá la suma de 117 millones de pesos, en tanto que por el Fismun (fondo para la infraestructura municipal), la cifra es de 37 melones.
Se supone que es dinero que ya no puede desviarse. Luego vienen las auditorías de la federación para conocer el destino del recurso ¿por eso Arturo Díez tomó el acuerdo de cabildo y no en lo personal?.
Los dineros federales llegan a través del gobierno del estado, pero ya asignados previamente según el número de habitantes de cada municipio.
Las fechas también están calendarizadas, y así por ejemplo, el 30 de noviembre, Arturo Díez estará recibiendo 9.7 millones por el Fortamun, y otro tanto antes del 15 de diciembre, según el calendario publicado en el Periódico Oficial del Estado de fecha 30 de enero del 2009.
La sospecha de los que conocen es que, en lugar de obras y acciones, durante todo el año el municipio está gastando el dinero en pagar la abultada nómina que mantiene, y que incluye a asesores que obtienen ingresos millonarios.
Para el 2010, Arturo Diez ya repartió un gasto de 417 millones que supuestamente tendrá de presupuesto.
Pero da la casualidad que, de esos, apenas 16 millones son por concepto de impuesto predial, que usted y yo pagamos, pero se gastan en los refrescos y sodas de la oficina del alcalde.
Y claro que ese dinero no es suficiente para el pago de sueldos y, por ejemplo, en el 2010, el municipio tendrá que obtener “utilidades” de 3.3 millones de pesos de la Dirección de Tránsito, para pagar gasto corriente.
En otras palabras, los agentes de tránsito deberán levantar infracciones por esa cantidad, a chaleco.
Se supone que los inspectores de la Auditoría Superior y de la Función Pública están pendientes sobre los pesos que se invierten en los municipios.
Ya veremos que sucede cuando se enteren que en Victoria el alcalde distrajo seis melones de pesillos para pagarse sueldos.
Es un vicio que habían mantenido municipios considerados como “chicos”, pero hasta la fecha no hay ningún alcalde o ex alcalde que haya pagado con cárcel sus tarugadas de gastar el dinero que no es suyo.
En resumen: Arturo Díez es un barril sin fondo y de paso se lleva entre las pezuñas a los ciudadanos que esperan alguna obra acción de su autoridad.
Cambiando de tema, mire que en Servicios Periciales de la Procuraduría de Justicia hay denuncias en contra de dos jefecillos que ordenan al personal cometer graves irregularidades, a cometer delitos pues.
Dicen que en ciertos peritajes los obligan a dictaminar en determinado sentido para beneficiar a cierta gente, amigos o compadres, con lo cual sospechan que, además, obtienen lucros.
Se trata de Luís Lauro Torres Bonilla, el Subdirector de la dependencia, y Alfonso Esparza Fernández, coordinador regional en Victoria.
Ambos dicen que “están bien parados arriba”, o sea con los funcionarios de la Procuraduría y el aire les hace lo que le hizo al Benemérito.
Pero además, a los peritos los traen a gorro con la firma de tarjeta electrónica de asistencia, o sea con la entrada y salida, sin registrarles las horas extras que laboran, a veces a altas horas de la noche.
El asunto está por tronar y, de ser así, saldrán a relucir las transas de los aludidos y los nombres de las víctimas inocentes de los peritajes que fueron cambiados por instrucciones de los jefes.
Nos vamos.
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